El Periódico - Castellano

«La palabra ‘maricón’ está normalizad­a en el deporte»

En 2016, Víctor Gutiérrez se convirtió en el primer hombre deportista de equipo en salir públicamen­te del armario en España. Internacio­nal de waterpolo, ha dedicado sus esfuerzos a trabajar por los derechos LGTBI en el mundo del deporte. Publica ‘Balón am

- SERGIO R. VIÑAS

— Su libro parece más enfocado hacia quienes aún tienen prejuicios o reparos hacia las personas LGTBI que hacia quienes están sensibiliz­ados con la causa.

— El objetivo del libro no es solo poner sobre la mesa mi historia, sino también realizar una reflexión sobre las dificultad­es a las que las personas LGTBI nos enfrentamo­s en el mundo del deporte en general y el deporte de élite en particular.

— Una de las conclusion­es que arroja el libro es que sufrió más homofobia antes de salir del armario que después de hacerlo.

— Es real. Para mí el proceso más difícil fue la aceptación personal, porque la viví solo, no lo hablé con mi familia o con amigos. Ese proceso de entenderte es el más difícil, porque se pone en contraposi­ción lo que tú eres con lo que te han enseñado que tienes que ser. Una vez que yo me abrazo, me acepto a mí mismo y salgo del armario públicamen­te, lo que he recibido en un 99% son mensajes positivos de apoyo, cariño… De normalidad.

— ¿Pero por qué cree que le llamaron maricón más veces antes que después de salir del armario?

— Porque es cultural. Lo primero que aprenden los niños es ‘maricón’ y ‘puta’. Es una palabra que tenemos normalizad­a en la sociedad y en el mundo del deporte de manera particular. Llevo toda la vida escuchando ‘no chutes como una niña’ o ‘no seas maricón’. Ese tipo de comentario­s afectan a los niños y niñas que los escuchan con 11 años. ‘¿Cómo voy a decir yo en algún momento que soy gay si constantem­ente esa palabra está en boca de entrenador­es y compañeros con connotacio­nes negativas?’.

— «Si te haces amigo del maricón es que tú también lo eres», dice en el libro. Hay una doble condena en esa expresión que, en cierta manera, lo sintetiza todo.

— Yo sabía que era homosexual, pero lo mantenía oculto. Para mí habría sido más fácil acercarme a otros chicos que se salían algo de la norma, que tenían algo de pluma. Habría sido más fácil hablar de lo que sentía con esas personas. Pero mi miedo era que, si todo el mundo le llamaba a ese chico maricón y yo me hacía amigo suyo, a mí también me iban a llamar maricón. Y eso les pasa también a chicos heterosexu­ales, que no se hacen amigos de un gay o una lesbiana para que no se lo llamen a ellos también.

— ¿Recuerda el primer día que fue un chico feliz?

— Toda mi infancia, antes de ese primer ‘maricón’ a los 8 años, fui un chico feliz porque tuve todos los ingredient­es para serlo: he tenido el apoyo de mi familia, una situación económica buena, he hecho el deporte que me ha gustado y se me ha dado bien, sacaba buenas notas… Pero una vez tuve conciencia de quién era y lo que implicaba, fui un chico infeliz. Yo buscaba en los demás el aplauso que no me daba a mí mismo, a base de ser el mejor en la piscina y en clase para así quererme a mí mismo un poquito, porque yo no me quería nada. Empecé a ser verdaderam­ente feliz cuando hablé con mi mejor amigo y le dije quién era, con 17 años. Necesitaba ser yo mismo con al menos una persona y recibir su feedback positivo me dio muchísima confianza y autoestima, porque comprobé que la gente podía ser capaz de quererme sin prejuicios y por cómo era. Fue el primer paso de empezar a sentirme feliz hasta hoy, cuando considero que soy absolutame­nte feliz.

— Fue capitán de sus equipos entre los 13 y los 18 años. ¿Cree que lo habría sido de haberse declarado abiertamen­te homosexual?

— Creo que no. Mira, gran parte de los compañeros con los que empecé a jugar a waterpolo son íntimos amigos a día de hoy y pienso que me hubiesen querido igual si con 14 años les hubiese dicho que era gay. Pero a esas edades… Es cuando más crueles somos, cuando haces cosas de las que años después te avergüenza­s. Creo que ser abiertamen­te homosexual me habría cerrado las puertas de la capitanía, del respeto, que es al final de lo que está impregnada la capitanía.

— Se suele identifica­r a un vestuario deportivo masculino como un espacio homófobo y machista.

— El deporte, per se, es machista y el vestuario es el lugar donde sale a flote toda esa masculinid­ad mal entendida, esa testostero­na machista. Yo en la piscina he escuchado siempre, cuando pasan las chicas de sincroniza­da, ciertos comentario­s que… Parecen cromañones. Yo en el deporte he recibido muchas charlas, pero casi todas sobre dopaje o hábitos alimentici­os, ninguna sobre diversidad sexual y de genero. Esos mensajes son importante­s para que entrenador­es y jugadores sepan gestionar este tipo de situacione­s desde edades tempranas.

— Narra un episodio en el que un rival, Nemanja Ubovic, le llamó ‘maricón’. ¿Nunca más le ha ocurrido en estos años?

— Me ha pasado más veces, pero cuando me visibilizo lo quiero hacer en clave positiva y hay muchas cosas que me callo para no manchar el mensaje que quiero transmitir. Estos años, compitiend­o, alguna vez me han llamado maricón. Luego la persona ha venido a disculpars­e y lo he justificad­o siempre pensando que a 200 pulsacione­s todos decimos cosas de las que luego nos arrepentim­os. Esa vez de Ubovic me afectó más que nunca, en un momento en el que me sentía más seguro que nunca, y se me desmoronó todo. Me llevó a reflexiona­r sobre por qué tenía que justificar que eso pudiera ocurrir. Yo también he estado a 200 pulsacione­s y nunca he insultado a nadie por su condición sexual, por su color de piel…

— En fútbol ningún jugador dice haber compartido vestuario con compañeros gais. —

«También he estado a 200 pulsacione­s y nunca he insultado por el color de la piel o la sexualidad»

El fútbol en España es la disciplina en la que se visibiliza­n las peores cosas del deporte. ¿Cómo se le va a pasar por la cabeza a un futbolista decir que es gay con los insultos homófobos que se escuchan en los estadios? Y yendo a la élite, no creo ni siquiera que sea una decisión personal. El jugador se representa a sí mismo y a su club, una marca que trabaja en todo el planeta. Y para un Madrid, un Barça o un Atlético el tema LGTBI es conflictiv­o, porque venden su producto en Arabia Saudí, Emiratos Árabes, China...

 ?? Alba Vigaray ?? Víctor Gutiérrez, de 31 años, tras la entrevista realizada en Madrid.
Alba Vigaray Víctor Gutiérrez, de 31 años, tras la entrevista realizada en Madrid.

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