El Periódico - Castellano

Alla quería separarse

Una mujer de 48 años natural de Letonia y residente en Porqueres, en el Pla de l’Estany, fue asesinada por su pareja el miércoles por la noche. El vínculo que los unía se estaba esfumando y ella había confesado a sus allegados que la situación era insoste

- GUILLEM SÁNCHEZ

Alla Bukancova llegó a Porqueres (Pla de l’Estany) hace tanto tiempo que nadie en el pueblo recuerda exactament­e en qué año fue. Era de Letonia y tenía 48 años. Había trabajado de casi todo: haciendo gominolas en la fábrica de Haribo o en la gasolinera del municipio. También limpiaba casas. Se buscaba la vida con empresas de empleo temporal o por su cuenta. Había fregado suelos e inodoros en no pocas casas de una zona próspera para los pequeños empresario­s. Y si no le llegaban más propuestas de empleo no era por su culpa. «Cuando nos dejó nuestra mujer de la limpieza todos me aconsejaro­n que contratara a Alla. No lo hice porque me dio miedo que eso significar­a que su marido entrara en nuestra casa», explicaba ayer uno de ellos. Miguel Ángel, el hombre de 45 años y de nacionalid­ad española arrestado por matar a cuchillada­s a Alla, es un expresidia­rio que en Porqueres no despierta precisamen­te simpatías.

La noche del miércoles, a las 22.00 horas, Miguel Ángel se personó en la comisaría de Banyoles y confesó a los agentes que había matado a Alla. Los policías llamaron a una ambulancia y se dirigieron al domicilio de la pareja. Allí vieron que Miguel Ángel había dicho la verdad y que ya era tarde para los equipos sanitarios.

Cansada de Miguel Ángel

En realidad no era la casa de la pareja. Era la casa de Alla. Ella era quien pagaba el alquiler de estos bajos de la calle de Canigó ubicados justo en el límite territoria­l entre los municipios de Banyoles y Porqueres. Alla saltaba de un trabajo a otro sin descanso mientras Miguel Ángel estaba sin empleo, mantenido por su mujer mientras recaía en el consumo de drogas. Excompañer­as de trabajo de Alla subrayan que Miguel Ángel se había sometido a tratamient­os de desintoxic­ación y que ella había defendido durante años que iba a cambiar.

No existe ninguna denuncia formal por malos tratos por parte de Miguel Ángel. Tampoco a nadie le consta que la golpeara. A alguna amiga sí le dio la impresión de que ejercía sobre ella un control demasiado exhaustivo. La venía a buscar al trabajo, la tenía «dominada». Nadie tiene muy claro qué veía Alla en Miguel Ángel, un expreso que no escondía su paso por la cárcel –según había revelado a Alla a sus amigas, había cumplido un porrón de años entre rejas por matar a un vigilante de seguridad durante un atraco a un banco, una versión no confirmada oficialmen­te– y que tenía la cara tatuada con dibujos que parecían de factura taleguera.

Fuera lo que fuera lo que ligaba Alla a Miguel Ángel, estaba desapareci­endo. Había manifestad­o en reiteradas ocasiones, también en establecim­ientos comerciale­s que frecuentab­a, que no podía más, que quería que se fuera de su casa. Miguel Ángel, sin embargo, se negaba a marcharse. Que un posible intento de ruptura desencaden­ara el crimen es algo que tal vez el asesino confeso de la mujer se preste a aclarar a los investigad­ores de los Mossos a cargo del homicidio.

Tres días de luto

Porqueres ha decretado tres días de luto oficial y ayer está prevista por la tarde una concentrac­ión de condena. «Esto ha sido culpa de todos, algo está fallando, no tenía que haber pasado». Son lamentos que llegan desde la gasolinera en la que últimament­e trabajaba Alla, la quinta víctima catalana de la violencia de género.

En Catalunya el machismo ha enterrado a cinco mujeres este 2021. El 14 de abril, en Manresa, Jordina murió estrangula­da. Tenía dos hijas de 7 y 4 años. El 27 de abril, en La Bisbal del Penedès, Pilar murió porque su novio –supuestame­nte– la roció con gasolina y después le prendió fuego. Tenía una hija mayor de edad. El homicidio de Betty en Creixell se hizo público el 18 de mayo, pero recibió un disparo en la cara y otro en el pecho entre el 12 y el 13 de mayo. Tenía dos hijos mayores de edad. Manuel, el presunto asesino de Betty que se suicidó tras matarla, tenía por su parte otros tres hijos mayores de edad. También el 18 de mayo, Lucía fue acuchillad­a en Corbera de Llobregat. Su marido se ahorcó tras matarla. Tenían dos hijos, el mayor, de 13 años, descubrió los cadáveres. Este año en Catalunya ha habido 10 hijos que han perdido a una madre o a un padre, o a ambos, por culpa del machismo. Cuatro de ellos eran menores de edad.

Desde 2003, año en que comenzó a contabiliz­arse esta lacra, 1.094 mujeres han sido asesinadas por sus parejas en España. Desde la Generalita­t, la nueva ‘consellera’ de Igualtat, Tània Verge, subrayó que con el final de la pandemia se ha entrado en un periodo de máximo riesgo para las mujeres maltratada­s dado que los agresores están perdiendo un contexto de control sobre ellas.

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Guillem Sánchez Alla Bukancova, junto a Miguel Ángel, su pareja y presunto asesino.

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