Illa rechaza el plan de Aragonès y pide votar un acuerdo
Los ‘comuns’ avisan al Govern de que no tienen atado su apoyo a los presupuestos
Palo y zanahoria. Echarle toda la caballería por encima para, después, tenderle la mano. El líder del PSC, Salvador Illa, arrancó su intervención afeando al ‘president’ Aragonès que el Govern es ya un «juguete roto». Una coalición «sin proyecto», que «arrastra los pies» y que navega a la deriva sin nadie al timón. ¡Esto no va, el Govern no gobierna! ¿Aquí, quién manda?», llegó a decir. Sin embargo, en su tesón por erigirse en alternativa a costa del «lío» entre independentistas, el jefe de la oposición insistió en qué los socialistas arrimarán el hombro, siempre y cuando la carpeta no sea la de la autodeterminación. Para los presupuestos, para el plan anticrisis o para aprobar leyes, ahí quiere estar Illa. Pero quiso dar por zanjado que si lo buscan para dar apoyo a una ley de claridad sobre un hipotético referendo no hay nada que hacer: «No resuelve nada. Ha sido un déjà vu». El PSC da por cerrada la vía canadiense que en su día sí que defendió, pero que cayó de la agenda del partido en 2016, justo después del derecho a decidir con Miquel Iceta al frente.
Mesa de partidos catalanes
Entre bambalinas los socialistas insisten en que ese no es inquebrantable y en que de nada servirá que Aragonès hurgue en la hemeroteca. Según ellos, lo que debería hacer el ‘president’ es convocar la mesa de partidos catalanes, donde ellos quieren proponer una «mejora del autogobierno» que implique «votar un acuerdo». Dentro del pacto de creación de la mesa de diálogo ya se incluye que se vote las conclusiones a las que se llegue en este espacio. Para Illa, lo que toca es hablar de medidas anticrisis, de seguridad, de ocupaciones, de leyes como la electoral. Y también de presupuestos. Por enésima vez, ofreció un apoyo que siempre ha topado con el rechazo de Aragonès, que sigue mirando a los ‘comuns’ para las cuentas.
El grupo de Jéssica Albiach dejó claro que, de partida, no tiene su apoyo garantizado y rechazó que se trate a los ‘comuns’ como si fueran socios del Govern. «No daremos cheques en blanco, para eso ya está el PSC», espetó. Y es que para En Comú Podem el plan anticrisis no es un escudo social, sino un «coladero lleno de agujeros». Si el Govern quiere que faciliten las cuentas, advirtió, será necesario que se «cambie el rumbo», que Aragonès se emancipe de propuestas de Junts como suprimir el impuesto de patrimonio y que avale un «plan masivo» de placas solares. De hecho, a pesar de sentir como propia la propuesta, los ‘comuns’ advirtieron de que no se apuntarán sin más a su vía canadiense si se plantea solo para suturar la fractura independentista. «Bienvenido a la propuesta que hicimos hace cinco años», lanzó Albiach. En todo caso, pidió que antes de avalarla, se imponga la «claridad» dentro del Govern.
Cs se abrió a negociar con el Govern las medidas contra la crisis a pesar del «malabarismo estrella» del plan soberanista de Aragonès, al tiempo que el PP ironizó sobre la «liquidación del 1-O» que entiende que supone esta nueva propuesta y pidió al ‘president’ que se someta a una cuestión de confianza.
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