El gasto que el Govern desplaza de un año a otro vuelve a subir
▶ En 2021 la cifra ascendió a 2.669 millones de euros, con predominio de facturas sanitarias ▶ La Intervenció avisa que la práctica «cronifica» la existencia de costes diferidos
Y la pelota se hincha y gana tamaño. El volumen de gasto no recogido en el Presupuesto de la Generalitat aumenta y el Govern se ve obligado a trasladar de un ejercicio al siguiente las facturas para las que no hay partidas en las cuentas públicas. La cuenta general de 2021, que elabora la Intervenció General y que recoge y supervisa las cuentas públicas catalanas, recoge un volumen del denominado gasto diferido (incurrido en un ejercicio y liquidado en el siguiente) que se elevó el año pasado hasta los 2.669 millones de euros frente a los 2.505 millones del ejercicio precedente.
Esta evolución, que refleja la insuficiencia de recursos financieros del sistema, está dominada por el gasto diferido del Servei Català de Salut (SCS) y del Institut Català de Salut (ICS), en las que las partidas correspondientes a conciertos sanitarios y farmacia, que en general se quedan cortas, según el informe entregado a la Sindicatura de Comptes. Y algo que destaca la Intervenció: a pesar de que en términos generales las dotaciones presupuestarias cubrirían casi la totalidad del gasto anual, tener que afrontar facturas del ejercicio precedente «cronifica la existencia de gasto desplazado cada año».
En cambio, el gasto de este tipo de la Administración general y los entes autónomos no responde a insuficiencias presupuestarias sino «a las especificidades propias de algunos gastos, como el diferimiento en el pago de las cuotas sociales, el largo plazo de tramitación de las ayudas a la dependencia o el abono de compromisos pendientes en las ayudas a jardines de infancia locales».
Tendencia al alza
La evolución de la variación interanual del gasto diferido en el período 2011/2021, que alcanzó su techo hasta ahora en 2019 con más de 2.900 millones, sigue en general una tendencia al alza, salvo en los ejercicios en los que, como en 2015, «se implementaron las ampliaciones de crédito para financiar el gasto diferido de ejercicios anteriores». La evolución a la baja del saldo de 2020 del SCS y el ICS debe atribuirse principalmente a la mayor disponibilidad de crédito derivada de los fondos estatales covid que puso en marcha el Gobierno central. A Catalunya le correspondieron 3.294,7 millones en 2020 y 2.161 millones en 2021, pero no tienen réplica en 2022.
Catalunya destina, sobre el papel, más de 10.000 millones anuales a la sanidad. Eso es lo que reflejan las cuentas públicas. Pero solo son una aproximación al gasto real. Ni un ejercicio se ha cumplido lo que decía la ley de Presupuestos.
La raíz del problema es que el sistema está infrafinanciado, denuncia la Generalitat, y fue víctima de un gigantesco tijeretazo durante 4 años de los mandatos de Artur Mas fue ‘president’. El presupuesto de 2013 cayó hasta los 8.134 millones, 1.770 millones menos que en su punto más alto hasta 2019, en 2010, con José Montilla al mando. Pero una cosa es el presupuesto y otra lo realmente gastado.
En el punto más bajo tras los recortes, en vez de 8.134 millones, el gasto real fue de 8.774 millones. Todo por efecto del gasto desplazado de ejercicios anteriores. En resumen, se gasta más de lo presupuestado, pero no porque se invierta más sino porque con dinero del nuevo ejercicio se pagan facturas atrasadas.
La diferencia tiende a crecer, pero en este caso por una crisis sobrevenida provocada por el covid. Se nota en los ejercicios 2020 y 2021, en las que el gasto real al final alcanzó los 13.132,1 millones, 2.127,3 millones más y de los que 1.930,2 millones corresponden a gastos relacionados con el covid; y 13.674 millones el año pasado, 541,9 millones más y con 1.855,4 millones relacionados con el covid.
El presupuesto, de este modo, es más una estimación que enmascara
EL GASTO DIFERIDO DE LA GENERALITAT
Metges de Catalunya avisó de que la partida de 11.171 millones para sanidad se quedaba «muy corta»
una infrafinanciación que expertos como el catedrático Guillem López Casasnovas, en su trabajo La enfermedad de la sanidad catalana, cifraron en 2020 en unos 5.000 millones. Esa es la suma en la que debería aumentar anualmente para llegar al nivel de la media de los países de la OCDE con un PIB y un grado de envejecimiento de la población similares.
Tras presentarse los Presupuestos de la Generalitat para 2022, a finales del año pasado, Metges de Catalunya (MC) advirtió de que la partida de 11.171 millones para sanidad se quedaba «muy corta». El alza prevista respecto al presupuesto de 2020 era, dijeron, «insuficiente» para afrontar los gastos por la pandemia y la pospandemia y para revertir «por completo» los recortes en sanidad desde 2010. Esta organización entiende que, si se detraen los fondos extraordinarios para combatir el covid, el presupuesto era «meramente continuista» y deficiente, ya que ni se aproxima a los 12.000 millones que pidió el ‘conseller’ de Salut, Josep Maria Argimon, en base al presupuesto ejecutado en los dos años anteriores.
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