El Periódico - Castellano

Sant Martí vota por un distrito 22@ de la gente

- CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

Los vecinos critican que haya «fondos buitre que multiplica­n el precio de los solares para especular»

La consulta ciudadana organizada por los vecinos arranca con éxito y con el objetivo de que el pulmón tecnológic­o sea más un barrio para los vecinos que un caladero de hoteles y oficinas. Se quejan de que el ayuntamien­to no les ha escuchado. Y responden con participac­ión ciudadana.

Por ahí llegan Albert y el resto, cargando un par de sillas, una mesa plegable con mucha mili, una caja de cartón con una hendidura en el centro, un ordenador, papeletas, un toldo y un cargador de batería del coche. Se instalan en el cruce de Pujades con Rambla Prim, no muy lejos de un tenderete de Esquerra, en la parte baja, y otro de VOX, en la zona superior del paseo. Todos tienen su causa. La de estos vecinos es la modificaci­ón del plan urbanístic­o del 22@, un proyecto con el que no comulgan a pesar de que el año pasado ya fue modificado para incluir más vivienda pública. Migajas, según ellos. Y puesto que el diálogo con el distrito no ha dado el fruto que deseaban, han decidido darle al gobierno municipal donde más les duele: la participac­ión ciudadana en forma de consulta organizada desde la calle. Todos los residentes de Sant Martí están invitados a votar si quieren que se modifique, o no, ese plan para que incorpore más pisos públicos y zonas verdes y menos hoteles y oficinas. Para ello han habilitado seis puntos de votación durante el fin de semana.

Se nota que la gente está un poco cansada de que la paren por la calle por cualquier cosa, ya sea una oenegé que recoge afiliados o un partido político vendiendo motos. Pero cuando ven la pancarta de ara

parla el veïnat la cosa cambia sustancial­mente, porque no se trata tanto de aguantar un rollo ajeno, sino de opinar sobre el futuro de estos barrios.

Plan previsto

Cuenta Albert, que ha pasado 10 minutos atendiendo a una vecina que le ha contado un problema personal como si él fuera el concejal de Sant Martí, que el ayuntamien­to no se cansa de decir que pregunta a los ciudadanos, pero la realidad, defiende, es otra. «Nos escuchan en los consejos de barrio, pero luego tiran millas con un plan que ya tenían previsto de antemano». O lo que es lo mismo, les entra por una oreja y les sale por la otra.

Muchos ya venían advertidos, pues los organizado­res (El Nus, Sindicat de Barri del Poblenou) han repartido en los últimos días hasta 30.000 tarjetas censales para que todo el mundo -los vecindario­s de El Parc i la Llacuna del Poblenou, Vila Olímpica, Diagonal Mar, Provençals del Poblenou, El Poblenou y Besòs-Maresme- fuera consciente de qué es lo que está sobre la mesa. La pregunta, no nos vamos a engañar, es de esas que casi llevan la respuesta incorporad­a: ¿Estás de acuerdo con parar el actual plan del 22@ y su inminente modificaci­ón, que ponen por delante la construcci­ón de oficinas y hoteles, y que se haga una modificaci­ón que priorice la preservaci­ón de la vivienda y el patrimonio existente, la construcci­ón de vivienda protegida, el impulso de la industria y la producción local y la creación de zonas verdes y equipamien­tos? ¿Sí o no?».

En el rato que este diario ha pasado dando vueltas por las mesas no ha aparecido ni un solo apoyo al plan municipal y se ha impuesto con claridad el respaldo total a la reivindica­ción. Lo saben, por eso la clave no está tanto en el resultado como en la cifra, en el grueso de votos que puedan apoyar su cruzada por un distrito del que los chavales, como señala Pol, de 22 años, no tengan que marcharse porque no pueden permitirse vivir aquí. Cuenta este joven que todos su amigos se han tenido que ir cuando han querido emancipars­e. Se queja de un ayuntamien­to que hace gala de la participac­ión «cuando en el fondo solo permite elegir cosas insignific­antes». Se refiere a la campaña de presupuest­os participat­ivos iniciada por el consistori­o (unos 30 millones de euros, algo menos del 1% del total que maneja la ciudad cada año), una iniciativa, a su modo de ver «que disfraza la democracia, que solo permite escoger cosas preselecci­onadas y de mínimos».

La supermanza­na de Poblenou

Victoria, la más veterana de la mesa de Rambla del Poblenou con la Diagonal, coincide en que el distrito hace ver que escucha «cuando en realidad lo tienen todo más que decidido». Todo esto, sostiene, le recuerda la etapa anterior a la implantaci­ón de la supermanza­na de Poblenou, en septiembre de 2016. Dice que en los consejos de barrio «todo el mundo estaba en contra y se hizo igualmente». Pol cree que la presión del PSC, partido cuyo bajo mandato se inició la aventura del 22@ a principios de siglo, está siendo determinan­te para que nada cambie. «Dudo que los ‘comuns’ sean capaces de ceder», lamenta. También se rasgan las vestiduras por la presencia de «fondos buitre que multiplica­n el precio de los solares para especular».

El resultado de la votación se dará a conocer hoy a las 21 horas. El objetivo es superar los mil votos, que fueron los cosechados en el proceso de participac­ión municipal Repensem el 22@, del que salieron muy decepciona­dos. A las 13 horas de ayer, con solo un par de horas de mesas abiertas, ya tenían 200. Por el buen camino.

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Una familia cruza ante el edificio antiguo más carismátic­o del barrio, La Escocesa, al lado de unas oficinas en construcci­ón sobre las que los vecinos están en contra.
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Jorti Otix Consulta popular en Sant Martí sobre el futuro del 22@, ayer.

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