El ‘espíritu de Colón’ no logra unir a las derechas catalanas
> A diferencia de la unidad en la manifestación de Madrid, Cs impulsa una protesta en BCN contra los indultos a la que arrastra al PP pero no a Vox
Ciutadans hace all in en una partida de póker disputada entre las derechas. Los naranjas han convocado para mañana una concentración frente a la Delegación del Gobierno en Barcelona contra la concesión de indultos a los independentistas encarcelados por el 1-O . Los temores al pinchazo, tras el descalabro electoral del 14-F, no han propiciado una retirada, aconsejada en privado por algunos representantes del mundo constitucionalista. Los naranjas son conscientes de lo que se juegan porque ya no arrastran la marabunta de 2017 y porque el PSC ha captado buena parte de su electorado, pero ponen toda la carne en el asador con la presencia confirmada de Inés Arrimadas.
El PP finalmente se sumará, sin aspavientos, a la protesta, mientras Vox se desmarca públicamente alegando que no participa en manifestaciones organizadas por partidos y no por la sociedad civil. Todos quieren ser los promotores de una movilización exitosa, pero pocos están dispuestos a responsabilizarse de un fracaso. Pese a esto, en Cs admiten que, aunque no reúnan a las masas, como mínimo podrán alardear de haber intentado «plantar cara».
La formación liderada por Carlos Carrizosa se ha esforzado en arrastrar a Societat Civil Catalana (SCC), Impulso Ciudadano y otras 11 entidades minoritarias que, pese a no convocar oficialmente la concentración, colaborarán.
El «sentir mayoritario»
Tras la primera manifestación en la plaza madrileña de Colón, SCC fijó por estatutos que «entendiendo la lógica de la lucha electoral entre los partidos del ámbito constitucionalista, como entidad se abstendrá de participar en actos en los que se ataque a ninguno de ellos». Sin embargo, la junta decidió que la voluntad de indultar a los presos por parte del Gobierno requiere de la presencia de su presidente, Fernando Sánchez Costa, en representación del «sentir mayoritario» –no unánime, advierten fuentes de SCC–, que es el rechazo al perdón.
Pero para desmarcarse de la estela partidista, la Mesa Cívica Constitucionalista, que aglutina a una veintena de organizaciones, se plantó el martes en el mismo sitio en el que se reencontrarán mañana para exigir al Ejecutivo central que «no ceda ante el independentismo». Fuentes de esta plataforma aseguran que no invitaron a los partidos precisamente para marcar distancias con su batalla electoralista y se reunieron con la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera.
Según fuentes presentes en el encuentro, este fue «cordial» y Cunillera se comprometió a trasladar al presidente Pedro Sánchez sus reivindicaciones a la vez que garantizó el cumplimiento del ordenamiento jurídico.
«No se dan las condiciones», repiten sobre los indultos. A su juicio, aunque la ley no lo requiera, el Gobierno debería exigir un compromiso a los independentistas presos con el cumplimiento de la legalidad. Si esto no se precisa, apuntan, no hay «garantías» de que no vuelvan a repetirse en Catalunya episodios como los del otoño de 2017.
«Hay un nuevo romance entre las élites de Barcelona y Madrid y, en este amor ciego, hay algunos que van a ser invisibilizados, los constitucionalistas, que muchas veces hemos tragado en silencio. Pero ya no más», advirtió el presidente de SCC. «No queremos ser moneda de cambio para nada. Pedimos lealtad al Gobierno», añadió el líder de Impulso Ciudadano, José Domingo.
Los populares, después de meditarlo, han terminado confirmando su participación. A la convocatoria acudirán el jefe de filas en Catalunya, Alejandro Fernández, y el secretario general, Santi Rodríguez, pero marcarán un perfil bajo. «No podíamos no estar, pero tampoco nos implicaremos demasiado», dicen desde el PPC.
Una polémica «estéril»
Paralelamente, han tenido que hacer frente a una polémica que creen «estéril» por no haber montado carpas para recoger firmas contra los indultos en Catalunya, una acción promovida desde la dirección nacional que genera recelos en territorio catalán porque constataron el fiasco –reconocido con el tiempo por algunos líderes de aquel momento– de esta misma iniciativa contra el Estatut.
«Compartimos el posicionamiento, pero esta estrategia, que funciona en algunas partes de España, en Catalunya no funciona», reconoce una voz que justifica no destinar esfuerzos a ello y aparcar el resto del trabajo. «Es cuestión de prioridades», señala. Así se acordó con la dirección nacional del partido, ya que en la cúpula catalana coincidían de forma «unánime» en el planteamiento. Fuentes del PPC señalan que las firmas se recabarán online y dentro de las sedes, pero en Barcelona habrá una mesa en la calle y ya hay municipios como Castelldefels en los que sí se montarán carpas.
Mientras, Vox está a la espera de que la segunda fotografía de Colón le beneficie tanto como la primera. Desde el partido no descartan movilizarse en Barcelona, pero otro día y sin el sello de Cs.
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