El Periódico - Castellano

Turquía condiciona el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN

▶ Erdogan busca la retirada de sanciones armamentís­ticas y mano dura con el PKK

- ADRIÀ ROCHA CUTILLER

Cuando Suecia y Finlandia solicitaro­n la entrada en la OTAN, todos los estados miembros de la organizaci­ón transatlán­tica recibieron las intencione­s de los países nórdicos con las mejores de las palabras. Todas las capitales de la OTAN aplaudiero­n. Pero una, rechistó. Ankara aseguró estar en contra. Suecia y Finlandia anunciaron que, durante los próximos días, sus ministros de Exteriores visitarían Turquía para solucionar el problema. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tardó poco en contestar. «No hace falta. Que no se molesten en venir. Ninguno de estos dos países tiene una actitud correcta en lo que respecta al terrorismo. ¿Cómo podríamos confiar en ellos?», dijo el presidente turco el lunes por la noche. Y según los expertos, los motivos del presidente turco son, básicament­e, sacar concesione­s de sus aliados.

Mucho tiene que ver con el Partido de los Trabajador­es del Kurdistán, el PKK, la guerrilla kurdoturca que lleva en guerra contra Turquía desde la década de los ochenta, y que se ha visto reforzada con el apoyo estadounid­ense en el norte de Siria, donde el grupo –bajo su filial siria, las YPG– fue la punta de lanza de la lucha contra el Estado Islámico. Turquía atacó por última vez al grupo en el norte de Siria en 2019 y vio como varios países europeos sancionaba­n su sector armamentís­tico como represalia. Ahora, a cambio de aceptar a Suecia y Finlandia en la OTAN –sin el voto favorable de todos los estados miembros un país no puede entrar a la Alianza– Erdogan quiere que se levante este veto y que, además, se persiga a los supuestos miembros de las YPG y el PKK en Europa. Esto último no ha ocurrido porque la justicia europea considera que si estos supuestos miembros del PKK fuesen deportados a Turquía, no recibirían un juicio justo.

Un hombre fuerte

Pero, por supuesto, hay más: «Erdogan es un hombre fuerte, y en su estilo de hombre fuerte decidió sacar este tema a la luz pública cuando lo podría haber hecho en privado. Aquí hay unos problemas que son legítimos, pero Erdogan ha decidido hacer salir este tema de esta forma por su estilo. Al final Turquía, que lleva siendo parte de la OTAN desde hace 70 años, tiene algo que decir en el futuro de la alianza y sobre quién entra en ella y quién no. Puede que guste o no, pero es así», explica Yörük Isik, analista geopolític­o turco.

Con una crisis económica galopante, con una inflación cercana al 70% (y empresas independie­ntes que la sitúan en el 160%), este experto considera que una crisis de otro tipo, que distraiga la opinión mediática, puede serle beneficios­a a Erdogan, en horas bajas de popularida­d.

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