Mariposas singulares en las playas de BCN
El primer muestreo de las mariposas del área metropolitana de BCN durante un año entero revela que poblaciones distintas vuelan en parques y playas. Los lepidópteros son centinelas de la biodiversidad. El 20% de las especies de Catalunya (una riqueza nota
Las mariposas de manchas naranjas, marrones, blancas y negras que han aparecido en las playas del levante español en las últimas semanas son unas pequeñas heroínas. Como cada primavera, han cruzado el Mediterráneo desde
África, volando a lo largo de miles de kilómetros. Hay constancia de su presencia en barcos en alta mar. Tras tocar tierra en las playas, se están repartiendo por Europa, donde se reproducirán. La segunda o tercera generación emprenderá el viaje de vuelta a África.
La vanesa de los cardos (así se llama la mariposa migrante) es una de las especies características de las playas del área metropolitana de Barcelona. Así lo certifica un reciente informe del Observatorio Metropolitano de las Mariposas (mBSM), una iniciativa del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Se trata del primer reporte de esta iniciativa que cubre un año entero de observaciones, el 2021.
Centinelas de la biodiversidad
Las mariposas son reconocidas como bioindicadores por la Unión Europea. En otras palabras, son muy sensibles a la calidad de un ecosistema y su presencia es un índice de biodiversidad. «La tradición ha sido estudiarlas en espacios naturales protegidos. Está bien tener esos entornos bien conservados, pero también queremos tener una naturaleza saludable cerca de casa», observa Joan Pino, director del Centre de Recerca en Ecologia i Aplicacions Forestals (Creaf), que participa en el observatorio. De aquí la idea de concentrarse en el área metropolitana, un espacio intermedio entre la zona urbana y las áreas protegidas. Otro proyecto paralelo (el uMBS) se centra en la ciudad de Barcelona y Pino prevé que pronto se publiquen sus resultados.
Los más de 2.200 ejemplares observados en el estudio, en una veintena de parques y playas de la AMB, pertenecen a 40 especies. Eso representa un 20% de las especies presentes en Catalunya.
Unas pocas mariposas oportunistas dominan el recuento, pero también se han observado especies muy raras, como un ejemplar de mariposa tigre en el parque del Canal de l’Infanta (Cornellà de
Llobregat) y tres ejemplares de veloz de las rieras en el parque de la Torre Roja (Viladecans). «Tenemos una quinta parte de las especies en un territorio que es el 2% de la superficie de Catalunya. Hay una biodiversidad destacable que hay que conservar», observa Pino.
Las poblaciones que frecuentan los parques son distintas a las de las playas. En los primeros, dominan la blanquita de la col, la ícaro y la mariposa del geranio. En las playas observadas (Castelldefels, Gavà, la Murtra en Viladecans y el Remolar en El Prat de Llobregat), también abunda la ícaro, pero justo después vienen la vanesa de los cardos y la colias común, que son menos frecuentes en los parques.
«Hay poblaciones que encuentran refugio en las playa», observa Pino. La razón no está clara, según Pino. «Tiene su lógica. El hábitat de las playas es muy distinto al de los parques. La alfalfa que alimenta a la oruga de la colias común se considera una mala hierba en un parque», comenta Diego Fernández Ruiz, experto en mariposas y colaborador del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, no implicado en el estudio.
50 voluntarios
El estudio se ha llevado a cabo gracias a 50 voluntarios, que el mBSM ha formado desde el 2019 para llevar a cabo un protocolo de observación. «Nos gusta la naturaleza. Escuchamos que buscaban voluntarios y nos apuntamos. ¡Ahora vemos mariposas en todos los sitios!», dice Mònica Muñoz, una traductora que monitoriza cada quince días el parque del Tramvía de Montgat, junto con su hijo Nil Redón, de 16 años.
El año pasado, ambos notaron que el número de mariposas estaba cayendo en picado en ese espacio. «Se segaba mucho, había un parque para perros sin hierba y habían tirado virutas de madera debajo de los árboles», observa Muñoz. Los dos escribieron a la AMB, que reaccionó. «Se han puesto con el asunto y lo están solucionando», afirma Redón, que a raíz de esta experiencia quiere estudiar biología ambiental. «El objetivo más importante es crear una comunidad ciudadana que genera conciencia ambiental», concluye Pino
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