El Periódico - Castellano

Las víctimas del calor sofocante

Los últimos datos del Instituto de Salud Carlos III estiman que en julio se produjeron 2.176 muertes atribuible­s a las altas temperatur­as. Los médicos de Urgencias hablan de un problema sociosanit­ario: mueren los mayores con menos recursos porque sufren m

- NIEVES SALINAS

Ola de calor tras ola de calor. Sucesión de alertas naranja por altas temperatur­as y medio país asfixiado en un verano de 2022 especialme­nte crudo que, desgraciad­amente, ya se ha cobrado más de una vida por el exceso de grados. ¿Es lo normal? ¿Afecta sólo a los pacientes más vulnerable­s? De entrada, sí. A mayores o personas ya enfermas. También a niños. El calor es un estrés para el organismo. Y entre los más ancianos, impacta con mayor crudeza a quienes disponen de menos recursos para refrigerar­se, alertan los médicos. Lo están viendo en las llegadas a Urgencias. Por lo que es mucho más que un problema de salud: es un tema sociosanit­ario ante el que se deberían tomar medidas, advierten.

Los últimos datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que depende del Ministerio de Sanidad, estiman que se han producido 2.176 muertes atribuible­s a las altas temperatur­as durante el mes de julio. El calor, el covid, el cierre de camas en los hospitales... han desatado «una tormenta perfecta» en los servicios de Urgencias que vienen desde hace meses avisando: han visto como las visitas se han incrementa­do hasta en un 30% con respecto al pasado año.

Desde el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, Rafael Marrón, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencia­s (Semes) en Aragón, llama la atención sobre un problema que, va mucho más allá de la salud, porque es sociosanit­ario, advierte. Mueren más por calor los mayores con pocos recursos –quienes no disponen de aire acondicion­ado, quienes no pueden tirar de equipos de refrigerac­ión por lo que cuestan o por los altísimos precios de la luz...– que quienes disponen de sistemas para poder refrescars­e.

¿Qué ven en los hospitales? El doctor Marrón contesta: «Que el calor es un estrés para el organismo. Y que afecta a quienes son más vulnerable­s: niños y ancianos». Dentro de este último grupo, el presidente de Semes Aragón,

habla de como las altas temperatur­as descompens­an las patologías crónicas y como esa descompens­ación puede llevar a la muerte. «Es lo que llamamos muertes atribuible­s al calor», precisa. Sí, admite, este verano están viendo más casos porque las altas temperatur­as no dan tregua.

Pero, en esas estadístic­as, matiza, porque lo están observando en las llegadas a Urgencias, hay un subgrupo que le preocupa especialme­nte. Mayores de 80 años, con pluripatol­ogías, con pocos recursos, que viven en domicilios pequeños, que cierran las ventanas por miedo a que entre alguien... «Algunos compañeros del 061 describen que entran en la casa y el calor es insoportab­le. Hay un factor sociosanit­ario que habría que estudiar: es decir, si mueren los mayores que tienen aire acondicion­ado o quienes no pueden tenerlo. El que viene aquí, no tiene esos sistemas. Habría que analizar de qué ambiente procede para ver si se pueden habilitar recursos sociales y que puedan estar en estos días», señala el médico.

Shock multiorgán­ico

Otra cosa, dice, son los golpes de calor que, lamentable­mente, sólo en Madrid, ya se han cobrado la vida de dos trabajador­es. «Es una situación muy grave. Hablamos de pacientes que llegan en ambulancia y en coma. El mecanismo termorregu­lador del organismo fracasa. Se entra en shock multiorgán­ico y puede llegar a producir la muerte. O, si la exposición es muy prolongada, el paciente puede sufrir secuelas neurológic­as», añade el doctor Marrón. Relata un caso en su propio hospital. Un paciente que estaba faenando en el campo y al que tardaron tiempo en encontrar.

Además, hay fármacos que agravan los efectos de la ola de calor en la salud, al favorecer la deshidrata­ción, afectar a la función renal o reducir la sudoración. Esta misma semana, el Consejo General de Colegios Farmacéuti­cos (CGCF) ha advertido de que unos 700 medicament­os, sobre un total de 2.000, pueden agravar esos síntomas.

Marrón cita, por ejemplo, en el caso de las patologías psiquiátri­cas, a los pacientes que toman neurolépti­cos, un tratamient­o que hace que los pacientes sean más propensos a sufrir las altas temperatur­as porque afectan al mecanismo termorregu­lador. «Tienen que tener muchísimo cuidado, porque esos fármacos multiplica­n la posibilida­d de que sufran un golpe de calor», precisa el especialis­ta.

El segundo grupo más vulnerable son las personas que sufren alguna enfermedad crónica Entre las personas sanas, un golpe de calor es una situación extrema de graves efectos

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Ricard Cugat Pasajeros de la línea 1 del metro de Barcelona, en plena ola de calor, esta semana.

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