El Periódico - Castellano

El Canal Estambul, el megaproyec­to de Erdogan

El presidente turco activa este mes la construcci­ón de un nuevo paso para barcos y dos nuevas ciudades

- ADRIÀ ROCHA CUTILLER

Miray dice que no sabe, que puede que pase por aquí, justo por encima, o por allá, detrás del monte, o por allí, a través del cementerio, pero que no lo sabe aunque le gustaría saberlo porque estar así, sin saber, esperando, no es fácil. Esta joven habitante de Baklali, al noroeste de Estambul, se refiere al proyecto más ambicioso de la historia de la República de Turquía: el Canal Estambul (Kanal Istambul).

Cuando el presidente Recep Tayyip Erdogan lo anunció en 2011 lo calificó de «su proyecto loco». El canal circulará a 30 kilómetros de distancia del centro de Estambul –del estrecho del Bósforo– y tendrá en total 45 kilómetros de longitud. A lo largo de sus orillas se construirá­n dos ciudades de lujo, con villas, resorts, centros comerciale­s, salones de convencion­es, galerías de arte y hoteles. La tierra que se excave en los terrenos se aprovechar­á para hacer un par de islas artificial­es en el mar de Mármara. Cuando el canal sea una realidad, la península histórica de Estambul, la antigua Constantin­opla, dejará de ser una península.

Ante la falta de informació­n sobre cómo les va a afectar, en Baklali tan solo pueden esperar. «Es lo único que podemos hacer. Nos dicen que no nos echarán, pero luego nos dicen que sí, y que el agua pasará justo por encima nuestro. Luego nos dicen lo contrario, y ya no tenemos nada que hacer, ni sabemos nada. Lo que tengo claro es que no vendrá nada bueno», añade Miray, de 23 años, que mantiene la mirada irónica.

Que no molesten

Desde que el proyecto se hizo público todo ha sido una incógnita: no se sabía si Erdogan lo haría o no. Pero este 2021, con la crisis del covid y ante la necesidad de marcar perfil económico, el presidente se ha decidido.

El carguero varado en el canal de Suez sirvió como excusa y la primera semana del pasado junio anunció que a finales de este mes empezarán las obras. «Construire­mos dos ciudades en las dos riberas del canal, y si hay gente a la que le molesta el proyecto, que así sea y que no molesten; no nos pararán», dijo Erdogan.

Miray, ganadera, cuya familia ha vivido en Baklali desde hace cuatro generacion­es, se lo cree. «Hay gente que duda, yo no. Normalment­e, cuando Erdogan dice que hará algo lo hace. Aparta a la gente que se opone y hace lo que quiere. Pero nosotros pensamos resistir», anuncia mientras pasea por su granja de animales.

«Este proyecto es un canal de hormigón, de construcci­ón de inmuebles. Está politizado y no hay transparen­cia. Al Gobierno solo le importa una cosa: money, money, money», aseguró en una rueda de prensa el mes pasado el actual alcalde de Estambul, el opositor Ekrem Imamoglu.

El Gobierno turco justifica el proyecto con una idea simple: el estrecho del Bósforo, que divide Estambul por la mitad, está demasiado lleno. En 2019 lo cruzaron 41.112 barcos; o lo que es lo mismo, 113 al día. El nuevo canal, asegura Ankara, serviría para aligerar el tráfico y reducir el riesgo de accidentes.

Los expertos, sin embargo, dudan. «Hemos hablado con algunos capitanes y no esperan que haya mucho cambio porque los cargueros no preferirán esa vía alternativ­a. No será ni más corta ni más se

Una de las localidade­s afectadas en Baklali y sus vecinos se quejan de la absoluta falta de informació­n

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Adrià Rocha El estrecho del Bósforo, el único paso entre el mar Negro y el Mediterrán­eo, visto desde un ferri.
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