Digitalización, sostenibilidad y talento
Tras la absorción de Bankia
Digitalización, sostenibilidad y talento. Ese es el marco en el que se apoya el plan estratégico de CaixaBank para el periodo 2022-2024, que presentaron ayer su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, en Madrid. Esta hoja de ruta es la primera diseñada tras la absorción de Bankia, el mayor proceso de integración de la banca española, que Goirigolzarri considera que está prácticamente culminado. Tras seis años de tipos de interés negativos, la entidad prevé el inicio de una etapa de subida del precio del dinero a la vez que la guerra en Ucrania frena el crecimiento de la economía. En su hoja de ruta destaca la digitalización, pero manteniendo un elevado nivel de servicio tanto para quienes utilizan estos canales como para quienes los prefieren físicos y presenciales.
A lo largo de este periodo, CaixaBank aspira a sobresalir por las mejores prácticas de gobierno corporativo y su compromiso social, tanto por potenciar filiales como MicroBank, la mayor banca de microcréditos de Europa, como a través de la obra social de Fundación La Caixa, el principal accionista del banco a través de Criteria, y el voluntariado.
El tercer pilar en el que se apoya el plan es el de los empleados, en el que destaca la formación y nuevas formas de trabajar, con un equilibrio entre la actividad presencial y el teletrabajo, así como la incorporación de la diversidad, con el objetivo del «grupo financiero preferido para trabajar».
Goirigolzarri insistió en que el objetivo es «liderar el proceso de transformación del sector». En este camino hasta 2024 se mantienen tres elementos clave: tener la red de oficinas más extensa, centrada en la asesoría, especializada por segmentos de clientes y negocio y el «compromiso de no abandonar poblaciones» . También está previsto reforzar los canales digitales y el autoservicio con la mayor red de cajeros. Para contribuir a la descarbonización de la economía, está previsto movilizar 64.000 millones en actividades sostenibles hasta 2024, que incluyen desde crédito a inversiones.
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Como consecuencia de todo ello, CaixaBank prevé repartir los 9.000 millones (u 8.000 millones en un escenario de menores tipos de lo que espera) mediante el pago de dividendos (destinará a ello más del 50% del beneficio), un plan de recompra de acciones de 1.800 millones lanzado ayer (que aumenta el beneficio por acción al reducir los títulos en circulación), y el reparto del exceso de capital por encima de su objetivo de que la solvencia esté entre el 11% y el 12%. Por ponerlo en perspectiva, el banco repartió en dividendos 5.900 millones entre 2011 y 2021.
La entidad defendió que esta retribución al accionista «revierte directamente en la sociedad», ya que sus beneficiarios son la Fundación La Caixa (30% del capital), el Estado a través del FROB (16%) y unos 646.000 pequeños accionistas (28%), mientras que el resto son inversores institucionales. Goirigolzarri, en este sentido, evitó pronunciarse sobre si el Ejecutivo debería o no retrasar la privatización, prevista para final de 2023: «Mi opinión es irrelevante».
El presidente descartó, asimismo, que la sede social del banco vaya a volver a Barcelona: está en València «con vocación indefinida». También negó que el plan peque de optimismo por prever un alza del PIB promedio del 3,4%.
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