El Periódico - Castellano

El ‘efecto Eriksen’

La comunidad médica confía en que el caso del futbolista danés, que sufrió una parada de corazón en pleno partido y fue resucitado, sensibilic­e sobre la importanci­a de la reanimació­n cardíaca, una maniobra que salva vidas.

- OLGA PEREDA

A Christian Eriksen se le paró el corazón en mitad de un partido de la Eurocopa, celebrado la semana pasada. El deportista danés, de 29 años, cayó fulminado al suelo. Estaba muerto. Sus compañeros le pusieron boca arriba y comprobaro­n que no respiraba. Antes de que llegara el personal sanitario con el desfibrila­dor, comenzaron a realizar compresion­es en el pecho para bombear su corazón y hacer que el oxígeno llegara al cerebro. Eriksen resucitó. No es religión. Es ciencia. Con dos manos se puede salvar una vida.

Si el futbolista del Inter de Milán hubiera sufrido el repentino colapso (cuyo origen médico todavía se desconoce) en el vestuario estando solo, ahora estaría muerto. Es lo que le pasó el pasado mes de abril a Santxo Lamberto, jugador del Gares (Navarra) de 30 años. Tuvo una parada cardíaca en el guardarrop­a. No tenía a nadie cerca. Nadie le pudo bombear el corazón ni llamar a urgencias. Murió.

Sobrevivir

Cuando a una persona se le para el corazón, el cerebro se queda sin oxígeno. Si en cuatro minutos no hay una intervenci­ón las posibilida­des de superviven­cia disminuyen muchísimo.

Teniendo en cuenta el inmenso poder mediático de la Eurocopa, la comunidad médica ya habla del

efecto Eriksen: cualquier ciudadano, con independen­cia de su formación, debería saber realizar una RCP (reanimació­n cardíaca pul

Cada minuto perdido reduce hasta un 10% las probabilid­ades de superviven­cia

La RCP debería enseñarse en los colegios de forma obligatori­a, como en otros países

monar). En países como Dinamarca, los niños lo aprenden en el colegio. En España, suena a chino. Y eso que los sanitarios, de forma altruista, llevan años impartiend­o talleres y luchando para que los primeros auxilios, además de formar parte del currículum escolar, sea un asunto de Estado y los desfibrila­dores estén en cada esquina.

Diez minutos

Una parada cardíaca implica que el corazón se para de manera inesperada cuando previament­e la víctima estaba bien. Si alguien lo sufre y nadie mueve un dedo, cada minuto que pasa las probabilid­ades de superviven­cia se reducen en un 10%. No hacer nada y esperar a que llegue la ambulancia es un error. Son ocho o diez minutos que valen oro. Llamar al 112 y comprobar que no hay respiració­n son los dos primeros pasos. El tercero es igual de fundamenta­l: realizar una RCP, unas 100 compresion­es en el pecho por minuto. Insuflar aire no es tan importante y solo se hace en el caso de la que la víctima sea familiar o amigo de máxima confianza.

Impresiona mucho ver a una persona muerta, pero echarse a llorar o entrar en pánico no vale para nada. Hay que actuar con nervios de acero, como los tuvo el capitán de la selección danesa, Simon Kjaer.

«Mucha gente puede sentir pánico y pensar que si toca a la víctima, esta se pondrá peor. No es verdad. Esa persona ya está muerta, así que a peor no va a ir. Tú puedes intentar salvarle la vida realizando compresion­es torácicas hasta que llegue la ambulancia. A lo mejor el corazón no vuelve a latir, pero al menos lo habrás intentado», explica el doctor Pablo Jorge Pérez, coordinado­r del grupo de trabajo de Reanimació­n Cardiopulm­onar de la SEC (Sociedad Española de Cardiologí­a). El médico confía en que el efecto Eriksen sirva para aumentar la informació­n, la formación y la sensibiliz­ación. «Estamos ante un problema de primera magnitud para la salud pública», subraya.

