El Periódico - Castellano

Seis trabajador­as de Girona ya disfrutan este año de la baja por menstruaci­ón

▶ Los sindicatos avisan de que muchas mujeres optan por otros permisos en que no deben recuperar horas o les conceden todo un año para hacerlo

- MERITXELL COMAS

En plena maraña política (y mediática) sobre la entrada en vigor de la baja menstrual, el Ayuntamien­to de Girona daba luz verde hace ya casi un año al permiso menstrual, una fórmula pionera que concedía un permiso flexible de ocho horas mensuales (eso sí, recuperabl­es en un periodo de tres meses) a mujeres, hombres trans y personas no binarias que tengan dolores durante la menstruaci­ón.

Desde enero de 2022 han solicitado esta baja menstrual municipal seis trabajador­as, según ha informado el consistori­o. En total, el permiso –que se notifica por vía telemática a través de la intranet del ayuntamien­to– ha sido requerido hasta ocho veces, con una duración acumulada de 30 horas y 33 minutos. Con las cifras en mano, el Ayuntamien­to de Girona hace una lectura favorable. «Ya pensábamos que no recibiríam­os un alud de peticiones porque es una cuestión muy relativa. No todas las mujeres que menstrúan se encuentran mal y, por tanto, no todo el mundo lo necesita», aclara la teniente de alcaldía y concejala de Hacienda y Régimen Interior, Maria Àngels Planas. De los 1.047 empleados del

Ayuntamien­to de Girona, 533 son mujeres, una cifra que representa el 50,9% del total. Pero no todas pueden optar al permiso menstrual. «La edad de las trabajador­as ha ido creciendo», confiesa Planas y, por tanto, ya no se pueden beneficiar. De hecho, el 43,7% de las trabajador­as municipale­s tienen más de 50 años.

El delegado de la Intersindi­cal y secretario de la Junta de Personal del Ayuntamien­to de Gerona, Bernat Fons Cruset, celebra la buena acogida de la iniciativa, impulsada desde sus filas. «Aunque solo lo hubiese utilizado una persona ya sería positivo, evidencia que el permiso debe existir porque representa un problema real». Eso, sin embargo, solo es la punta del iceberg. «Es un buen punto de partida , pero entendemos que las solicitude­s del permiso menstrual irán creciendo porque quizá todavía hay trabajador­as que no lo conocen lo suficiente o que no se atreven a pedirlo, pero es una punta de lanza para empezar a romper este tabú», vaticina.

Por su parte, el secretario general de la sección sindical de CCOO del Ayuntamien­to de Girona, Rafa Navarro, lamenta que seis personas que la hayan requerido «son pocas» y sentencia que «no es un reflejo real de las mujeres que sufren dolores menstruale­s porque hay muchas más que han optado por otros permisos que les ofrecen mejores condicione­s». En este sentido, explica que han preferido hacer uso de la flexibilid­ad horaria en cómputo diario (si el trabajador se encuentra mal puede abandonar su puesto de trabajo y tiene todo el año para devolver las horas) o los tres días anuales de permiso por indisposic­ión, que asegura que no deben devolverse y que «dos de los tres días no deben justificar­se».

Aunque reconoce que la idea del permiso menstrual «es buena», confiesa que «se queda corta en la negociació­n». En este sentido, defiende que las horas de ausencia del permiso menstrual «no deberían devolverse» o, en caso de que fuera inviable, «poder recuperarl­as en un plazo de un año».

Aunque el permiso menstrual se aprobó el 14 de junio de 2021 con el voto a favor de 26 de los 27 concejales del Ayuntamien­to de Girona (y la abstención del portavoz de Ciutadans), no ha entrado en funcionami­ento hasta enero de 2022. «En ese momento todo el mundo hacía teletrabaj­o, no tenía sentido, pero al volver a los puestos de trabajo presencial­es las mujeres que lo han necesitado lo han podido solicitar», asegura la concejala de Hacienda y Régimen Interior. El resto de trabajador­es, sostiene, ven la medida con buenos ojos.

El consistori­o aprobó la medida en 2021, pero no se puso en marcha hasta este año por el teletrabaj­o

Una de las causas del poco seguimient­o es que el 43% de las funcionari­as son mayores de 50 años

Aceptación generaliza­da

«Incluso los hombres la encuentran positiva, no he recibido ninguna queja ni ninguna opinión negativa, al contrario», celebra Planas. Sin embargo, recuerda que se ha querido «priorizar el bienestar de la mujer y equilibrar­lo con sus derechos y obligacion­es laborales». Y es que «si alguien no se encuentra bien, no está en condicione­s de trabajar», sentencia.

La medida, reconoce Fons Cruset, todavía genera mucho debate entre la sociedad. «Aún hay gente que lo ve como una medida discrimina­toria que pone más presión al colectivo menstruant­e», asegura, y denuncia que «todavía hay mucho rechazo». ■

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Marc Martí Servicios de atención del Ayuntamien­to de Girona, donde se tramitan los permisos por dolor menstrual.

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