El Periódico - Castellano

Sin tregua ante los incendios: de Llançà a L’Ametlla de Mar

Casi a la misma hora en que los bomberos sellaban el siniestro de Cap de Creus ardía la vegetación cerca de la AP-7 y la N-340 en el Baix Ebre.

- GUILLEM SÁNCHEZ

Los bomberos lograron ayer estabiliza­r el incendio que prendió en Llançà el viernes y arrasó más de 415 hectáreas en el Cap de Creus. Si bien, casi a la misma hora comenzó otro fuego en una zona de vegetación de L’Ametlla de Mar (Baix Ebre), que obligó a cortar la autopista AP-7 y la carretera N-340, así como la circulació­n de trenes.

Además, aún quedaba algún foco menor, todavía con llamas, en el Cap de Creus y los equipos de extinción mantenían ayer por la tarde la vigilancia y sus labores, pero los puntos calientes se encontraba­n dentro de una zona perimetrad­a y anillada por agua.

Aunque no se dará el fuego por controlado hasta que se apaguen los restos de madera que aún prenden, el optimismo ganó fuerza después de unas primeras jornadas complejas.

Con la llegada de la noche del pasado sábado y el aumento de la humedad relativa, impulsada en parte por su proximidad con el mar, el centenar largo de efectivos pudo tirar 12 kilómetros de mangueras y rodear el fuego accediendo a zonas que hasta esa noche se habían resistido. La evolución positiva permitió que pudieran volver a sus casas algunas de las 350 personas que habían sido evacuadas. En concreto, los residentes de las urbanizaci­ones de Santa Isabel, Beleser, Perabeua, la Mora i Les Mores. Entre los afectados por el avance de las llamas había incluso un grupo de niños procedente­s de Francia para participar en unas colonias.

El fuego, según las investigac­iones de los Agents Rurals, fue originado por una colilla lanzada junto a una carretera. Los cigarros mal apagados han causado en la última década en Catalunya 300 incendios y han sido los causantes de que ardieran más de 12.000 hectáreas de masa forestal.

La superficie abrasada del Cap de Creus pertenece casi exclusivam­ente al parque natural. Más de 360 de las 415 hectáreas calcinadas son de matorrales. Solo 24 hectáreas eran terreno de árboles. En el cabo, la masa verde más común es de matojo, como el romero (Salvia Rosmarinus) o la estepa negra, debido a que fuegos del pasado, algunos tan importante­s como el que se produjo en julio del año 2000 –de más de 5.000 hectáreas–, han dejado un relieve sin casi árboles.

Las muestras que recogen los Agents Rurals indican que en esta zona del Empordà, como sucede también en los bosques que rodean Barcelona, presentan un elevado estrés hídrico, una condición que dispara el riesgo de incendio, como ha quedado probado.

En la vía del tren

Por otro lado, en L’ Ametlla de Mar el incendio empezó en una zona de vegetación y, tras saltar la vía del tren, llegó hasta la autopista AP-7, lo que obligó a cortar el tráfico durante unas horas. Los bomberos finalmente arrinconar­on el fuego encaminand­o el mismo hacia un barranco para facilitar su control y evitar que se propagase hacia zonas boscosas.

El tráfico de vehículos fue reabierto a las 19 horas, aunque se registraro­n retencione­s en los dos sentidos de la marcha. Y Protecció Civil habilitó un servicio alternativ­o al ferroviari­o por carretera entre L’Ametlla de Mar y Hospitalet de l’Infant.

El tráfico en la autopista AP-7 se restableci­ó por la tarde pero hubo retencione­s

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David Borrat Un helicópter­o refresca, ayer, la superficie afectada por el incendio en el Cap de Creus.

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