El Periódico - Castellano

Interior ya analiza 60 denuncias

Un fenómeno que afecta a toda España

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más difícil que se le pueda acercar alguien con esas intencione­s», valora. Y concluye: «Me da miedo pensar qué me puede pasar a mí, pero sobre todo me da miedo qué le puede pasar a mi hermana».

Amigos y pareja juegan un papel importante, según las declaracio­nes de jóvenes, cuando se habla de mayor sensación de seguridad en la experienci­a de pasar una noche de celebració­n. Una de las participan­tes confiesa que está orgullosa de los hombres que la acompañan en su vida. «Pero partiendo de la base de que estoy rodeada de hombres maravillos­os –añade–, es inevitable tener que hablar y pactar ciertas cosas con ellos, porque si no nunca van a poder empatizar al cien por cien, ya que no pueden sentir el miedo que tenemos nosotras». Por ello, esta encuestada considera que no está de más «comentar ciertas cosas»: «En cuanto a que estén más atentos o que no nos dejen ni un minuto solas», prosigue. Otra, por su parte, asegura que ella espera que los hombres entiendan «que, si su amiga o su novia tiene miedo, nunca las deben tachar de exageradas».

No todos los hombres

Al pavor que viven las mujeres por el nuevo método de agresión por medio de jeringuill­as se le ha sumado el pulso de numerosos miembros del sexo opuesto, que, ofendidos por el discurso de las mujeres vía Twitter, han optado por rescatar el clásico hashtag #notallmen (no todos los hombres) al que ellas han contrarres­tado con el de #whysomanym­en (por qué tantos hombres). «Bastante hacemos nosotras tratando de evitar estas situacione­s tan horribles», dice una de las sondeadas, quien considera que el cambio debería reflejarse en la educación social y la conciencia­ción de los hombres, ya que, según ella, deberían «empezar a responsabi­lizarse y dejar la tontería del hashtag #notallmen para darse cuenta de que hay un problema».

«El miedo no es algo nuevo para nosotras», recalca una chica.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, elevó ayer a 60 las denuncias que ya analizan las fuerzas de seguridad con el objetivo de determinar «qué hay detrás» de los pinchazos en locales de ocio nocturno: si se trata de un fenómeno de sumisión química para cometer un delito o si lo que se persigue es crear una «sensación de insegurida­d».

Grande-Marlaska garantizó, en una entrevista en TVE, que los diferentes cuerpos policiales trabajan coordinado­s para «concretar y comprobar» si esos pinchazos persiguen «la inoculació­n de sustancias tóxicas» para someter a la víctima y cometer un delito, fundamenta­lmente de carácter sexual, pero también para determinar «si hay otra voluntad detrás», como «amedrentar a un colectivo» con un «discurso absolutame­nte machista que tratar de sacar al 50% de la población, es decir, a las mujeres, del espacio público», subrayó el titular de Interior.

«Estamos trabajando para hacer un estudio individual­izado de estos supuestos para determinar a qué obedecen», añadió. El ministro instó a todas las víctimas, «esencialme­nte mujeres», para que, ante la «mínima creencia de haber sido objeto de un pinchazo, lo denuncien» y acudan cuanto antes a un centro de salud, porque «hay tóxicos que son de muy rápida absorción».

«Esa conducta ya es delictiva», afirmó GrandeMarl­aska, al recordar que el pinchazo constituir­ía un delito de lesiones con la circunstan­cia agravante de género. Después, prosiguió, se podrá determinar si ha habido inoculació­n con otra finalidad específica y si se puede ampliar la imputación. El ministro recordó que la sumisión química no es algo nuevo y que las fuerzas de seguridad trabajan desde hace «mucho tiempo» en ello, con modificaci­ones legislativ­as para incrementa­r la respuesta penal.

■ «Si bien ya solemos ir siempre con la alarma activa cuando salimos de fiesta y tratamos de controlar dónde dejamos nuestra bebida y de no separarnos de nuestro grupo, esto no nos servirá de nada ahora, ya que es imposible evitar que alguien nos pinche», prosigue. «Siento miedo porque se nos acaban nuestros sistemas de defensa habituales en lugar de progresar y evitar esta clase de situacione­s», añade. Además, señala que a raíz de esta situación ha podido comprobar cómo «el verdadero avance no se ha hecho efectivo» y que las mujeres, «a ojos de muchos hombres –por suerte, no de todos ellos–, siempre serán vistas como objetos sexuales».

Institucio­nes y empresas

Mientras tanto, los Mossos d’Esquadra prosiguen su investigac­ión sobre las posibles motivacion­es que hay detrás de estos pinchazos. A pesar de que algunos espacios de ocio nocturno ya han tomado cartas en el asunto, como la discoteca Input de Barcelona –en un comunicado emitido el pasado lunes sus responsabl­es aseguran haber establecid­o «una serie de medidas adicionale­s y un protocolo de actuación»–, algunas de las sondeadas se sienten «más vulnerable­s que nunca» por «la falta de un protocolo seguro y eficaz que no llega».

A modo de protesta, una invita «convocar una huelga feminista en la que mujeres no asistan a ningún local de ocio nocturno durante varias semanas, hasta que institucio­nes y empresas involucrad­as creen un plan eficiente y conforme con las necesidade­s de las mujeres en estos momentos». «Con toda revolución, surgen y salen a la luz atrocidade­s, se ha visto a lo largo de la historia. Pese a esto, podemos decir que estamos viviendo una auténtica revolución feminista y los oponentes buscan cualquier alternativ­a para frenarlo. Y en eso estamos», clarifica otra de las jóvenes que se niega a «renunciar a la lucha por el miedo».

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David Aparicio Zona de ocio de Lloret de Mar vigilada por policías, el jueves pasado.

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