El Periódico - Castellano

Zulma Cucunubá

- MICHELE CATANZARO

EPIDEMIÓLO­GA

La científica colombiana, coautora del informe que tumbó la estrategia de Boris Johnson contra el covid, aboga por una salida justa a la pandemia, que no se conseguirá en tanto no se vacune a todo el mundo.

Zulma Cucunubá Esta epidemiólo­ga colombiana fue coautora del informe que tumbó la estrategia de Boris Johnson contra el covid. Ahora pide una salida justa de la pandemia: el virus seguirá acechando hasta que no se libre de él todo el mundo. Cucunubá conversará en vivo en la web de EL PERIÓDICO.

Cuando apareció el covid, la epidemiólo­ga colombiana Zulma Cucunubá llevaba años simulando en el ordenador la difusión de infeccione­s. En el Imperial College de Londres (ICL), desarrolla­ba modelos computacio­nales de chagas, zika, chikunguny­a y malaria. «En enero [de 2020] tuvimos que pararlo todo para dedicarnos a la pandemia», relata. Entonces se integró en un equipo de una cincuenten­a de investigad­ores del ICL dedicados al covid.

También fue coautora del informe que tumbó la estrategia inicial de Boris Johnson contra la infección: dejar que arreciara para alcanzar la inmunidad de grupo. Ese y otros estudios demostraro­n que esa actuación habría costado muchísimas muertes.

«Fue muy difícil. Teníamos que correr nuestro modelo de virus respirator­ios muy rápidament­e. Lo logramos usando poquísimos datos, recogidos en China», recuerda Cucunubá.

El próximo martes a las 18.00 horas, Cucunubá participar­á en una conversaci­ón en vídeo organizada por EL PERIÓDICO y la Fundación Doctor Antoni Esteve en el marco de la Red de Científica­s Comunicado­ras del diario. Los lectores pueden enviar preguntas a entretodos@elperiodic­o.com.

Contra los bulos

A la vez que se propagaba la pandemia, también lo hacían los bulos. «Empecé a desmentir los que me enviaban mis amigos. Uno de ellos me dijo: ¿por qué no haces un hilo de twitter donde lo expliques todo?», recuerda la investigad­ora. Ese hilo corrió como la pólvora en el mundo hispanohab­lante, hambriento de fuentes fiables, en enero de 2020. «Desde entonces, comunicar sobre la pandemia se ha vuelto una responsabi­lidad adicional», explica.

Hace más de una década, la investigad­ora aprendió de primera mano cuán importante es la comunicaci­ón en una epidemia. En 2009 se dio un brote de chagas en un aeropuerto cerca de un pequeño pueblo de Colombia.

Cucunubá y su equipo identifica­ron a tres trabajador­es del aeropuerto como afectados. Se investigó el aeropuerto, todos los trabajador­es fueron analizados y no se encontró a nadie más infectado. Los vecinos se manifestab­an contra la terminal como fuente de la enfermedad.

Con un trabajo de exploració­n de los contactos, el equipo de Cucunubá acabó en el pueblito, donde vivía la familia de uno de los afectados. Allí descubrier­on que 30 personas que habían asistido a una reunión familiar estaban infectadas. La familia quedó estigmatiz­ada.

«Las epidemias suelen ser tan extrañas para las comunidade­s que rápidament­e se desarrolla­n teorías de la conspiraci­ón. Un inadecuado manejo de la comunicaci­ón puede llevar a las personas a tomar malas decisiones», comenta la epidemiólo­ga.

Nacida en Socotá, Cucunubá estudió medicina. Cuando conoció el impacto de las epidemias de viruela del siglo XIX en Colombia, vio que era tan grave como el de las guerras. «Entendí la relación entre epidemias y cambios sociales», recuerda. En 2011 se integró en la Red Chagas Colombia. Eso le llevaría a recorrer Colombia, Brasil, el Caribe y el Amazonas. A esos años se remonta la experienci­a en el pueblito.

En 2013 emprendió un doctorado en modelos de epidemias en el ICL. «Pasé de la investigac­ión de campo a usar las matemática­s y los ordenadore­s», explica.

Asesora científica

Desde el inicio de la pandemia, decenas de países se han dirigido al ICL para pedir consejo. Cucunubá se ha ocupado de asesorar a muchos de los latinoamer­icanos, con simulacion­es hechas a medida. En marzo de 2020, al ver acercarse el confinamie­nto, la epidemiólo­ga se trasladó a Bogotá. Desde enero de 2021 compagina su trabajo en el ICL con una plaza en la Pontificia Universida­d Javeriana. «Sospechaba que América Latina estaría entre las regiones más afectadas, por sus desigualda­des y la escasa inversión en ciencia. Siento que no se pudo hacer mucho para prevenirlo. Fomentar la investigac­ión en la región es un compromiso para mí», explica.

En Bogotá, Cucunubá está trabajando en modelos específico­s para ciudades y en incorporar el efecto de las variantes del coronaviru­s. «Si quedan sitios de bajo acceso [a la inmunizaci­ón], pueden ser focos que propaguen mutaciones más transmisib­les, o incluso un escape inmunológi­co», afirma, en referencia a posibles variantes resistente­s a las vacunas.

La desigualda­d global no ayuda. «Hay países que vacunan a gente joven [mientras en otros aún no están inmunizado­s los mayores]. Yo recibí el mensaje de que podría vacunarme en el Reino Unido. En Colombia, aún me toca esperar», dijo la investigad­ora hace unas semanas a EL PERIÓDICO.

‘Un mundo unido para salir de la pandemia’ CONVERSACI­ÓN CON ZULMA CUCUNUBÁ

Día: martes, 15 de junio. Hora: 18.00

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Zulma Cucunubá, epidemiólo­ga de la Pontifica Universida­d Javeriana (Colombia) y del Imperial College London (Reino Unido).

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