Los 10 minutos de Bezos en el espacio
El fundador de Amazon culmina con éxito el vuelo de Blue Origin junto a su hermano, la pionera Wally Funk y el joven Oliver Daemen. Ya ha abierto una nueva convocatoria de astronautas privados.
Los hombres más ricos del planeta ya no compiten solo para ver quién acumula más bienes en la Tierra. Ahora su riqueza se ha convertido en el combustible de una nueva etapa de la exploración espacial: la carrera de los multimillonarios para conquistar, metafóricamente, el espacio. Ayer, por ejemplo, el magnate estadounidense Jeff Bezos, el antiguo rostro de Amazon, protagonizó la primera misión tripulada de su compañía Blue Origin. Hace tan solo nueve días, Richard Branson, fundador de Virgin Galactic, presumió del mismo hito con su empresa. En ambos casos, presentaron sus respectivos viajes como algo inédito. ¿La realidad? Pueden presumir de un fantástico espectáculo extraterrestre y, como mucho, de una efímera degustación de lo que algún día puede llegar a ser el turismo espacial. Pero poco más.
La aventura espacial de Bezos, de hecho, apenas duró 10 minutos y 10 segundos. En menos de lo que tarda un ciudadano en prepararse el almuerzo, el cohete New Shepard despegó desde la base espacial de Van Horn, en Tejas, se alzó a más de 100 kilómetros de altura, viajó por el espacio durante unos tres minutos y regresó a la Tierra en perfecto estado. Esta efímera odisea espacial, precedida por un especial informativo que duró casi dos horas, fue suficiente para otorgar el título honorífico de astronautas a los cuatro terrícolas que participaron en la misión: el propio Bezos, su hermano Mark Bezos, la veterana aviadora Wally Funk (de 82 años) y el joven holandés Oliver Daemen (de 18 años).
Balance técnico
El balance técnico de la misión confirma que tanto la cápsula como el propulsor de Blue Origin superaron los 105 kilómetros de altura. Esto, en la práctica, significa dos cosas. Primero, que la misión logró sobrepasar con éxito la frontera espacial. Y segundo, que el vuelo de ayer superó la altura conseguida hace tan solo una semana por Branson, que se quedó a las puertas del espacio (le faltaron al menos unos 20 kilómetros para alcanzar el umbral donde se estima que acaba la Tierra y empieza el resto del cosmos).
Multimillonarios aparte, la misión de ayer deja al menos dos récords dignos de reseña. Daemen, estudiante holandés de 18 años, se convirtió en el primer cliente oficial de Blue Origin y en el astronauta más joven hasta la fecha (título que, hasta ese momento, ostentaba Gherman Titov con 25 años). Y Funk, con 82 años y una energía digna de una aventurera espacial, puede presumir de ser la persona de edad más avanzada que ha viajado al espacio (John Glenn, que lo logró con 77 años, ya no puede apuntarse el mérito de ser el astronauta más mayor).
La historia de Funk es especialmente conmovedora, pues ella fue una de las aviadoras escogidas en los 60 para el programa secreto Mercury 13 que, tras meses de ensayos, vieron frustrado su sueño de convertirse en astronautas. Más de medio siglo después de que le dijeran que «una mujer no era apta para el espacio», la enérgica Funk demostró cuánto se equivocaban.
El futuro extraterrestre
Mientras algunos celebran el éxito de este primer vuelo espacial tripulado de Bezos, muchos otros se preguntan si, efectivamente, esta misión abrirá las puertas a que cualquiera pueda acceder al turismo
La misión alcanzó los 105 km y superó la altura de la nave de Branson hace una semana
Este año se prevén dos lanzamientos más con plazas que costarán varios millones
espacial. Por ahora, parece que sí. Al menos para los hombres y mujeres más ricos del planeta. De hecho, Blue Origin ya ha anunciado que pone ya a la venta los billetes para las siguientes misiones tripuladas del New Shepard. Este año se prevén al menos dos lanzamientos más. Y juzgando por la última puja, las plazas podrían venderse por varios millones de dólares por cabeza.
Entonces, ¿será este el nuevo empleo de Bezos ahora que ha dado un paso atrás en Amazon? Interpelado por una periodista, el hombre más rico del mundo dejó entrever que el espacio está entre sus prioridades. «Dividiré mi tiempo entre Blue Origin y mi fundación contra el cambio climático. Quizá haya algo más, pero todavía no lo sé. No se me da muy bien dedicarme a una sola cosa», declaró, en tono risueño, el magnate estadounidense.
Hablando sobre el futuro de su empresa, Bezos también afirmó que su objetivo es que las herramientas que están desarrollando ahora sean «escalables» para misiones más ambiciosas. Todo apunta, pues, a que la multimillonaria carrera espacial entre los hombres más ricos del mundo no ha hecho más que empezar.