El Barça aplasta al Madrid con un estelar Higgins
Cuando el silencio se adueña de las gradas el factor campo no suele ser muy decisivo. Pero, ¡ay! cuando cambia la situación, cuando el público ruge y más en pabellones cerrados donde cada grito del público rival se puede convertir en un cuchillo que atraviesa el alma del jugador visitante nervioso y poco acertado. El Barça, en una final de la Liga ACB a solo tres partidos, estaba preocupado por la reacción de los mil espectadores madridistas que ayer tuvieron permiso para sentarse en el Wizink Center. Si se perdía el primer encuentro muy mal se le tenían que poner las cosas al Madrid para que no se proclamase campeón del torneo.
Nada de factor campo
Pero de factor campo nada de nada, de miedo escénico, ni por asomo, porque el Barça silenció a la grada blanca, la misma que había tenido la atención de aplaudir a Pau Gasol por todos los servicios prestados al baloncesto internacional. Los temores azulgranas solo emergieron en el primer cuarto porque, aunque fuese tímidamente, la reacción catalana ya empezó antes del descanso para que los jugadores de Jasikevicius lo bordaran en el tercer y decisivo cuarto y solo tuvieran necesidad de controlar el duelo en los últimos diez minutos. Tan encarrilado estaba que sobró la parte final cuando ambos equipos ya decidieron reservar a sus mejores jugadores pensando en el combate de mañana en el Palau, a las 22.00 horas, cita más nocturna, imposible.
Y si hubo alguien que silenció de forma brillante a la grada blanca y borró al Madrid de la pista no fue otro que Higgins, el hombre clave del Barça, el jugador que se puso la mochila a la espalda para llevar a los suyos a la senda de la victoria. Tan bien estuvo la estrella californiana que anotó 26 puntos, lo que supuso su récord en la Liga ACB. Tan bien estuvo en el tercer cuarto, en perfecta comunión con Gasol, que allí se acabó la suerte blanca; allí, con todo un cuarto periodo por jugar, ya se vio y se intuyó que iba a ser prácticamente imposible que el Madrid le diera la vuelta al marcador.
Ahora hay que ir al Palau para sentenciar. «El partido en Barcelona será muy duro pero si queremos ganar la Liga en el Palau tenemos que jugar con ambición», reconoció un feliz Jasikevicius al final del partido tras la gran actuación de los suyos.
«Si queremos ganar habrá que jugar en el Palau con ambición», dijo Jasikevicius