Aileen Lee, la responsable del nombre
bebieron en la Edad Media para inventar un animal de aquellas características. La respuesta viene de Oriente. Las rutas comerciales que conectaban Asia con Europa fueron los caminos por donde circularon historias y leyendas protagonizadas por aquellos seres fantásticos. Había quien incluso aseguraba haberlos visto, aunque en realidad podían ser gacelas con un solo cuerno o simplemente asnos salvajes. Y además encontraban los cuernos, a los que atribuían propiedades milagrosas. Se creía que el polvo de cuerno podía purificar el agua e, incluso, actuar de antídoto contra los venenos. Investigaciones posteriores demostraron que en realidad los presuntos cuernos eran fragmentos de aquel colmillo tan peculiar que tienen los narvales.
Este tipo de historias, por más legendarias que sean, suelen tener alguna base de certeza en su origen. Hace tres años, en 2018, la revista Nature publicó el resultado de unas excavaciones arqueológicas entre las llanuras de Rusia y el norte de China que habían descubierto los restos de un animal llamado Elasmotherium Sibiricum, que podía llegar a los dos metros de largo y –¡oh, sorpresa!– tenía cuerno. Ahora bien, morfológicamente era más un antepasado del rinoceronte que se habría extinguido hace 35.000 años porque la glaciación habría acabado con los pastos.
Eso significa que habría convivido con neandertales y sapiens. Quién sabe si, al calor de las hogueras, las tribus primitivas empezaron a contar historias de unicornios, al igual que ahora los medios nos ofrecen relatos extraordinarios de startups de éxito.
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