El Periódico - Castellano

La madre de las niñas canarias: «Que su muerte no sea en vano»

La madre de las niñas asesinadas en Tenerife a manos de su padre relata en una carta su dolor, insta a valorar el amor hacia los hijos y se compromete a luchar contra la violencia vicaria.

- RAQUEL P. CAPOTE

Beatriz Zimmermann, madre de Olivia y Anna, las niñas asesinadas por su expareja, Tomás Gimeno, dio a conocer ayer su estado de ánimo tras la tragedia vivida a través de una carta en la que explica que desea que «la muerte de Anna y Olivia no haya sido en vano», una idea que desarrolla a continuaci­ón con serenidad y un profundo sentimient­o de dolor.

«Deseo que la muerte de Anna y Olivia no haya sido en vano. Y aunque ahora sintamos el mayor odio, desesperan­za y dolor, que no sea para traer más sufrimient­o al mundo sino lo contrario», explica la madre. Su relato no deja indiferent­e. Reconoce que como pocas veces antes, este crimen ha puesto sobre la mesa la llamada violencia vicaria. Desea que no sea algo pasajero, sino que sirva para que las leyes se endurezcan si de proteger a los niños se trata. En ese sentido, anuncia Beatriz Zimmermann que «la lección a costa de su vida» que han dejado sus hijas la anima a «luchar en contra de estas injusticia­s y por el bienestar de los niños».

«Gracias a ellas, muchos padres miran ahora a sus hijos de otra manera y valoran mucho más el amor y los momentos diarios de las cosas simples. Ese maravillos­o día a día que tanto echo de menos. Lo que yo daría por peinarles el pelo… Ese simple acto ahora mismo es lo que más desearía…».

La carta contiene fragmentos como este, de puro sentimient­o, pero en otros momentos revela que ha estado pendiente de cada detalle de la investigac­ión. Su expareja, buscado ahora por asesinato, quiso prolongar de forma infinita el dolor de la madre tal y como había planificad­o. Su propósito era hacerle creer que había huido con las niñas y que, gracias a su cómoda situación económica, podría vivir con las pequeñas sin que las volviera a ver. Así se desprende de la reconstruc­ción de los hechos realizada hasta el momento. «Tomás quería que sufriera buscándola­s sin descanso y de por vida. Esa fue la razón por la que me dejó con vida. Y por supuesto, para no quedar como el mayor asesino de la historia».

Punto de inflexión

Es por eso que, una y otra vez en la carta, da las gracias por el esfuerzo realizado para aclarar lo ocurrido. «Sucedió el milagro de encontrar a Olivia», escribe. El hallazgo de su cuerpo sin vida fue para ella un mazazo, pero también un punto de inflexión. «Cuando me dieron la noticia se me vino el mundo encima, y por muy duro que sea, por lo menos ahora puedo llorar su pérdida y sentirlas a mi lado a cada momento; sentirlas cuando me despierto, cuando desayuno, todo el día, hasta que me acuesto».

«Los niños son nuestra responsabi­lidad y a mí como madre me duele en el alma no poderles haber salvado la vida. Ojalá yo hubiera estado en ese momento junto a ellas, de la mano, y morir juntas», explica en otro fragmento de la carta, en la que apela a los padres y madres a reflexiona sobre lo acontecido.

«Deseo que la muerte de las niñas sirva para crear mayor conciencia sobre el amor que entregamos a nuestros hijos, en valorarlo y, cuando estamos con ellos, no tener la cabeza en otros asuntos, sino en ellos. Olivia y Anna, ahora los angelitos de los niños, piden que les den todo el amor a sus hijos, dedicación, respeto, y que se les inculquen valores para un mundo mejor».

 ?? Ramón de la Rocha ?? Una mujer deposita un ramo de flores en la cerca del puerto de Santa Cruz de Tenerife.
Ramón de la Rocha Una mujer deposita un ramo de flores en la cerca del puerto de Santa Cruz de Tenerife.

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