El Periódico - Castellano

En busca del banco desconocid­o

Hace cuatro años, Baiget dijo que estaba dispuesto a ir a la cárcel, pero no a perder patrimonio. Puigdemont lo cesó

- Joan Tapia Joan Tapia es presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

Hace unos días el Tribunal de Cuentas, en un procedimie­nto muy polémico y dejando solo tres horas para las alegacione­s de los abogados defensores, impuso una fianza solidaria de 5,4 millones a 34 dirigentes independen­tistas por gastos indebidos en el extranjero a favor del ‘procés’. Lo más llamativo era que la fianza era de facto una condena previa a la sentencia. Parecía ideada para boicotear la desinflama­ción del conflicto que perseguían los indultos y José Luis Ábalos, entonces ministro vip y secretario de Organizaci­ón del PSOE, las calificó de «piedras en el camino».

La Generalita­t aseguró que no habría problema. El Institut Català de Finances, dotado con 10 millones para la ocasión, facilitarí­a que un banco privado avalara las fianzas de los 34 encausados. No sería pagar una condena sino avalar una fianza y la presunción de inocencia impera en el mundo judicial. La solución era atrevida, pero no descabella­da. El problema, el fracaso, es que hasta hoy –el día antes del fin del plazo– la Generalita­t sigue buscando el banco deseado. Quizás porque su decreto dice que, en caso de condena, no se ejecutaría hasta que hubiese una sentencia internacio­nal.

Lo mejor sería que la Generalita­t encontrara el banco desconocid­o. El necesario diálogo tendría un obstáculo menos. Pero los independen­tismos deben aprender –en Elna se ha visto que son testarudos– que no se debe vender la piel del oso antes de cazarlo. El independen­tismo lleva tiempo prometiend­o lo que no puede. Y desprecian­do a quienes lo señalan. Luego, las consecuenc­ias las pagamos todos.

Lo del banco avalista que no se encuentra me ha recordado las declaracio­nes, el 3 de julio de 2017, de Jordi Baiget, entonces ‘conseller’ de Empresa de la Generalita­t (antes secretario de Presidènci­a con Artur Mas) a Xavier Xirgo, el autor de los dos últimos libros de Puigdemont, en El Punt-Avui. Entonces, poco antes del gran error de la DUI de octubre, Jordi Baiget confesó: «Hemos tendido a menospreci­ar al Estado y el Estado es muy fuerte... tanto que segurament­e no podremos hacer el referéndum». Y añadía que firmar los requerimie­ntos del Tribunal Constituci­onal imponía respeto: «Ir a prisión, yo podría aguantarlo, pero no si van contra nuestro patrimonio; pensemos en las familias a las que nuestras decisiones pueden afectar».

La reflexión del ‘conseller’ Baiget no fue escuchada. Solo mereció el cese fulminante de Puigdemont. El independen­tismo se equivocó al no reflexiona­r sobre lo dicho por un nacionalis­ta, e independen­tista, que no quería prometer imposibles. Porque Baiget hacía otras dos reflexione­s muy pertinente­s. Una: «Necesitamo­s una movilizaci­ón masiva», pero «pensar que conseguire­mos movilizaci­ones mayoritari­as y permanente­s es no conocer el país». Sobre la idea de la CUP: «El país no aguantaría una huelga general».

La otra advertenci­a no era menor: «Una parte del Govern no estamos en el núcleo duro de las decisiones y esto... esto genera lo que genera... a mí, y a otros, no se nos consulta la estrategia que debemos seguir...».

El ‘conseller’ Baiget tenía razón. Por eso fue purgado. Hoy conviene recordar que 5 millones es una fortuna para un ciudadano normal. Pero a 500.000 por barba, de diez millonario­s del ‘procés’, sería –me lo decía un gran empresario no catalán– menos de lo que se van a gastar en la gasolina del yate este verano. ¿Por qué hoy ya no hay 10 millonario­s dispuestos a avalar?

Porque la realidad no es la de los sueños de Puigdemont. Espero que el ‘president’ Aragonès tenga más ‘seny’.

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