‘Lola’, el viaje iniciático de una joven transgénero
La película de Laurent Micheli se centra en el choque entre una padre reaccionario y una hija que se encuentra a punto de completar su proceso de tránsito.
La película Lola, del belga Laurent Micheli ha llegado a las pantallas justo el fin de semana que se ha desbloqueado la ley trans en nuestro país. Para el director, la libre autodeterminación de género, que hasta el momento había sido el máximo escollo para su aprobación, supone la cuestión fundamental a la hora de dignificar y legitimar al colectivo. «Cuando alguien dice que es trans, es porque lo es, no tiene que justificarse durante años y pasar por el calvario de asistir a pruebas médicas y psiquiátricas, eso me parece arcaico. El argumento de que sea un menor no se ajusta a las necesidades de ese niño o niña. Si una persona está segura de lo que es, cuanto antes mejor, no tendrá que vivir con ese sentimiento de opresión y habrá ganado tiempo», comentaba Micheli durante su visita a
Madrid para presentar su película.
Precisamente en torno a esta idea gira el argumento de Lola, una joven de 18 años que ha iniciado su transición en solitario después de que su padre la repudiara y la echara de casa. Durante toda su infancia tuvo que soportar el peso de ser diferente, de que la insultaran, de que no la comprendieran, y finalmente, para poder reivindicar su identidad tuvo que salir de ese círculo nocivo y emprender un camino en solitario. «Para mí era muy importante utilizar el punto de vista adolescente, porque es el momento en el que uno se está definiendo y tiene la energía necesaria para afrontar ciertas cosas, para romper con las barreras y poder colocarse en un sitio», continúa Micheli.
Así, la protagonista, se ha tenido que construir una coraza a su alrededor, pero después de la muerte de su madre, la única que había logrado comprenderla, su mundo se desmorona. Ya no cuenta con su apoyo emocional, ni tampoco con el económico a pocas semanas de su reasignación de sexo. El reencuentro con su progenitor supondrá una prueba de fuego para ambos. Él no comprende el proceso por el que pasa su hija, y ella está cansada de tener que explicárselo.
Figura de la masculinidad
Para el director, el personaje del padre (que encarna Benoît Magimel) fue el más difícil de construir. «Quería que fuese una especie de reconstrucción y redefinición de la figura de la masculinidad que no sabe decir te quiero, que tiene prejuicios, pero también quería que lo comprendiéramos. En realidad, a través de él quería simbolizar el camino de cambio que tiene que hacer la sociedad para intentar entender, todos tendríamos que comprometernos con esa idea de cuestionamiento de nuestros valores».
En cuanto a Lola, sí tenía claro cómo quería que fuera, una chica que se ha liberado, que se encuentra a gusto consigo misma, pero que ha acumulado mucha rabia y eso le hace estar a la defensiva. Encontró a Mya Bollaers después de un año y medio de hacer castings. «No tenía experiencia como actriz, así que trabajamos mucho juntos, nos acompañamos mutuamente y lo único que tuve que hacer es enseñarle a protegerse para que no se identificara demasiado con su personaje y que cuando se fuera a casa después de rodar volviera a ser Mya».
Unos días antes de su estreno, la película recibió ataques tránsfobos en las redes sociales. Precisamente por esa razón, Laurent Micheli piensa que la celebración del Orgullo LGTBIQ+ es más importante que nunca. «Los derechos no están adquiridos de por vida, y está claro que hay que recordar el largo camino que ha hecho falta para poder conseguirlos, la cantidad de gente que ha muerto y sigue muriendo por eso. Solo hay que ver cómo está avanzando la ultraderecha en todos los países para echarse a temblar. La hostilidad sigue estando presente, por eso estoy en contra del pink washing, porque no es una cuestión de estética, sino de lucha».
n