El Periódico - Castellano

España se asoma al precipicio

Dos partidos, dos empates, dos puntos de seis posibles. Todo, empezando por Luis Enrique, queda bajo sospecha en una irregular y desconcert­ante selección, que se la juega el miércoles en el decisivo ‘match ball’ ante Eslovaquia.

- MARCOS LÓPEZ

Luis Enrique sigue sin hallar eficacia y solvencia defensiva para un grupo que paga su poco oficio e inexperien­cia La selección se apaga y encoge en sus dos primeros partidos y dispara las alarmas sobre su futuro en el torneo

Anda España desorienta­da, sometida a una situación de estrés que ni podía imaginar cuando arrancó la Eurocopa. Tenía inicialmen­te un camino sencillo (Suecia, Polonia, Eslovaquia), jugando, además, en su refugio de Sevilla, aunque La Cartuja nada tiene que ver con los tradiciona­les hogares cálidos que suponía visitar el Sánchez Pizjuán o el Benito Villamarín. De pronto, todo cambió tras dos empates decepciona­ntes. Ni una semana ha pasado de esa selección, discutida por muchas razones, empezando por Luis Enrique, un técnico antipático a los ojos del centro del país y más, sobre todo, cuando prescindió de Ramos, el faro de España, y dejó a La Roja sin ningún jugador madridista en el grupo.

«Será un match-ball contra Eslovaquia. O ganas o te vas fuera, hemos tenido poca fluidez en la circulació­n», dijo inquieto el técnico, asumiendo que la selección entró en cuenta regresiva, abrumada, además, por el impacto del penalti fallado primero por Gerard Moreno (lo estrelló en el poste, el primero que yerra tras 14 anotados con el Villarreal) y el tiro posterior de Morata a las nubes.

El juego, ilusionant­e en la primera mitad del frustrante empate con Suecia, se ha ido apagando de tal manera que ahora, cinco días más tarde, con otra desconcert­ante igualada ante Polonia, todo son preguntas sin respuestas. La selección chuta como nadie, pero no acierta. Son dos partidos, dos puntos de seis posibles y solo un gol en 180 minutos. Si se amplía al amistoso con Portugal, el drama ofensivo es aún mayor. Un tanto en 270 minutos. Está entre las cinco que más dispara de la Eurocopa, figurando, por supuesto, en el furgón de cola de la eficacia. Ese debate, que se arrastraba desde el

Mundial-2018 de Rusia, entonces con hegemonía blanca (hasta seis madridista­s, incluido el añorado Iago Aspas, ausente ahora), se ha agravado estos días.

Pero el problema es que el gol ya no es el único problema para Luis Enrique, quien se marchó el sábado por la noche de La Cartuja mucho más preocupado que tras el estreno con los suecos. Inquieto el técnico porque España no domina las áreas. Se sabía que necesitaba producir mucho para marcar. Lo que se desconocía es que los rivales, sin generar demasiado, someten a dificultad­es extremas a la inusual defensa diseñada por el asturiano, con dos zurdos (Laporte y Pau Torres) en el eje, escoltado por un lateral postizo, Marcos Llorente, al que se limita su campo de acción, acostumbra­do como está en el Atlético a ser un alma libre.

Vuelve Busquets

Hasta 28 disparos ha hecho España en sus dos partidos en la Eurocopa. Y tan solo 10 han ido a puerta. Justo el 50% de esos disparos (14) han salido fuera, lo que revela la preocupant­e falta de puntería de una selección que ha usado, curiosamen­te, a todos sus delanteros, probando Luis Enrique prácticame­nte casi todas las combinacio­nes posibles. Con doble nueve ante Polonia empezó (Gerard Moreno y Morata juntos) y sin nueve terminó el asturiano con un trío (Ferran Torres, Oyárzabal y Sarabia) donde no se adivinaba, ni de lejos, la figura de un goleador. Adama Traoré, el jugador con más regate y desequilib­rio de los 24 citados por Luis Enrique, es el único que aún no debutó en el torneo.

El técnico ha agitado, sin éxito, el centro del campo y el ataque para recobrar la eficacia. Solo Pedri, un joven de 18 años que la temporada pasada estaba en Segunda con Las Palmas, ha completado los 180 minutos. Pero no da Luis Enrique con la conexión adecuada para reactivar a una selección que proyecta poca alma, inexperta como es y falta de oficio porque ocho, por ejemplo, de los 11 titulares ante Polonia debutan en un torneo de esta exigencia física, futbolísti­ca y anímica. El miércoles regresará Busquets para liderar un grupo donde se pone el foco en la criba inicial de Luis Enrique y ahora también en la gestión de unos cambios que no cambian nada.

En ese astuto empujón de Lewandowsk­i a Laporte, justo antes del gol polaco, se resume la falta de picardía de una España que lleva el miedo en el rostro. Se asoma angustiada al precipicio.

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Álvaro Morata
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Aymeric Laporte
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Luis Enrique

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