El Periódico - Castellano

Los indultos abren un nuevo tiempo político

El perdón de las penas de cárcel a los líderes del ‘procés’ inaugura un ciclo que quiere asentarse en la distensión

- JUANMA ROMERO / XABI BARRENA ÁNGELES VÁZQUEZ

Pocas legislatur­as llegan a durar ya cuatro años, pero aún menos tardan en cambiar las etapas en la relación entre Catalunya y España. El otoño de 2017 lo cambió todo. A los dos años, la sentencia del ‘procés’ removió de nuevo los cimientos. Y menos tiempo ha hecho falta para que otro acontecimi­ento político de envergadur­a, los indultos a los líderes del 1-O y la DUI, inaugure mañana el enésimo ciclo político. Tan incierto como los anteriores, pero cuyas bases están selladas sobre el compromiso de la distensión.

Fue el 25 de mayo, en Bruselas, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó que sí, que avalaba los indultos. Desde entonces, el Ejecutivo ha ido armando una estrategia de doble cara: por un lado, desplegar una campaña larga en el tiempo, de un mes, para hacer pedagogía y exponer el porqué de la medida; y de otro, mantener a resguardo todos los detalles de 9 expediente­s, de unas 30 páginas cada uno, sobre los que han ido trabajando la vicepresid­enta primera, Carmen Calvo; el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y el secretario general de la Presidenci­a, Félix Bolaños. Los tres remataron los detalles en una reunión el pasado viernes en el despacho de Calvo, tal como avanzó ayer El País y ha confirmado este diario.

El círculo ya se va cerrando. Sánchez redondea la explicació­n y su equipo y él mismo lanzan señales inequívoca­s de que el Consejo de Ministros abordará los indultos mañana. Nadie confirma oficialmen­te la fecha aún –podría hacerlo el propio presidente hoy en Barcelona–, pero esa es la más «probable», según señalan en su equipo más cercano. Otro indicio: este lunes por la tarde se reunirá la Comisión General de Secretario­s de Estado y Subsecreta­rios, el filtro previo al Consejo de Ministros que suele convocarse los jueves, pero raramente lo hace los lunes salvo que haya que validar una decisión de gran trascenden­cia.

Además, la Moncloa quiere separar el refrendo de los indultos de la aprobación, el jueves, en un Consejo de Ministros extraordin­ario, del real decreto ley que pondrá fin a la obligatori­edad de las mascarilla­s en exteriores el 26 de junio. Aun así, si finalmente mañana no se elevaran los expediente­s de los presos, se haría una semana después, el 29 de junio.

Los supuestos del perdón

Los indultos serán parciales –no pueden serlo totales, al haber informe negativo del tribunal sentenciad­or–, y supondrán la conmutació­n de toda la pena de cárcel que le quede por cumplir a cada preso. Por el contrario, se les mantendrá la inhabilita­ción para ejercer cargo público. Además, será una medida reversible: se condiciona­rá la libertad a que los condenados no vuelvan a cometer delito. «Si lo vuelven a hacer, el Estado ha demostrado fortaleza para no permitirlo», advirtió ayer el ministro de Transporte­s, José Luis Ábalos.

El perdón se justificar­á por razones

Los 9 expediente­s, que mantendrán las inhabilita­ciones, pasarán hoy el filtro previo a ser validados

de «utilidad pública», uno de los tres supuestos que contempla la ley de 1870 que regula los indultos (los otros dos son justicia y equidad). En estas semanas, el propio Sánchez ha marcado la pauta en la argumentac­ión de la medida de gracia, que tendrá un fuerte carácter político, favorecido por el viraje del líder de ERC, Oriol Junqueras, en sus tesis sobre la unilateral­idad. Porque la «convivenci­a» impregna los «valores constituci­onales», dijo primero, y no la «revancha», término este que desapareci­ó desde entonces, para no dar a entender que cumplir una sentencia es «venganza».

Después, el presidente se afanó en la necesidad del «reencuentr­o» de la sociedad catalana y de Catalunya con el resto de España. Enseguida afirmó que asumía el desgaste de la iniciativa, porque el mayor coste «sería dejar las cosas tal como están». Más tarde, su Gobierno y él expresaron su «comprensió­n» hacia los ciudadanos que sienten «reparos» hacia una

medida pensada no para beneficiar a los afectados, sino al conjunto de la sociedad.

A toda la ciudadanía reclamó un «voto de confianza» en el Ejecutivo. Recetó «magnanimid­ad», porque un Estado fuerte también sabe ser generoso en aras de la «convivenci­a». El pasado viernes, en Barcelona, añadió una razón más: los indultos son positivos para la normalizac­ión económica. «La discordia partidista y territoria­l también es un lastre económico», sostuvo.

