«Tenemos que ir a un estado federal aunque no le llamen así»
Ximo Puig Presidente de la Comunitat Valenciana
«Fue un error no haber intentado llegar a un acuerdo con Artur Mas cuando planteó el pacto fiscal»
El presidente de la Generalitat Valenciana ha participado esta semana en Barcelona en un coloquio en el Cercle d’Economia con varios homólogos de distinto color político, pero todos de autonomías periféricas. Más allá de diferencias y matices, todos se unieron contra las tentaciones centralistas. El barón socialista valenciano es una de las voces que denuncia con más fuerza desde hace tiempo la centrifugación de recursos que ejerce la Comunidad de Madrid en detrimento del resto de territorios.
— Ha visitado Barcelona en vísperas de los indultos a los presos del ‘procés’ y de la reactivación de la mesa de diálogo. Con las posiciones que estamos oyendo, ¿teme que el debate sobre el modelo territorial vuelva a polarizarse?
— No hay otra vía que el diálogo. El debate territorial no es simplemente Catalunya, hay una necesidad de una nueva articulación del Estado. Tenemos que ir a un Estado federal aunque no quieran llamarle federal. Si el problema es el nombre, que se le llame de otra manera, pero que tenga un efecto federal. El Estado de las autonomías necesita un aggiornamento que acabe con las dobles velocidades que existen.
— El PSOE logró pactar en 2013 una declaración a favor de una reforma federal del Estado. Ocho años después y con un presidente socialista en la Moncloa, no vemos indicios de esa reforma. ¿Ha llegado el momento de que Pedro Sánchez emprenda ese camino?
— Se ha avanzado ya por la vía de los hechos. De lo que se trata ahora es de hacer una transición hacia un Estado federal que estabilice los mecanismos de cooperación: una conferencia de presidentes consolidada y con normas; unas conferencias sectoriales con los ministerios de la misma manera; un Senado que puede avanzar hacia una Cámara territorial sin necesidad de reformar la Constitución...
— Para convencer de que existe una vía alternativa al centralismo y al independentismo, ¿qué propuestas debería poner el Gobierno de Sánchez sobre la mesa de diálogo con Catalunya?
— Hace varios años dije que había que retrotraerse al Estatut que fue refrendado por el pueblo de Catalunya. Ha cambiado la atmósfera y ahora es favorable para el reencuentro. Habrán muchas dificultades, pero hay que aprovechar este clima favorable porque nos estamos jugando el futuro de las próximas generaciones.
— Plantea, pues, recuperar el Estatut que fue recortado en 2010.
— Para mí sería un planteamiento válido porque hay cuestiones de aquel Estatut que fueron recortadas, porque el PP las recurrió, pero que están vigentes en otros estatutos de autonomía. Si pudiéramos hacer una retrospectiva histórica, veríamos cómo probablemente fue un error no haber intentado llegar a un acuerdo con Artur Mas cuando planteó el pacto fiscal. Tenemos que hacer autocrítica todos para buscar un espacio de cooperación. Siempre habrá disfunciones y miradas diferentes, pero tenemos que estar a gusto en España todos.
— Usted se ha pronunciado con mucha claridad a favor de los indultos. Una medida que concita el apoyo de las patronales y los sindicatos. ¿Los indultos son la solución al conflicto catalán?
— Por más que se empeñen los que tienen un espíritu revanchista, para que España sea un país decente, no debe hacer una cultura de perdedores. Los indultos no son la solución definitiva, pero son un paso enfocado a la sociedad catalana, más allá de los partidos. Y en cuestiones de Estado, el PP debería apoyar lealmente al Gobierno. Yo no era partidario de la aplicación del artículo 155, pero lo defendí por lealtad al Gobierno de Mariano Rajoy en el Comité de las Regiones. Cuando la derecha está en la oposición, jamás se pone al lado del Gobierno en temas de Estado. Este es uno de los grandes déficits de la democracia española.
—Entre el modelo marcadamente liberal del Madrid de Isabel Díaz Ayuso y la hostilidad multilateral del Govern catalán, ¿qué papel puede jugar la Comunitat Valenciana?
— España no puede convertirse en una mesa de pimpón entre Catalunya y Madrid. La arquitectura institucional tiene que cambiar y hay cosas que no requieren una reforma de la Constitución. Por ejemplo, no tiene sentido que todas las instituciones del Estado estén ubicadas en Madrid. Hasta el Instituto Oceanográfico está en Madrid. No tiene ningún sentido que la mitad de las provincias españolas tengan menos afiliados a la Seguridad Social que empleados públicos de la Administración General del Estado tiene la Comunidad de Madrid. Por tanto, más allá del modelo de financiación, es urgente acabar con la centrifugación que existe a favor de Madrid. Este ‘procés’ invisible de Madrid genera muchos virus de resistencia a España.
— Parece que Sánchez no le hace mucho caso con la reforma de la financiación autonómica, tan necesaria para la Comunitat Valenciana y para Catalunya. ¿Echa de menos más implicación del Gobierno en este asunto?
— La Comunitat Valenciana es, sin duda, la que está peor. Pero es una urgencia para toda España. Hay que garantizar la suficiencia financiera después de que la pandemia haya resentido el Estado del bienestar. El reparto de los recursos tiene que basarse en la igualdad de las personas, porque la asimetría actual no genera igualdad. Hemos avanzado por la vía de los hechos, pero hay que acelerar este proceso.
— Catalunya ha estrenado un Govern con un ‘president’ de ERC. ¿Confía en que mejoren las relaciones con la Comunitat Valenciana, que en los últimos años se han enfriado?
—Se produjo un cierto alejamiento cuando vimos que el Ejecutivo catalán no estaba demasiado interesado en esa relación. No fue muy bien interpretado que la Generalitat de Catalunya no participase en un acto conjunto con empresarios valencianos a favor de algo tan elemental como el Corredor Mediterráneo. Con el ‘president’ Aragonès espero que se pueda restablecer la normalidad desde el respeto a la autonomía y al proyecto político de cada comunidad. Al tener muchos intereses comunes, para nosotros es clave que Catalunya participe en espacios multilaterales.
— ¿El ‘procés’ ha beneficiado a la Comunitat Valenciana en términos económicos? ¿Ha habido sorpasso valenciano a la economía catalana?
— No me gusta hablar en esos parámetros porque si Catalunya tiene una situación inestable, eso acaba afectando a toda la economía española. Es cierto que ha visibilizado una Comunitat Valenciana que tenía un marco de estabilidad y ha generado confianza y oportunidades a muchas empresas. Pero es compatible con una Catalunya estable que participe de un proyecto común.
«El ‘procés’ invisible de Madrid genera muchos virus de resistencia a España»