«Tras la pandemia, los agresores ven que pierden el control de sus parejas»
«Tenemos que dar recursos suficientes a las mujeres, respetando su voluntad»
La primera ‘consellera’ de Igualtat i Feminismes de la Generalitat (Reus, 1978) es catedrática en Ciencias Políticas y especializada en feminismo. Promete «sacudir» el Govern con políticas transversales. Fue propuesta por ERC, pero no tiene el carnet del partido.
— Los movimientos sociales y feministas están hartos de simbolismos. Cuando supieron que habría una ‘conselleria’ específica pidieron cambios reales, nada de estética. ¿Qué les dice?
— Que tendremos un papel relevante en el Executiu y trabajaremos con todos los departamentos. Que no juzguen solo a la ‘conselleria’, sino hasta qué punto el resto de la Generalitat aplica estas políticas. Venimos a sacudir al Govern… y será revolucionario.
— ¿Cómo organizará esta nueva ‘conselleria’?
— En tres grandes ámbitos. Uno, el de políticas de mujer y erradicación de las violencias machistas. Otro, el de igualdad y no discriminación (políticas para el colectivo LGTBI pero también el combate del edadismo, el capacitismo, el antigitanismo…). Y también de migraciones y refugiados. Pero no serán estancos. Los ejes de la desigualdad se entrecruzan y así trabajaremos.
— Para aplicar políticas hay que tener un presupuesto. Y ustedes no lo tendrán hasta 2022.
— Tenemos los recursos que ya existían: el Institut Català de la Dona, la secretaria de Migraciones e Igualdad… Que nos construyamos de cero no significa que no tengamos presupuesto.
— ¿Y cómo hará que el resto del Govern aplique sus políticas?
— Por fin tendremos una silla en las comisiones interdepartamentales para ejercer un liderazgo. El Govern quiere trabajar de forma coordinada. Para atajar desde la violencia obstétrica hasta la digital hay que hacer políticas en todas las ‘conselleries’.
— Se incorporó al Govern en una semana negra de asesinatos machistas…
— Sabía que el momento más duro sería el primer feminicidio, y ocurrió dos días después de mi nombramiento. Hay un goteo constante de asesinatos, se está viendo un repunte. La pandemia ha sido una situación excepcional y empeora a medida que desconfinamos.
— ¿Por qué?
— Los agresores perciben cierta pérdida de control de sus parejas y es un detonante para cometer los asesinatos. Pero esta es solo la parte más visible. La pandemia ha agravado unas violencias que son sistémicas.
— ¿Y cómo lo atajará?
— Con sensibilización, detección y reparación. Dejando de normalizar las violencias cotidianas. Los micromachismos no son micro, son violencias estructurales que ni vemos. En casa, en la escuela, en el trabajo… hay que dejar de tolerarlo. Y los poderes públicos tenemos que dar recursos suficientes a las mujeres, respetando su voluntad y creyéndonos su testimonio. No podemos poner todo el peso en la denuncia.
— ¿Es un aviso para los jueces?
— La revictimización también ocurre en el ámbito judicial. Lo hemos visto en casos mediáticos. La formación con perspectiva género, de derechos LGTBI, de racismo… es esencial. A los jueces ya se les formaba pero debemos seguir. La discriminación se nos cuela en el día a día sin que la veamos.
— La Generalitat debe acoger a las víctimas de violencia machista y hay lista de espera.
—Reforzaremos el acompañamiento a las mujeres. No todas tenemos el mismo cojín social. Pero también hay que poder dar una alerta a la farmacéutica, a la médica… debemos activar otros circuitos que generan menos recelo
— Muchas mujeres maltratadas necesitan empleo, vivienda, las indemnizaciones no llegan…
— Estas barreras también son violencia y serán nuestra prioridad absoluta. No podemos acabar con la violencia machista esta legislatura, pero sí con la violencia institucional. Está en nuestras manos.
—La antigua secretaría quería crear centros para hombres agresores, especialmente los más jóvenes.
— Trabajaremos con los hombres, son quienes ejercen la violencia contra las mujeres, desde las etapas más tempranas hasta la universidad y el mundo laboral. Tratar los estereotipos de género, la educación sexoafectiva, visibilizar referentes femeninos, enseñar a construir relaciones igualitarias… Nuestro éxito dependerá de la coordinación con otros departamentos.
—En el fondo, su ‘conselleria’ confronta con la ultraderecha.
— Sin igualdad no hay libertad. Las discriminaciones nacen de unas desigualdades sistémicas. Estaremos de frente contra los discursos negacionistas, xenófobos… pero en positivo, erradicando desigualdades.
— ¿Le preocupa que los jóvenes asuman este discurso?
— El relevo generacional no provoca cambios en sí mismos. Los prejuicios llevan a ejercer violencias cotidianas que nos cuestan ver cuando no las sufrimos nosotros. Las agresiones son solo la parte más visible.
— En esta parte invisible, las personas LGTBI pueden denunciar a la Generalitat discriminaciones que no constan en el Código Penal. Pero en los últimos cuatro años se archivaron el 70% de casos.
— Desplegaremos el reglamento de la ley contra la igualdad de trato y discriminación para sancionar más y mejor. Pero hay que ser conscientes de la capacidad que tiene la administración para actuar. Hay muchas respuestas institucionales y no todas pasan por este instrumento.
— Las comunidad LGTBI pide acabar con la lista de espera de operaciones para las personas trans, ayudas para el empleo y la vivienda.
— Recogeremos el trabajo que ya se ha hecho y lo reforzaremos. La ley de 2014 permite usar el nombre sentido en la sanidad, la universidad, las competiciones deportivas… pero algunos registros civiles aún ponen pegas para el cambio de nombre aunque la ley lo ampara. Tenemos mucho por hacer.
— ¿Qué opina de la
nley trans?
— Apretaremos para que se presente de una vez por todas. La libre determinación del género es un derecho humano, debemos garantizarlo al máximo.