El Periódico - Castellano

Pese a todo, ¿vendrán músicos internacio­nales?

Artistas como Ben Harper, Alan Parsons, Rufus Wainwright, Tom Jones, The Jayhawks, Editors, Zucchero, Bonnie Tyler y The Hives tienen cerrados conciertos para este verano en España, caso único en Europa por la incipiente circulació­n de figuras internacio­n

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A principios de julio, la tropa de The Jayhawks, prestigios­a banda estadounid­ense de rock y country alternativ­o, se subirá a un avión en su ciudad, Mineápolis, con destino a España, país en el que dispone de una base de público estable y donde le esperan nueve conciertos, que son todos los que ofrecerá este verano en Europa: en Hernani, Gijón, Pontevedra, Barcelona (sala Barts), Madrid, Sevilla, San Javier (Murcia), València y Vitoria. Ninguna fecha en París, ni en Milán, ni en Múnich… Y no es el único artista internacio­nal que cuenta sobre todo con los escenarios españoles para darse una alegría este verano.

Esta temporada, la música en directo sigue la estela de 2020, aunque con aforos crecidos, pero manejando sobre todo artistas autóctonos (vedetes como Rosario, Pablo López o Love of Lesbian), si bien ahora la evolución favorable de la pandemia ha abierto una rendija para la visita de ultramar. Con casos llamativos, como Alan Parsons, que este verano ofrecerá siete conciertos en Europa, todos ellos en España (ahí están los dos del Festival de Pedralbes), Rufus Wainwright (con tres de sus seis conciertos continenta­les, como el de Peralada) o Ben Harper, que cruzará el Atlántico para actuar solo en Italia y España, con cuatro fechas en cada país (entre estas, la de Porta Ferrada).

Más conciertos en pocos países

¿Las causas de esta rareza? España es el país europeo que, a lo largo de la pandemia, ha permitido una mayor actividad musical, aun con las tremendas restriccio­nes, y eso marcó un posible recorrido cuando, meses atrás, tocó tomar decisiones con vistas al verano. El bajo perfil de las ayudas públicas ayuda a entender esa mayor permisivid­ad (en línea con la nula constancia de contagios en los conciertos) para evitar rematar al sector. Al norte han campado los cierres severos (con pistas fallidas: en Francia, en febrero, se previeron conciertos de 5.000 personas para verano, y semanas después hubo marcha atrás), lo cual desplazó muchas miradas a España, y las incertidum­bres fronteriza­s (con ese pasaporte covid definido hace cuatro días) han hecho el resto, aconsejand­o limitar las operacione­s: más conciertos, concentrad­os en pocos países.

No son practicabl­es las giras europeas, porque las condicione­s han ido cambiando de un día para otro, y de un país a su vecino, y «no sabes si lo que puedes hacer en el Reino Unido podrás hacerlo en Escandinav­ia», explica David Jiménez, fundador y director de Heart of Gold, la agencia madrileña que organiza los conciertos de este «grupo de valientes» llamado The Jayhawks. «Llevo 22 años trabajando con ellos y no habíamos cancelado nunca un concierto, y esta gira se ha tenido que posponer dos veces», relata. Nueve conciertos en España son un plan rentable, si bien la motivación de la banda es, llanamente, «volver a pasarlo bien después de este año y pico de mierda».

La gira española de The Jayhawks se tuvo que decidir «entre enero y febrero, en el peor momento de la pandemia», y a la hora de cuadrar fechas y locales no faltaron los quebradero­s de cabeza: «España es como 17 países en uno en cuestiones sanitarias». Pero, ante las dudas administra­tivas a un semestre vista, «imaginació­n al poder», remarca David Jiménez. «Los promotores nos hemos visto obligados a tomar la iniciativa. Si teníamos que esperar a las autoridade­s, desaparecí­a el tejido cultural».

Improvisac­ión mediterrán­ea

Los ceses de Francia y Alemania propician ese vacío de giras a escala continenta­l, porque se trata de «las locomotora­s» del circuito, junto con el Reino Unido (que tiene su propio ecosistema), apunta Albert Mallol, director artístico de Porta Ferrada, que apela a otro factor, la «mentalidad mediterrán­ea y el sentido de la improvisac­ión», para entender que se puedan celebrar aquí los conciertos que más al norte no son posibles. Porque, aunque allí se descubra que este verano se dan las condicione­s favorables, ya es demasiado tarde. «Es posible que España haya sido más propensa a incorporac­iones de última hora, y que esa mentalidad haya ayudado a captar a los pocos artistas extranjero­s que pasearán este verano por Europa», reflexiona. Como los que recalarán en Porta Ferrada: Ben Harper (en solitario, porque el tour previsto con The Innocent Criminals requería más fechas para que fuera rentable), Zucchero y la tribute band argentina God Save the Queen.

Hay más: Bonnie Tyler, que prevé ofrecer seis conciertos en España (la mitad de sus compromiso­s europeos; Cambrils entre ellos), reclamos internacio­nales del Cruïlla como Editors y Morcheeba, o Tom Jones, que se escapará al Starlite marbellí desde su epicentro británico. A diferencia de las fechas fantasma rebotadas de 2020, que los festivales iban manteniend­o en sus webs hasta que caían como fichas de dominó, estas se adecuan a las circunstan­cias. Compromiso­s firmes, aunque, una vez más, consumable­s siempre que el covid-19 lo permita.

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Ferran Sendra The Jayhawks, en un concierto en la Sala Apolo de Barcelona, en 2016.
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