El Periódico - Castellano

‘Physical’ Aeróbic liberador a las órdenes de Rose Byrne

En su primera serie como protagonis­ta desde ‘Damages’ (‘Daños y perjuicios’), la actriz australian­a encarna a un ama de casa que emerge de su tedio y autodestru­cción gracias a la gimnasia más icónica de los 80 (Apple TV+).

- JUAN MANUEL FREIRE

Pocas cosas dicen ochentas, o los segmentos más parodiable­s de la década, como la explosión del aeróbic y sus bodies y calentador­es. «Es algo que debe tomarse en serio, pero hay que reconocer que es inherentem­ente divertido», cuenta por videollama­da la actriz Rose Byrne, convertida en diosa ochentera de este tipo de gimnasia en una serie titulada Physical (Apple TV+), desde el viernes, día 18), como la canción de Olivia Newton-John con vídeo aeróbico y calenturie­nto; y como la canción de Dua Lipa que debe llevar un tiempo sirviendo como inspirador­a banda sonora en muchas clases de Culo 10.

«Miras los vídeos clásicos [de Jane Fonda en los 80, de Cindy Crawford en los 90] y, desde luego, resultan graciosos. También me pregunto qué pensará la gente de los vídeos de Tracy Anderson en veinte años. ¿Serán divertidos? Segurament­e. Estas cosas se suelen quedar anticuadas».

Physical saca cierto humor del aeróbic, pero lo trata, sobre todo, como una seria salvación para su heroína. Conocemos a Sheila Rubin (Byrne) en un punto límite, al borde de un ataque de nervios o algo peor. Antigua estudiante activista en Berkeley, trata de ajustarse sin éxito a su vida como ama de casa, madre y esposa perfecta del sur de California. Su marido, el profesor de historia política Danny Rubin (Rory Scovel), un tipo mezquino, ególatra y demasiado abierto a la posibilida­d de hacer tríos, no la ayuda mucho a sentirse bien. Sheila sufre además, en secreto, una grave bulimia que amenaza con dejar a cero las cuentas familiares.

Y existe un mal adicional invisible: un monólogo interior, escuchado por el espectador como voz en off, que puede hacer gracia cuando sirve a Sheila para responder secretamen­te a otros, pero suele hacer daño cuando el objetivo es ella misma. Bajo su apariencia de comedia oscura, muy oscura, Physical es más un drama cargado de cruda ironía. Como director del piloto, Craig Gillespie (Yo, Tonya, Cruella), delimita un tono claramente incómodo y tenso. «Sobre todo en la escenas de Sheila a solas, atiborránd­ose de comida», apunta Byrne. «Esa agonía de la bulimia es difícil de representa­r. Yo, al menos, nunca la había visto así en pantalla hasta ahora. A lo que vemos hay que añadir, además, la voz en off. La serie tiene una textura complicada».

Trastorno alimentari­o

¿El secreto de la verdad de ese monólogo interior y, en general, toda

Physical? La creadora y guionista Annie Weisman (The path) se ha inspirado en su propia experienci­a durante décadas con un trastorno alimentari­o. «Y no ha endulzado su vivencia de la enfermedad», cuenta Byrne. «Cuando la gente del equipo oía el monólogo en posproducc­ión, se quedaba bastante tocada. Esa autocrític­a es, imagino, una parte de la condición humana. Lo único que podemos hacer es tratar de tolerar lo mejor posible esa voz en la cabeza».

Para Sheila, el aeróbic supone una forma de conectar con su cuerpo de otra manera: catártica en lugar de deprimente. Y supone también una oportunida­d de negocio. «En los primeros episodios te preguntas, ‘¿logrará salir de esto?’ Conforme avanza la acción, ella empieza a tomar decisiones atrevidas, como cualquier personaje interesant­e de ficción».

Bajo su apariencia de comedia muy oscura, es más un drama cargado de cruda ironía

La vemos aprender (o robar) sus movimiento­s de una profesora de centro comercial, Bunny (Della Saba); atreverse con talento y subterfugi­os a dar clases ella misma, o hacer su propio vídeo de fitness.

Es una forma práctica de feminismo, su manera de conseguir un espacio en el mundo. Después de interpreta­r a la periodista feminista y activista Gloria Steinem en Mrs. America, Rose Byrne encarna a una de sus muchas hijas. «Esta es una historia muy doméstica, pero Sheila fue una activista y leyó La mística de la

feminidad y siguió a Steinem. Ahora está desencanta­da, pero el aeróbic la ayuda a emerger. Para las mujeres, los ochenta fue una década de búsqueda de la independen­cia económica. Todavía era difícil era estar sola si no tenías a un marido. Cosas así, que damos por hechas, eran todavía un desafío por entonces».

En su primer papel protagonis­ta en una serie desde Damages

(Daños y perjuicios), Byrne convence, para variar. Sabe brillar en el plano dramático (como ya demostró muy joven, con solo 21, en

La diosa del asfalto) y también en el cómico (como Judd Apatow le enseñó a hacer en La boda de mi mejor amiga o Malditos vecinos). «Hacer esas películas con Apatow, en las que había que lograr una risa, y otra, y otra, sin parar, fue una gran educación. Y Physical, aunque es muy oscura, también es muy divertida. Me atraen esas historias en las que todo es triste pero divertido».

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Rose Byrne, en un fotograma de ‘Physical’.

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