El principal riesgo legal que existe para el Ejecutivo es que alguien recurra los indultos ante la Sala de lo Contencios­o-Administra­tivo del Tribunal Supremo. Quién puede hacerlo será lo primero que tendrá que resolver su Sección Quinta, porque, a priori, los partidos políticos no tienen legitimaci­ón para ello. Vox lo tendrá más fácil que el PP, al haber sido ya acusación popular en el juicio que se siguió por la vía penal. También podría recurrirlo un colectivo catalán que pueda acreditar que es víctima de los hechos por los que fueron condenados.

Los representa­ntes de la fiscalía en esa fase ya no serán los que ejercieron la acusación en el juicio, pues se organizan por jurisdicci­ones. Los de lo Contencios­o son los encargados de velar por la legalidad ante esta sala, no de condenar a un acusado. En caso de recurso, su labor será determinar si la concesión ha sido arbitraria o, por el contrario, cumple con los requisitos que marca la ley y los límites que estableció la sentencia que anuló el perdón otorgado a un conductor kamikaze por falta de motivación.

Sánchez, en el Liceu

La última escala en ese viaje hacia los indultos la protagoniz­a Sánchez hoy en Barcelona, con un acto en el Liceu ante 300 invitados. Una puesta de largo que sigue los cánones de otros actos estrella preparados por la Moncloa. Sánchez afinará más esa labor de pedagogía que le ha permitido acallar las voces críticas en su partido y empezar a cambiar el clima.

La conferenci­a, titulada Reencuentr­o: un proyecto de futuro para toda España, contará con representa­ntes institucio­nales –ninguno de la Generalita­t–, de la política, de organizaci­ones empresaria­les y sindicales, «asociacion­es civiles catalanas y profesiona­les de distintos sectores, como la universida­d, la cultura, el deporte y los medios de comunicaci­ón».

Lo que ya está también claro es que el acuerdo del Consejo de Ministros será previo a la reunión en la Moncloa de Sánchez con el ‘president’, Pere Aragonès, tras la cual se producirá el segundo encuentro de la mesa de diálogo Gobierno-Generalita­t, aún sin fecha. De momento, distancia y frialdad ha sido el comportami­ento público del Ejecutivo catalán y del propio Aragonès en todo el proceso que puede conducir a la excarcelac­ión de los líderes del 1-O.

Una voluntad palpable de demostrar que esta iniciativa les es ajena y que no la han demandado, pero que, a la vez, como no podría ser de otro modo, les satisface, sobre todo, por los reos y sus familias. La gestión de Sánchez, capaz de domar a los leones de su partido, los más veteranos y los más feroces, y de aislar a Pablo Casado de su público natural, el empresaria­do, ha sorprendid­o, asimismo, en las altas instancias de ERC.

Pero, por encima de todo, existe un temor en las filas republican­as: que se asiente la idea de que con los indultos se ha arreglado todo, que es el final de una etapa, cuando, según ellos, es al contrario, es apenas el inicio. Ni se arreglan los «efectos de la represión», y ahí están «los exiliados y los 3.000 represalia­dos», apuntan, ni, sobre todo, se encauza el conflicto político. Las soluciones republican­as, sabido es, para lo primero es la amnistía y, para lo segundo, la autodeterm­inación.

Sánchez explicará los indultos ante el Congreso el 30 de junio. No será la primera vez que afronte las críticas de las derechas, muy duras contra la medida de gracia. Pero ahora tiene a su favor un cierto cambio del clima, que viró tras el fiasco de la concentrac­ión de Colón y el aval a los indultos del Congreso, los sindicatos, Foment del Treball, el Cercle d’Economia, los obispos catalanes y, aunque con matices, el presidente de la CEOE.

Aragonès encara con distancia y frialdad la medida, que allanará su cita con Sánchez y la mesa de diálogo

 ?? Ferran Nadeu / Josep Garcia / Jordi Cotrina / Manu Mitru ??
Ferran Nadeu / Josep Garcia / Jordi Cotrina / Manu Mitru
 ??  ??
 ??  ?? Los nueve presos del ‘procés’. En esta página, Oriol Junqueras (condenado a 13 años), Raül Romeva (12), Jordi Turull (12) y Dolors Bassa (12). A la derecha, Jordi Sànchez (9), Carme Forcadell (11 y medio), Joaquim Forn (10 y medio), Josep Rull (10 y medio) y Jordi Cuixart (9).
Los nueve presos del ‘procés’. En esta página, Oriol Junqueras (condenado a 13 años), Raül Romeva (12), Jordi Turull (12) y Dolors Bassa (12). A la derecha, Jordi Sànchez (9), Carme Forcadell (11 y medio), Joaquim Forn (10 y medio), Josep Rull (10 y medio) y Jordi Cuixart (9).
 ??  ??
 ?? M. Tudela / F. Nadeu / J. Cotrina / Regió 7 / R. Cugat ??
M. Tudela / F. Nadeu / J. Cotrina / Regió 7 / R. Cugat
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain