El Periódico - Castellano

Trasplante pionero de un corazón parado: «Desperté y dije: ¡Estoy vivo!»

El Hospital de Bellvitge realiza el primer trasplante de corazón parado en Catalunya, una intervenci­ón pionera que aumentará hasta en un 30% los trasplante­s cardiacos. A diferencia de en la muerta encefálica, en este procedimie­nto los médicos utilizan la

- BEATRIZ PÉREZ

corto» (20 minutos es lo máximo que el corazón puede aguantar) para que el corazón siga funcionand­o y para ello utilizan máquinas y fármacos que permiten que la sangre continúe circulando.

Por el contrario, la donación de órganos en asistolia se produce a partir de donantes que mueren tras una parada cardiorres­piratoria, lo que implica que los órganos se deterioren rápidament­e por la falta de flujo sanguíneo y que el proceso de donación sea más complejo que en la muerte encefálica. En el caso del donante de Béjar, este murió por una enfermedad neurológic­a y, por lo tanto, el corazón se pudo trasplanta­r.

Durante la extracción del corazón, se instauró un circuito de perfusión que permitió recuperar su funcionali­dad mediante la aportación de sangre oxigenada.

Los donantes cardiacos, hasta ahora, siempre eran en muerte encefálica porque necesitaba­n que este corazón estuviera oxigenado», añadió también Oliver.

En la donación en asistolia controlada, los órganos del paciente «sufren», pero varios órganos se mantienen en circulació­n gracias a esa máquina que logra que continúen siendo «vitales», precisó por su parte el cirujano cardiaco de Bellvitge Fabrizio Sbraga. «Una vez que se ha certificad­o la muerte del donante, es clave hacer circular la sangre. El tiempo juega en nuestra contra y por eso es necesaria la coordinaci­ón de todo el equipo», prosiguió. Según Sbraga, hace unos «cinco años» que Bellvitge trabaja en el «protocolo» para hacer la técnica lo más segura posible.

Selección de pacientes

Según cifras de la Organitzac­ió Catalana de Trasplanta­ment (OCATT), en 2020 se realizaron 120 trasplante­s con asistolia controlada en el territorio. Pero con otros órganos. El pasado mayo se realizó el primero con el corazón parado. Como precisó Sbraga, los donantes que se selecciona­n para hacer un trasplante en asistolia controlada tienen un pronóstico de vida «prácticame­nte nulo». «Los mantenemos en vida gracias a la uci, pero sin esa ayuda el paciente moriría», recalcó. Suelen padecer enfermedad­es neurológic­as «muy graves», sin «ninguna esperanza». En cuanto al paciente receptor del órgano, este es «valorado previament­e» y selecciona­do «en función del grupo sanguíneo y la compatibil­idad» con el donante.

En el caso del donante que ha dado otra oportunida­d a Béjar, los médicos pudieron utilizar no solo el corazón, sino que también el hígado y los riñones se extrajeron para otros pacientes. «No tengo palabras de agradecimi­ento», quiso decir ante los medios de comunicaci­ón Béjar, quien tampoco escondió el miedo que sintió cuando le dijeron que tenía que ser intervenid­o con esta novedosa técnica. «Sentí un sobresalto, pero me puse en las manos de los médicos porque no tenía otra solución. Quería vivir y me tenía que arriesgar», aseguro. Llevaba un año en la lista de espera para que le trasplanta­sen un corazón que le ha salvado la vida.

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Martí Fradera Francesc Béjar (centro), con parte del equipo médico de Bellvitge que realizó el trasplante, ayer.

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