El Periódico - Castellano

Más aplausos que reproches

Arquitecto­s y diseñadore­s opinan sobre las nuevas propuestas de terrazas, que mantienen la idea de ocupar espacio arrebatado al tráfico y no al peatón. Aunque los expertos consultado­s aprueban algunos de los prototipos, también matizan el planteamie­nto ge

- TONI SUST

Las nuevas terrazas generan reacciones variadas entre los expertos. Para el diseñador Oscar Guayabero, la primera buena noticia es que exista un concurso y que en el jurado del comité que toma las decisiones haya profesiona­les de Fomento de las Artes y el Diseño (FAD): «Que estos prototipos se prueben y que viendo cómo funcionan se hagan mejoras si son necesarias es una buena manera de decidir». «Veo que hay dos tipos, uno más resistente, de hierro y hormigón, y otro más cálido, de madera. Todos incorporan jardineras. Un buen sistema para delimitar espacios de forma amable», añade.

«Me gusta la idea de que necesiten cuidarse. Creo que hacer la ciudad a prueba de vandalismo es erróneo. Cuanto más fuerte es el mobiliario urbano, mayor es el reto para los que lo quieren romper», prosigue el diseñador, especialme­nte interesado en la gestión que se hará de los metros ganados al tráfico. «Cuando los bares estén cerrados, el espacio ganado al coche puede ser para el barrio. Si hacemos que los vecinos lo sientan como suyo, serán los primeros que lo cuidarán», argumenta.

«Era razonable aumentar las terrazas de los bares, pero no en la acera, a menudo repleta de trastos. Tiene que quedar libre para circular», afirma el arquitecto Juli Capella, que considera que la propuesta de terraza «más innovadora» es la de FabLab Alberch, «porque utiliza una madera ecológica que da más calor a las terrazas y añade un toque de naturaleza y comodidad al paisaje urbano, tan duro, de la ciudad».

No a los clones

En su opinión, este modelo «es acogedor para los que están consumiend­o, protege sin intimidar y aporta confort visual a los peatones y los que pasen por allí en un vehículo». Motivos, dice, por los que el resto de ideas, de hormigón o metal, «encajan menos». Sobre la madera, destaca que es lo más ecológico aunque parezca lo contrario.

Capella considera muy positivo que la propuesta sea de una sola materia y cree que lo idóneo sería que no hubiera un solo modelo, sino «una familia que permitiera singularid­ades»: «No hay que ser rígido. Si gana la madera, madera; si gana el metal, metal. No estaría mal que cada propietari­o de bar pudiera personaliz­ar su terraza con algún detalle. Que no sean clones».

Más sucinto, el arquitecto Oscar Tusquets valora algunos propuestas concretas: «Es difícil opinar sin ver los prototipos de las terrazas in situ, pero el de Escofet y el de Urbadis Microarqui­tectura –muy parecidos– me parecen bien».

Por su parte, la arquitecta y urbanista Itziar González tiene claras sus prioridade­s en el espacio público y considera que casan con el modelo previsto. «Los espacios estáticos tienen que instalarse donde están los coches, no las personas. Donde había terrazas, pongamos bancos para estar allí sin consumir. Y quien se lo pueda pagar, que se siente en la terraza», comenta. En su opinión, la jerarquía está clara: «Primero, aceras transitabl­es y accesibles. Hablo de antropolog­ía viaria, no todos caminamos igual. Algunos van en silla de ruedas y hay gente mayor que va cargada».

Voluntad de permanecer

La exconcejal­a también muestra preocupaci­ón por que la operación tenga detrás un planteamie­nto que persiga permanecer: «Es necesaria una estrategia general en el Eixample, tener primero la trama donde irán las terrazas y la franja entre ellas, para que esa zona podamos renaturali­zarla, ganar para siempre el espacio. Las cosas reversible­s tienen el peligro de que lo que ahora ganemos espacio al coche de repente lo perdamos. Tenemos que aplicar un patrón, como lo aplicó Ildefons Cerdà. No podemos dejar que cada esquina sea distinta».

El diseñador Claret Serrahima es el que más crítico se muestra con el plan del consistori­o. «Barcelona está perdida, mareada, y llora. Las nuevas terrazas [las provisiona­les instaladas hasta ahora] han sido fruto de un ejercicio causado por la pandemia, a la vista de que el interior de los bares no estaba habilitado. Unos cuantos así lo entendimos, pese a las dificultad­es generadas para los coches, las motos, los autobuses, las bicicletas, los patinetes y los peatones con perros. No entiendo que ahora que la pandemia se aleja, la propuesta se mantenga y empeore, porque empeora», critica.

«Es desolador que este ayuntamien­to no piense en una Barcelona de futuro. Barcelona siempre ha tenido buenos urbanistas. ¿Dónde están? Han desapareci­do. Estas terrazas serán setas poco comestible­s. Los usuarios beberán cervezas y gintónics pero respirarán humos tóxicos. Es una falta de sentido común desesperan­te». En su opinión, si se persigue beneficiar al peatón, se tienen que ampliar las aceras y mantener en ellas las terrazas.

Los expertos hacen hincapié en la necesidad de dejar las aceras accesibles y transitabl­es

 ?? Manu Mitru ?? De izquierda a derecha, Roger Pallarols, Jaume Collboni, Janet Sanz y Ada Colau, en una de las nuevas terrazas.
Manu Mitru De izquierda a derecha, Roger Pallarols, Jaume Collboni, Janet Sanz y Ada Colau, en una de las nuevas terrazas.

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