Naturalismo onírico en la España vacía
La directora Ainhoa Rodríguez apuesta por una mezcla explosiva entre realismo y psicodélica en una de las óperas primas más originales del año sobre desaparición y empoderamiento.
Un pueblo suspendido en el tiempo donde solo quedan mayores aferrados a su modo de vida. De noche se encienden luces misteriosas. Las mujeres, hartas de la tradición heteropatrical, se liberan en meriendas que despiertan su sexualidad.
Entre esos elementos que nos llevan de lo cotidiano al surrealismo se mueve la ópera prima de Ainhoa Rodríguez, Destello bravío, una de esas películas que funcionan como un objeto no identificado en el panorama cinematográfico y que nos embarga con su singularidad.
La directora, extremeña, pasó un tiempo viviendo en la comunidad que retrata para empaparse de su idiosincrasia. Escribió un guion abierto, con millones de ideas, para configurar su propuesta onírico-naturalista.
«La cotidianidad y la transgresión está en el ADN español. Quería plasmar las raíces como un elemento emocional, pero imbricarlo con las leyendas, los sueños», cuenta Ainhoa Rodríguez tras presentar la película en la Sección Oficial del Festival de Málaga.
Destello bravío mezcla el documental observacional con la ficción y la fantasía. Está compuesta por breves estampas que nos introducen a los personajes y los espacios que habitan para pasar desde lo cómico a lo oscuro, de lo absurdo a lo atávico, de lo sugerente a la pulsión más primitiva.
Pero hay dos elementos que se convierten en fundamentales en la película: la reivindicación del pueblo como lugar olvidado en el capitalismo y las mujeres y la necesidad de darles una voz propia. «Elegir a mujeres maduras invisibilizadas es colocarte en un lugar. Quería elegir cuerpos que no fueran normativos, paisajes que no salieran en el cine español, acentos que estén fuera de la órbita. Rodar donde no pasa nada, fuera del ruido. Para mí eso forma parte de una idea y de una estética», continúa explicando la directora.
¿Y qué es Destello bravío? Una de las protagonistas registra con una grabadora todo lo que ocurre a su alrededor. «Va a pasar un destello bravo, bravío, que nos va a borrar del mapa», comenta. La muerte como idea física, pero también metafórica, de un lugar a punto de desaparecer de la faz de la tierra.