La Guardia Civil cree que Gimeno drogó a sus hijas antes de matarlas
➤ Los investigadores hallaron blísteres de medicamentos en el comedor de la casa donde creen que asesinó a Olivia y Anna
Todo indica que Tomás Gimeno mató a sus hijas sin dejar rastro de sangre. No hay sangre de Olivia y Anna en la lancha, ni en el coche, ni en la casa de Candelaria (Tenerife) donde las llevó tras recogerlas de casa de los abuelos el último día que las vieron vivas, el pasado 27 de mayo. Pero los investigadores de la Guardia Civil, que registraron ese domicilio hasta cinco veces, ayudados por los agentes caninos Junco y Bill, encontraron allí varios blísteres de medicamentos, según ha sabido EL PERIÓDICO.
Los envases estaban a medias, se habían tomado muchas pastillas. Algunos eran calmantes y otros relajantes musculares. Y estaban también a la vista, colocados y abiertos sobre una mesa del comedor de la casa. Por eso la Guardia Civil cree que aquel 27 de mayo Gimeno drogó a sus hijas antes de matarlas, meterlas en dos grandes bolsas tipo petate, trasladarlas en su coche hasta el puerto Marina Tenerife, subirlas a su lancha y luego arrojarlas al mar.
Noventa minutos
Las niñas habrían llegado con su padre a la casa hacia las ocho de la tarde. El hombre seguía viviendo allí después de que, el verano anterior, su mujer y madre de las niñas decidiera separarse de él. Gimeno llegó solo en su coche al puerto Marina Tenerife. Allí cargó seis bultos en su lancha. Dos de ellos eran las grandes bolsas tipo petate. En las imágenes de las cámaras de seguridad no se ve a sus hijas en ningún momento. El vigilante del puerto tampoco las vio.
El cuerpo de la hija mayor, Olivia, de seis años, fue recuperado la tarde del jueves a más de mil metros de profundidad. Estaba dentro de uno de los petates.
Muy cerca estaba el otro, abierto y vacío. Ambos habían sido atados al ancla de la lancha de Gimeno. El cadáver de la niña fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se le practicará la autopsia. Se espera que esa prueba pueda determinar si la niña fue drogada.
Los investigadores y los expertos a bordo del barco Ángeles Alvariño tratan de encontrar bajo el agua el cuerpo de la pequeña Anna, de un año. Y también el de su padre y supuesto asesino. En la lancha, que apareció a la deriva a la mañana siguiente, la Guardia Civil recuperó también un rollo usado de cinta americana, utilizada para embalar o para atar.