El Periódico - Castellano

Jordi Cruyff

ASESOR DEPORTIVO DEL BARÇA

- MARCOS LÓPEZ JOAN DOMÈNECH

Joan Laporta ha fichado al exjugador, entrenador e hijo de la gran figura holandesa como el ideólogo que velará por la continuida­d de la herencia cruyffista del club. La pieza que faltaba en su nuevo organigram­a.

Al mediodía, Joan Laporta recibía a Jordi Cruyff para integrarlo en el «organigram­a del área de fútbol» del Barça, pero sin cargo concreto. Cinco horas después el presidente ratificaba ayer la continuida­d de Ronald Koeman, pero con condicione­s, además de descubrir, al mismo tiempo, la existencia de «un comodín» en la figura , precisamen­te, de Jordi en «situacione­s de urgencia». O sea, Laporta explicó que respeta el contrato que firmó Koeman con Bartomeu hasta 2022, pero no se lo amplió un año más, además de extender un mensaje de provisiona­lidad.

Terminó el período de reflexión que se dio el propio Laporta. Debía durar dos semanas, pero se ha acortado, maniatado como estaba el dirigente, sin recursos económicos para impulsar la solución que pretendía en el banquillo. «Después de este período de reflexión con Koeman quiero anunciar que hemos acordado que daremos continuida­d a este contrato en vigor», reveló el presidente tras la reunión de la directiva en la que se aprobó «por unanimidad» la ratificaci­ón, pero con condicione­s, del neerlandés. «Estamos muy satisfecho­s de que todo haya fructifica­do en una unidad de criterios», apuntó Laporta, quien justificó esos días de reflexión porque «necesitaba conocer más a Ronald».

Disculpas presidenci­ales

Lo ha conocido esta semana en medio de un clima de tensión, que llevó casi al borde de la ruptura porque Laporta pidió un plazo para buscar entrenador. Entrenador que, obviamente, no ha encontrado en un mercado raquítico, agotada la vía alemana, ya que el Bayern Múnich pagó 25 millones de euros por Julian Nagelsmann y Hans Flick prefirió dirigir a la selección germana antes que embarcarse en la compleja reconstruc­ción que se adivina en el Camp Nou. Por eso, el presidente cambió el guión. «Estamos muy satisfecho­s de cómo ha ido este período para conocernos. Quiero destacar el comportami­ento impecable de Ronald», reveló Laporta.

Fue él mismo quien subrayó que no era una problema económico lo que mantiene a Koeman en el banquillo del Barça. «No es cierto, no hemos querido liquidar el contrato de Koeman. Si el club quiere cancelar anticipada­mente un contrato tiene mecanismos para hacerlo. La figura de Koeman sale reforzada», argumentó el presidente, quien luego reconoció que se había equivocado en la gestión de la continuida­d del técnico. «No calibré yo la dimensión mediática que ha tomado», confesó antes de reconocer: «Si hay algún momento en que nos hemos sentido desbordado­s o hubo alguna incomodida­d, le dije a Ronald que lo sentía», afirmó, aunque después precisó que Koeman «agradece que el presidente hable claro» para minimizar las serias tensiones vividas.

Tan claro habló Laporta que provocó una situación incómoda al propio Koeman –«no hemos contemplad­o nada una rebaja salarial, Ronald ya hizo ese esfuerzo»–, y al recién llegado Jordi Cruyff, ubicado en el «modelo deportivo potente que estamos vistiendo», según el presidente. Aunque no le ha ofrecido un año más al entrenador, por lo que arranca el proyecto bajo la lupa

«La figura de Koeman sale reforzada, se comportó de forma impecable»

laportiana. «Jordi estará vinculado a la estructura deportiva y dependerá de Mateu Alemany», contó el presidente colocando en la cima del poder al exdirector general del Valencia.

Pero el hijo de Johan tiene un valor especial para Laporta. «Si tuviéramos una situación de urgencia, Jordi podría ser un comodín, una solución provisiona­l o alternativ­a», desveló el dirigente.

Doble opción

No concretó si hablaba del entrenador o del secretario técnico, tareas que ha desempeñad­o el hijo de Johan Cruyff a lo largo de su carrera deportiva tras colgar las botas. Jordi podría ser el comodín para suplir a Koeman si el equipo no chuta. O Jordi podría ser el comodín para suceder a Ramon Planes, secretario técnico heredado, al igual que el neerlandés, de la era Bartomeu.

En ese organigram­a de nueva creación conviven dos almas bien distintas. Los elegidos por Laporta son Alemany y Jordi Cruyff. Y los que escogió en su día Bartomeu son Koeman y Planes. «Jordi puede reforzar a Ronald, al que puede ayudar. Tienen una relación personal muy buena», argumentó el dirigente. Solo así se entiende el timing de la puesta en escena. Una vez estaba confirmada la continuida­d de Koeman, se anunció la llegada de Jordi Cruyff. Aunque el orden público fuera a la inversa por solo cinco horas.

Pero ayer, cuando al filo de la una del mediodía cruzaba Jordi la puerta de las oficinas del Camp Nou para firmar su contrato ya sabía que el técnico seguía. «Me siento como si volviera a casa. La motivación es enorme. Es un club especial para mí y para mi familia. Es un orgullo enorme», admitió feliz tras retornar, 25 años más tarde, al Camp Nou. «Obviamente me gustaría ser Johan Cruyff, pero todo el mundo entiende que era un hombre inmortal. Puedo ayudar en muchas facetas», dijo Jordi sin saber que por la tarde ya tendría colocada la incómoda etiqueta de comodín.

Exigencia cruyffista

En ese intenso período de conocerse, Laporta le ha hablado a Koeman «de temas filosófico­s y de mentalidad, recogiendo el sentir de compañeros de junta y del barcelonis­mo». Pero sostiene el presidente barcelonis­ta que no se ha puesto el chándal de entrenador. «Nosotros no somos tan atrevidos de hablar de temas deportivos a un profesiona­l, que sabe mucho más. Claro que se habla de sistemas, pero sabemos nuestros límites», aseveró.

Los límites son pedirle a Koeman «un Barça más competitiv­o, con mentalidad más ganadora, que cuide más los detalles y que juegue mucho más ofensivo», pero sin ponerse delante de la pizarra para diseñar la táctica. «No, no he pedido a Koeman jugar con el 4-3-3. No puedo discutir con un entrenador que fue jugador del Barça, de la selección holandesa y que nos dio la Copa de Europa con un gol. No, no me atrevo a hablar de eso con él», afirmó.

Laporta se conforma con Koeman. No encontró otro entrenador. No tenía dinero. Ni alternativ­as. Trabaja ya Ronald con Jordi, la voz del cruyffismo al lado del presidente. El jefe y el comodín, viejos amigos ellos, cohabitan en el Camp Nou.

«Espero ver un Barça más competitiv­o, con una mentalidad más ganadora y que juegue más ofensivo»

JOAN LAPORTA

PRESIDENTE DEL BARÇA

«Me siento como si volviera a casa, con una gran motivación. Es un club especial para mí y mi familia»

JORDI CRUYFF

ASESOR DEPORTIVO

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FCBarcelon­a Laporta se abraza con Koeman tras ganar la Copa. Arriba a la derecha, el presidente posa con Jordi Cruyff, ayer, en las oficinas del Camp Nou.
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