Semifinalistas del Mundial
Ya estamos en las semifinales del Mundial de Qatar y ¡ojito!, que el asunto no es ninguna broma. ¡Ojito!, que el tema tiene su miga porque así, así, a la chita callando, la selección española de fútbol se ha metido en las semifinales del Mundial.
No importa que la noche pintase de color amarillo canario cuando las emisoras, ante el aburrimiento supino, tremendo y la posesión sin sentido (67-33), para marear la pelota, de España, se dedicasen a narrar los goles de Raphinha con Brasil (5-1) ante Túnez o el mundo estuviese pendiente de si Aaron Judge igualaba, por fin, en Toronto, el récord de home runs en una misma temporada (61) de Roger Maris (otro día les cuento esa historia, que es preciosa).
No, no, el caso era que Luis Enrique había dicho, pronosticado, anunciado (casi amenazado), a bombo o platillo y cuando Luis Enrique hace anuncios así hay que tenerle muy en cuenta (como cuando no los hace, también, no vaya a enfadarse –más– con nosotros), que España, su selección, porque estaremos de acuerdo que esta es la selección de Luis Enrique, no de Unai Simón, Pau Torres, Busquets, Gavi o Morata, que, a veces, ni juega, iba a jugar en Portugal como si fuesen los cuartos de final del Mundial de Qatar.
Pues, dicho y hecho: España ya está en las semifinales de la Copa del Mundo. De la próxima Copa del Mundo. Y eso, visto lo visto, no solo ante Suiza, sino también, también, en la primera parte ante los portugueses (la segunda fueron a por ellos e hicieron llorar a Cristiano Ronaldo, aunque eso, ahora, ya no tiene demasiado mérito ¡Dios, cómo está CR7!), es un grandísimo éxito. Nadie sabe cómo se llama esa competición (UEFA Nations League)
para la que nos hemos clasificado (Croacia, Italia, Países Bajos y España) y tampoco cuando se juega (junio), pero España ha dejado boquiabierta y llorando a una selección que tiene tan, tan, tan, tan buenos futbolistas (y tantos) que, si nos hubiese pasado a nosotros, estaríamos pidiendo la dimisión de todos ellos (seleccionador –mítico– incluido).
Después de comprobar que lo mejor que ocurrió en el EspañaSuiza de La Romareda es que nuestros chicos son tan buena gente, que se fueron a comer todos