Ayuso, vitamina para el PP
Casado aprovecha el empuje de la presidenta de la Comunidad de Madrid mientras intenta encontrar su perfil para aunar las diferentes «realidades sociológicas» de España.
Isabel Díaz Ayuso tomó ayer posesión de su cargo como presidenta de la Comunidad de Madrid arropada por los barones del PP y de Pablo Casado, la persona que confió en ella hace dos años y medio, cuando nadie la conocía. Ayuso tiene por delante 24 meses de legislatura en los que deberá gobernar negociando el apoyo de los 13 diputados de Vox a cualquier iniciativa que quiera aprobar, Presupuestos incluidos. Madrid va a ser «el laboratorio de la extrema derecha», lamentó Mónica García (Más Madrid), la jefa de la oposición en la Asamblea. El acto, en la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol, fue una inyección de energía para el PP. «Como venimos de donde venimos, quedamos en que, cuando hubiera una buena noticia, nos juntaríamos todos. Hay que hacer piña», dijo un alto cargo del partido. Por eso, en primera fila, aplaudiendo con brío, estaban Casado y los cuatro barones que presiden gobiernos autonómicos: Alberto Núñez Feijóo (Galicia); Juanma Moreno (Andalucía); Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) y Fernando López Miras (Murcia).
La diferencia de tono, de estilo y de contenidos que manejan frente a los de Ayuso se ha podido constatar en estos dos últimos años. Feijóo, Moreno y Mañueco, principalmente, se han ganado la etiqueta de «barones moderados». Sus discursos suelen ser balsámicos en comparación con los de la madrileña. La prensa planteó esa diferencia a Moreno y Mañueco y ambos coincidieron en el argumento de fondo: España es diversa y el PP, también. «Hay realidades sociológicas que son distintas y, por tanto se tienen estrategias y comportamientos políticos distintos», sostuvo el presidente andaluz. En la misma línea, Mañueco justificó la diferente manera de actuar porque «cada comunidad tiene unas peculiaridades distintas». La cuestión es qué tiene que hacer Casado para gustar a todos sus votantes. Uno de los barones, sin micrófonos, cree que el presidente del PP debe llevar la iniciativa «sin ser excesivamente negativo» y tratar de «ensanchar la base social a base de cercanía» y utilidad de sus propuestas.
Dos años para intentarlo
Por ahora no lo ha logrado. En las generales de abril 2019 llevó a su partido a su peor resultado de la historia (66 escaños) y en las de noviembre, cuando se repitieron, logró recuperar hasta los 89 diputados. Ahora, también como Ayuso, y si Pedro Sánchez no cambia de opinión, tiene dos años para intentarlo. En una breve intervención ante la prensa, Casado aseguró que los españoles están ya «virando» hacia el PP.
El jefe de la oposición dijo que la situación actual le recuerda a 1995, cuando Alberto Ruiz Gallardón fue elegido presidente de Madrid y «unos meses después» el PP fue votado «mayoritariamente por primera vez para gobernar España».
Casado confía en que el triunfo de Ayuso suponga el inicio de «un cambio de ciclo» que acabe con él en la Moncloa, pero, por ahora, se está encontrando con algunos obstáculos como la investigación del caso Kitchen, y una aparente soledad en el debate público sobre los indultos que ni le da miedo ni cree que sea realmente así. «Sánchez usa las instituciones, los medios de comunicación y toda la propaganda para venderlos, pero la mayoría de los españoles no los entienden», señalan fuentes de la dirección del PP.