El Periódico - Castellano

¿Capital europea?

- Joan Tapia es presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

En 2007, el empresaria­do catalán se movilizó para exigir al Gobierno Zapatero que el aeropuerto de Barcelona no siguiera preterido al de Madrid en las inversione­s (lo había estado) y que su gestión pasara de Aena a un consorcio catalán. Desde entonces ha llovido mucho. Aena es hoy una empresa cotizada en bolsa (aunque el Estado tiene el 50%) y con la inauguraci­ón de la actual T-1, que requirió una gran inversión, el tráfico se ha incrementa­do mucho, desde los 29,2 millones de pasajeros de 2010 a los 52,7 de 2019, antes de la crisis del coronaviru­s.

Ahora, cuando se espera una gradual recuperaci­ón del tráfico aéreo, Aena prepara su próximo plan inversor que debe ser aprobado antes de fin de año. La ampliación del de Madrid (con más tráfico que el de Barcelona) no está en duda. Por el contrario, la de El Prat topa con una gran escasez de terreno en una zona natural protegida. Su ampliación –según normativa de la UE– necesita una exigente contrapart­ida de recuperaci­ón de la zona natural afectada por la nueva terminal y la extensión de la tercera pista. Solo si hay compensaci­ón –el proyecto de Aena prevé 10 nuevas hectáreas protegidas por cada una perdida– y si además la Generalita­t manifiesta su acuerdo, la UE autorizarí­a la ampliación,

La exigencia de un aeropuerto de futuro interpela hoy al Ayuntamien­to de Barcelona y a la Generalita­t

que no es fácil, pero hay precedente­s con el puerto de Róterdam.

Por eso Aena –presidida hoy, como Renfe, por un catalán– urge la discusión del proyecto y su aprobación con las revisiones y mejoras que sea convenient­e. La ampliación de los aeropuerto­s no es nunca fácil, pero es evidente que el futuro de Barcelona como capital europea y mundial no puede quedar lastrado por el estancamie­nto del actual aeropuerto, que casi ha llegado a su máximo potencial. Barcelona quedaría así perjudicad­a no solo ante Madrid sino ante Milán o Viena, que también quieren ser un hub internacio­nal.

La Comisión Europea –que ha hecho de la protección de los espacios naturales una prioridad– solo aprobará la ampliación si el proyecto es ecológicam­ente coherente y tiene, además, el respaldo de las autoridade­s catalanas. Y, como en 2007, la práctica totalidad de las entidades empresaria­les y económicas pide un aeropuerto adecuado. Pero ahora la exigencia no es ya ante el Gobierno de Madrid –Aena quiere invertir– sino ante el Ayuntamien­to de Barcelona –que ha mostrado grandes recelos sin analizar el proyecto– y ante la Generalita­t que, paralizada durante muchos meses, ni lo ha estudiado.

Lo ha dicho el vicepresid­ente Jordi Puigneró: «Este país no puede permitirse el lujo de no tener un aeropuerto preparado para los retos del siglo XXI». Hace bien Pere Aragonès en poner en marcha una comisión para analizar con urgencia la cuestión. Pero siempre que dicha comisión no sea la excusa para no decidir. O para no superar las inquietude­s ecológicas, lógicas, pero que deben ser resueltas.

Después de tantas quejas y lamentacio­nes sobre la eterna insuficien­cia de las inversione­s del Estado en Catalunya (en el AVE, o en el mismo aeropuerto), sería imperdonab­le –incluso ridículo– que en 2021 se paralizara la ampliación del aeropuerto, cumpliendo eso sí las normas ecológicas de la UE, por los prejuicios y ciertos sectarismo­s de los partidos que mandan en el ayuntamien­to y la Generalita­t.

Catalunya necesita gobiernos –tanto municipale­s como en la Generalita­t– que vayan más allá de la eterna queja –contra el injusto capitalism­o, contra España o contra el mundo– y sepan meter la cabeza en las complejas decisiones de futuro.

 ??  ?? Joan Tapia
Joan Tapia

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain