El ritmo de venta de entradas de conciertos registra un acelerón
Después de más de un año de actividad bajo mínimos históricos, con prohibiciones expresas, aforos liliputienses y mucha niebla en el horizonte, la música en directo vive señales de reanimación, aunque sigan en la picota parcelas importantes, relativas a los macrofestivales, al tráfico de giras internacionales y a las salas de concierto. Pero la oferta de este verano luce multiplicada respecto a 2020, hay hambre acumulada de la ciudadanía, que tal vez haya podido ahorrar en tiempos de confinamiento, y los programadores advierten de un ritmo de ventas acelerado respecto a cualquier temporada anterior, con sold outs urgentes que transmiten cierta ansiedad del público por no quedarse sin entradas.
En la parte del león, el gigante Primavera Sound, agotando todo el papel de su redoblada edición de 2022, con 200.000 entradas despachadas en poco más de una semana, a sumar a las ya vendidas del cartel original, y la previsión de alcanzar el medio millón de asistentes, 100.000 de ellos venidos del exterior (126 países) en la que ya se anuncia como «la primera gran cita de la temporada europea de festivales pospandemia».
Efervescencia
Un festival que ha tenido que lidiar con la oscuridad pandémica de este invierno y primavera, el Guitar BCN, ha cerrado estos días su edición con 45.000 entradas vendidas y 54 sold outs del total de 65 conciertos (formatos forzosamente reducidos, por debajo del millar de espectadores de media). Y ya en tiempo de desescalada, los números de las grandes citas tienden a la efervescencia: 60.000 entradas vendidas en el Festival Jardins de Pedralbes (el 77% del total), y otras 25.000 (el 60%) en Porta Ferrada, muestra que no arranca hasta el 9 de julio.
Luego, ¿pasaremos ahora del canto del apocalipsis a la borrachera triunfalista? «La gente responde, y lo hace de una manera mucho más acelerada», reflexiona Xavi Pascual, director de los festivales Sons del Món, Acústica, Strenes y Respira. «Ahora es habitual poner un concierto a la venta y que en una semana se hayan vendido muchas más entradas de las que se vendían antes. Pero hay que tener en cuenta que los aforos siguen siendo más reducidos». De ahí vienen también las carreras para hacerse con las localidades. La capacidad máxima permitida está ahora en el 70%, y para un festival como el Sons del Món (Roses), eso representa pasar de 2.000 localidades a 1.400. «Son 600 entradas menos cada día», hace notar Pascual. ¿Y los cachés se han adaptado a esa rebaja? «Depende del artista, pero, en general, no tanto como correspondería al descenso de los aforos», indica el promotor. «Hay incluso figuras estatales que han subido el caché, sabiendo que este verano no habría giras internacionales y que ellos serían los protagonistas». Sons del Món ha vendido todas las localidades de cuatro de sus nueve conciertos programados entre finales de julio y entrado agosto, los de Aitana, God Save the Queen, Oques Grasses y Stay Homas. La iniciativa de Respira, un singular conciertofiesta de Joan Dausà en las ruinas de Empúries, ha agotado el
Este verano campan sobre todo los artistas autóctonos, si bien Pedralbes cuenta con alguna figura internacional, como Alan Parsons, que debe ofrecer un doblete el 16 y 17 de julio. Ahí, el Brexit ha añadido un plus de complicaciones por la «extrema lentitud» con que se expenden los necesarios permisos de trabajo. Pero las sensaciones y los números son de alivio viniendo de donde venimos, y más que lo serán, suspira el sector, en vistas a un 2022 en el que se están reservando fechas a gogó en todos los escenarios barceloneses. «Vendrán, ahora sí, los locos años 20, y durarán varias temporadas», pronostica. «Siempre que nos hayamos librado del covid».
Las cifras
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