‘Castells’, levantarse tras una caída vital
La directora catalana Blanca Camell presenta en el Festival de Locarno un cortometraje sobre el deseo femenino cuyo título hace referencia a la tradición de los castillos humanos de Llorenç del Penedès.
Blanca Camell (Barcelona, 1990) estudió Comunicación Audiovisual en la Pompeu Fabra y se fue a Francia para trabajar y seguir formándose, primero en la Universidad de París 8 y más tarde en Le Fresnoy, una escuela de arte contemporáneo y cine en la que tuvo el asesoramiento de Béla Tarr. Hizo varios cortometrajes allí, pero siempre quiso volver a rodar a Catalunya, a los espacios que tenían un significado emocional para ella. De ahí surge Castells, un trabajo que ha sido seleccionado para el Festival de Locarno y que habla sobre el proceso de búsqueda de una joven que, como ella, se encuentra a medio camino entre dos países.
«Me interesaba adentrarme en el tema del deseo amoroso y la manera que tenemos de relacionarnos para luchar contra la soledad», cuenta la directora en conversación telefónica unos días antes de viajar al prestigioso certamen. «Pero también resulta fundamental la cuestión del viaje, tanto físico como experiencial. Un personaje que se desplaza para buscar su camino».
Torres ‘amateurs’
Camell siempre pone en el foco en una protagonista femenina que muchas veces la siente como su propio alter ego. A veces, como en esta ocasión, se encuentra sumida en una crisis emocional y regresa a los espacios que la han marcado de alguna manera. Su trayecto empieza en Barcelona, donde se reúne con sus amigas, y después se traslada a Llorenç del Penedès (donde la propia cineasta ha pasado buena parte de los veranos ya que allí reside su padre), una localidad que conserva la tradición de hacer ‘castells’ de forma amateur. No hay ninguna ‘colla castellera’, simplemente los habitantes del pueblo, de todas las edades, se reúnen una vez al año para hacer ‘castells’ sin el objetivo de competir o de lograr hacer la torre más alta. Para Camell, esto constituye una metáfora sobre los vínculos entre las personas. «Cristaliza la idea de forjar, de crear y alzar vínculos fuertes. La protagonista se halla en un momento de duda, está perdida y por el camino aprende que se puede caer para después de nuevo trepar. Lo importante es la confianza». Durante su camino, la protagonista, se va encontrando con varios hombres mientras decide si volver o no con su pareja en Francia. Sin embargo, lo que propone la directora es que la mujer no necesita ser seducida, ella puede convertirse en el motor de su propio deseo. «Tradicionalmente, en el cine existe la idea del male gaze, un hombre detrás de la cámara que mira a la mujer, que se convierte en un objeto de deseo. Aquí queríamos hacer lo contrario, una mujer que seduce, que es activa en su deseo, que prefiere ser ella quien movilice las cosas».
Libertad creativa
Lara, que así se llama la protagonista, está interpretada por Carla Linares (Las amigas de Ágata, Júlia ist), y junto a la directora se encargó de dar forma al personaje. «Fue increíble trabajar con ella, es una mujer muy inteligente y sensible y me ayudó a perfilar a Lara desde la absoluta libertad creativa», señala.
Para Camell participar en Locarno es un orgullo, ya que es un festival al que se siente especialmente cercana por el tipo de cine que se proyecta. ¿Algunos de sus referentes? Chantal Akerman y Hong Sangsoo o, como ella dice, el cine como estado de ánimo.
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Chantal Akerman y Hong Sang-soo –el cine como estado de ánimo– figuran entre sus referentes