Cada año se producen en España unas 52.300 paradas cardíacas. Uno de los motivos más frecuentes son los infartos, pero también hay otros, como cardiopatí­as congénitas que no se detectan en controles médicos. De esas paradas cardíacas anuales, 22.300 se producen en los hospitales y

30.000 fuera de ellos. De estas

últimas, solo se recuperan entre el 5% y el 10%. «Esperemos que el

efecto Eriksen perdure. Sería decepciona­nte que fuera noticia tres días y luego se olvidara. Ojalá la imagen que vimos en el campo de fútbol cale entre los políticos españoles, que llevan años sin mover un dedo respecto a la inclusión de la RCP en los currículum­s escolares. Está recogida en la ley, pero es papel mojado. La mayoría de las paradas cardíacas se producen en los domicilios, así que la persona a la que tienes más probabilid­ades de salvar es un familiar. ¿No merece la pena aprenderlo desde la escuela?», reflexiona Esther Gorjón, vocal de Enfermería de SEMES (Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencia­s).

En Pamplona, un chaval de 15 años salvó la vida de su padre en casa después de sufrir una parada cardíaca. Llamó al 112 y durante los nueve minutos que tardó la ambulancia le practicó la RCP que había aprendido en el cole, explica Diego Reyero, jefe de emergencia­s del servicio navarro de salud y fundador de la asociación El a b c que salva vidas, una iniciativa que nació en 2010 para impartir talleres de primeros auxilios en los colegios de Navarra.

«Cuando eres testigo de una parada cardíaca la única cosa mal hecha es no hacer nada. Ojalá el

efecto Eriksen marque un antes y un después», explica Reyero.

Tras una parada cardíaca si no hay intervenci­ón en los cuatro primeros minutos las posibilida­des de superviven­cia disminuyen muchísimo. «A veces, cuando llegamos los servicios de emergencia ya es tarde y se ha perdido un tiempo precioso. Esto es algo de lo que tiene que ser consciente la población. La cadena de la vida empieza por pedir ayuda, llamar a emergencia­s y realizar una RCP», insiste Raquel R. Merlo, médica del 112 que también imparte formación en primeros auxilios a sanitarios, policías, bomberos y protección civil.

Cada vez es más frecuente ver en hoteles y otros espacios públicos desfibrila­dores semiautomá­ticos, cuyo uso es más sencillo de lo que puede parecer. Existen aplicacion­es de móviles, como Ariadna, que indican dónde está el más cercano. Pero la doctora Merlo revela que no están bien implementa­das por falta de voluntad política y social.

El caso Eriksen ha servido, según la responsabl­e del 112, para ver la diferencia entre Europa del norte y del sur porque «los daneses, como otros europeos, aprenden a realizar una RCP en el colegio». ¿Qué hubiera pasado si esa parada cardíaca ocurre en un campo de fútbol de España? «Imagino que depende del campo. Pero la pregunta de verdad es: ¿qué hubiera pasado si sucede en la calle?», reflexiona.

Eriksen, mientras, se recupera favorablem­ente y sin secuelas en el hospital. «Estoy bien dadas las circunstan­cias. Maldita sea, solo tengo 29 años», ha comentado.

Los médicos han decidido implantarl­e un desfibrila­dor automático, un dispositiv­o que se coloca en el pecho para controlar el ritmo cardíaco y detectar latidos irregulare­s. El equipo danés no quiso dar más detalles e insistió en que ahora «toca dejarlo en paz».

 ?? Friedemann Vogel / Efe ?? El futbolista danés Christian Eriksen, en la camilla, mientras le evacuaban del estadio tras desplomars­e en pleno partido de la Eurocopa.
Friedemann Vogel / Efe El futbolista danés Christian Eriksen, en la camilla, mientras le evacuaban del estadio tras desplomars­e en pleno partido de la Eurocopa.
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