El comercio del centro denuncia más robos con la vuelta turística
La Associació del Passeig de Gràcia pide un refuerzo de la seguridad para evitar hurtos violentos en las zonas más visitadas que lastren la recuperación del sector.
El eje comercial más famoso de Barcelona, el paseo de Gràcia, vuelve a latir tras meses de escasa actividad con la flexibilización de las restricciones anticovid y la lenta pero progresiva vuelta del turismo. La Associació del Passeig de Gràcia, que representa a tiendas, restaurantes y hoteles, se muestra esperanzada con la reactivación pero ayer advirtió de que el regreso de visitantes foráneos «se está viendo oscurecido» por un incremento de la delincuencia. El presidente de la entidad, Luis Sans, alertó de que «la situación es insostenible» y tiene «preocupados» a los operadores.
El representante del eje explicó a EL PERIÓDICO que los actos delictivos se han multiplicado desde principios de mayo. La entidad reclama con urgencia un refuerzo de la seguridad para evitar hurtos y robos en las principales zonas turísticas de la ciudad, en especial en el paseo de Gràcia, donde el 90% de los establecimientos hoteleros ya están abiertos. Según datos del sector, la ocupación hotelera en Barcelona ronda el 30% y crecerá hasta el 60% cara a julio, lo que devolverá el turismo a las calles y, por tanto, el negocio a la hostelería y al comercio del centro. No obstante, Sans teme que el aumento de robos pueda lastrar el esperado despegue de este verano.
Con violencia e impunidad
La entidad denuncia que el aumento de la actividad comercial y la afluencia de clientes en el paseo han comportado la reactivación de la delincuencia «con más intensidad e incluso con más violencia». «Son personas que actúan en pequeños grupos, de dos o tres individuos. Y lo hacen en plena calle, impunemente, robando relojes, joyas y carteras a los turistas e incluso agrediendo físicamente a la salida de hoteles y comercios», añade.
La asociación advierte asimismo de que, en paralelo, han aumentado los robos en el interior de vehículos estacionados en aparcamientos y reclama «un refuerzo de la seguridad en la ciudad para evitar la actividad delictiva de carteristas y ladrones reincidentes en la vía pública». Antes de la pandemia el eje ya batalló para incrementar la presencia policial preventiva en la zona y constató una mejoría. Pero durante la crisis sanitaria, sin compradores en sus tiendas de lujo y sin huéspedes en sus hoteles, la delincuencia también estuvo congelada. Su vuelta a la calle se ha producido más rápido de lo que esperaban.
«No podemos permitir que pongan en riesgo el turismo que comienza a respirar tras el covid», sentencia el mismo portavoz con la vista puesta en un flujo turístico que subirá a partir del lunes, cuando se abren las fronteras comunitarias para viajeros procedentes de fuera de la UE que ya hayan completado el proceso de vacunación, y del 1 de julio, cuando se prevé implementar el certificado verde digital en Europa. De momento, los principales visitantes son nacionales, franceses, alemanes y rusos.
Los comerciantes también vuelven a poner sobre la mesa la urgencia de reformar el Código Penal para elevar las penas a los multirreincidentes, los que más se ceban en las zonas turísticas. Pero destacan, como positiva, la nueva oficina de atención ciudadana conjunta con Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana en la calle de Aragó, que ayudará a facilitar las denuncias.