El Sónar expande al infinito el órgano del Palau Güell
Desde mañana miércoles hasta el domingo, el festival de músicas avanzadas ofrece en el interior de la gran residencia creada por Gaudí ‘Hyperorgan’, una experiencia sonora en la que el tradicional instrumento musical se transforma y evoluciona gracias a l
Ctesibio fue un asombroso físico e inventor griego que vivió en la floreciente Alejandría del siglo III a. de C. No se conserva ninguno de sus escritos, pero son numerosas las referencias a sus hallazgos, pertenecientes en su mayoría al ámbito de la neumática y la hidráulica. Así, a Ctesibio se le atribuye la invención del órgano, pues ideó un instrumento llamado hydraulis que se servía de la presión del agua y del aire para emitir sonidos a través de un conjunto de tuberías. Básicamente, lo mismo que hoy definiría a un órgano: un instrumento de viento compuesto por numerosos tubos donde se produce el sonido, unos fuelles que impulsan el aire, un teclado, unos pedales y una serie de registros para modificar el timbre de las voces.
A lo largo de los siglos, cada época de la historia ha conocido diferentes tipos de órgano. Más allá de su siempre sobrecogedora sonoridad, no era igual, ni por asomo, un órgano gótico que uno barroco o uno romántico o uno sinfónico. En este sentido, y a diferencia de otros instrumentos musicales, el órgano es una herramienta en evolución perpetua cuya última encarnación, ya en pleno siglo XXI, responde al nombre (de reminiscencias muy cronenbergianas) de hiperórgano u órgano expandido.
Como bien deben de saber, no hay evento en Barcelona, seguramente en el planeta, que sepa leer mejor el zeitgeist de la creatividad digital que el Sónar; y de ahí que la primera gran experimentación que vivirá la ciudad con un hiperórgano será, lógicamente, en el marco del festival. No lo será en un espacio cualquiera, sino en el interior del Palau Güell, extraordinaria obra de Gaudí radicada en la calle Nou de la Rambla que permitirá a los visitantes, entre mañana y el domingo (de 10 a 20 horas), disfrutar de Hyperorgan, una piezaexperiencia compuesta por el dúo berlinés gamut inc. que sonará de forma ininterrumpida y automática por varios niveles del edificio.
Se preguntarán: ¿qué tiene de especial un hiperórgano como para convertirlo en evento digital? En principio, no deja de ser igual que un órgano tradicional, con su viento y sus imponentes tubos, pero recibe el añadido, a través de una placa MIDI, de tecnologías digitales tales como ordenadores, tabletas o teléfonos móviles que amplían de forma exponencial (hasta el infinito y más allá) sus posibilidades de uso. «Esta tecnología permite convertir el órgano en un sintetizador acústico. Podemos conseguir arpegios imposibles o clusters de 50 u 80 notas, que es algo que no está al alcance de los dedos de un organista. Te ofrece posibilidades infinitas, tanto en la composición como en la interpretación», explicó el tecnólogo Santi Vilanova, de Playmodes, en la presentación, ayer, del formidable artefacto sonoro.
El artífice del hiperórgano del
Palau Güell es el maestro Albert Blancafort, responsable de, entre otros muchos, el órgano de la Sagrada Família. El instrumento que había hecho instalar el industrial barcelonés Eusebi Güell a finales del siglo XIX en su residencia de Nou de la Rambla fue desmontado en 1990, en el proceso de restauración del edificio; y en 2009, dado su precario estado, se tomó la sabia decisión de construir uno nuevo, del cual se encargó Blancafort. «Fue una fortuna, porque, de haber reconstruido el viejo, tendríamos ahora una reliquia, una curiosidad en el tiempo, pero con el nuevo hemos podido mirar hacia el futuro», afirma el reputado organero catalán. El caso es que en 2010, ya se previó la conexión del órgano con dispositivos digitales, pero no ha sido hasta ahora, con la eclosión en el centro y el norte de Europa de los hiperórganos, que ha alcanzado su gran razón de ser. «Hay que desligar esa idea de que los órganos son una cosa antigua de misa y catedrales. La tecnología nos abre, ahora, otras muchas y fascinantes vías expresivas», añade Blancafort.
‘Hub’ de creatividad digital
La conexión digital con ordenadores o móviles eleva de forma brutal sus posibilidades de uso
«Los órganos ya no son cosa antigua de misa», afirma su creador, el maestro Blancafort
A su derecha, escuchan con ufana atención los responsables del Sónar y el Sónar +D, Ricard Robles y Antònia Folguera. «Forma parte del ADN del Sónar meterse en líos, sobre todo en estos en los que el arte y la tecnología se ponen a trabajar juntos al servicio de la creatividad, un relato muy del festival y muy de la ciudad», afirma Robles. «En este sentido, y en un momento en que se habla tanto de la posibilidad de que Barcelona sea un hub de creatividad digital, nosotros queremos contribuir a poder hacerlo posible. El hiperórgano es un instrumento vinculado, hasta ahora, a los entornos experimentales o académicos, y desde el Sónar queremos hacerlo llegar a las grandes audiencias». Para Folguera, iniciativas como el hiperórgano casan perfectamente con el genuino espíritu del Sónar, basado siempre en examinar más «las llamas del pasado que sus cenizas, reivindicando la tradición para mirar hacia el futuro».
Sobre este particular, imponía respeto escuchar prospecciones de futuro con nuevas generaciones de hiperórganos, en las que ya se está trabajando, con las que se pueda componer o interpretar a distancia a través de internet o de la siempre intimidante inteligencia artificial. «Son asombrosas las posibilidades de combinar la energía acústica con lo digital», explicaron a través de un vídeo (se hallaban ayer en Japón) los dos integrantes de gamut inc., Marion Wörle y Maciej Śledziecki, que destacaron que su propósito para la pieza que han compuesto es «revivir el espíritu vanguardista de Gaudí con el alma aventurera del Sónar».
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«Queremos ayudar a que el instrumento salga de lo académico y llegue al público», dice Ricard Robles