Esperanza Aguirre
si las escuchas también tuvieran el poder de torcer voluntades.
Ada Colau no está en su mejor momento. Sigue siendo la alcaldesa de la protesta, elegida en 2015 tras la reacción airada contra la larga crisis de 2008-2014. Tiene incondicionales de los que simpatizan con el decrecimiento (no al aeropuerto, no a los JJOO…), pero la ciudad quiere recuperar alegría. Mi impresión es que no tendrá un mal resultado, pero bajará de los 10 escaños y será difícil que repita mandato.
Los otros dos –Maragall y Collboni– vienen del PSC, pero hoy son el agua y el aceite. A Maragall se le reconoce buen conocimiento de la ciudad, el mundo económico le prefiere a Colau, es el hermano del alcalde olímpico y ERC es una marca con empuje. Tiene en contra la edad (79 años), pero Trump y Biden ganaron pese a ello. Y se habla de la competente Ester Capella, antigua ‘consellera’ de Justícia y actual delegada de la Generalitat en Madrid como su Kamala Harris. Maragall está decidido, puede repetir resultados e incluso subir algo.
El otro candidato es Jaume Collboni, que llegó tercero, con ocho concejales, en el 2019. Collboni se ha esforzado y afianzado como el hombre del diálogo con la sociedad civil en el
EXPRESIDENTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID
▶ Varios audios han revelado que la expresidenta madrileña maniobró con el excomisario Villarejo para que se archivara una causa por mal aparcamiento (y aún más, que estaba al tanto de corruptelas que decía ignorar).
Falta apenas un año y solo los tres candidatos de izquierdas de 2019 parecen tener opciones
ayuntamiento de Colau. Y puede unir a los votos socialistas (una reciente encuesta dice que el PSC está al alza en Catalunya) los votos moderados o centristas que no encuentren un candidato como Trias o incluso Lacalle. Ya hubo mucho centroderecha que votó a Pasqual Maragall, o a Joan Clos cuando se presentó por primera vez.
Pero no es fácil encarnar la alternativa a Colau tras haber compartido mandato. Collboni lo sabe, marca distancias y se está enfundando en la bandera de la Barcelona del Sí (al aeropuerto, a los JJOO, a la inversión tecnológica) frente a la del recelo y el no que esgrimen muchos partidarios de Colau.
No es fácil que Collboni supere a Maragall y todavía es más difícil que los dos puedan entenderse. Todo puede depender, pues, como en 2019, de las alianzas que luego se articulen. Y eso es difícil de prever. Entonces algunos ingenuos (con dinero) creyeron que Manuel Valls ganaría. Pocos vieron –salvo Iceta– que sería clave para que Colau fuera alcaldesa y evitar así que el independentismo mandara en las dos caras de la plaza de Sant Jaume.
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Joan Tapia es presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.