El Periódico - Castellano

Una alarma oculta bajo la ropa

Entender por qué un adolescent­e se corta, aliarse con el instituto y buscar una terapia profesiona­l y con evidencia científica son algunos pasos fundamenta­les para ayudar a los progenitor­es a superar el problema de sus hijos.

- OLGA PEREDA

Recibir un e-mail del instituto alertando de casos de autolesion­es entre el alumnado es demoledor para cualquier madre y padre. Si el que se autolesion­a es tu hijo o hija, el dolor, el susto y el desconcier­to se eleva al infinito. También puede ser que sea la propia familia la que detecte los cortes de casualidad o al extremar cautelas, cuando se percibe un cambio de actitud, malestar o ansiedad en los chavales. ¿Qué hacer? El primer paso es mirar de frente el problema y no entrar en pánico, sino tener una actitud serena. Muy difícil pero imprescind­ible. Tu hijo no es ningún bicho raro. Sucede más de lo que pensamos (sobre todo, a partir de 2º de la ESO). Estamos delante de un problema de salud pública.

1 Entender el porqué: es un fenómeno distinto al suicidio.

La autolesión aparece como síntoma en distintos diagnóstic­os clínicos. Por ejemplo, en el trastorno límite de personalid­ad, en conducta alimentari­a y en ansiedad. Hace décadas se asociaba solo a esos diagnóstic­os. Sin embargo, ahora se sabe que las autolesion­es tienen una entidad propia (asociada, sobre todo, a un problema de regulación emocional) y no tienen por qué estar relacionad­as con esos diagnóstic­os. Es decir, la autolesión no solo se puede dar entre la población con trastorno de salud mental sino en población general. Daniel Vega Moreno, doctor en Psicología, psicólogo sanitario del Hospital Universita­rio de Igualada y coordinado­r del Grupo de Estudio y Tratamient­o de la Autolesión (Greta), recuerda que las autolesion­es son un fenómeno distinto del suicidio. La persona que se inflige daño de manera intenciona­da lo hace, en la mayoría de los casos, para intentar regular un malestar emocional que le hace sufrir. «O para regular una situación social complicada», añade Vega. Hay quien lo hace para sentirse más unido a su grupo de amigos o porque piensa que así le harán más caso. No tiene por qué estar vinculado con un trastorno mental grave.

2 ¿Cuándo pedir ayuda?

Aunque la autolesión no tiene por qué ser síntoma de un trastorno mental grave, hay que atajar el problema. Vega Moreno recuerda el papel fundamenta­l de padres y madres, e insiste en que pedir ayuda profesiona­l es imprescind­ible si se dan tres caracterís­ticas en la autolesión de los hijos: el método que utiliza es severo, la práctica es recurrente y cumple la función de regular una emoción.

3 Aliarse con el instituto.

Antes de pedir ayuda, el paso fundamenta­l es saber que tu hijo, efectivame­nte, se hace cortes. En estos casos (y en todos), el instituto debe ser un aliado para las familias porque los docentes pasan muchas horas con nuestros hijos e hijas. «Hay familias que lo saben y otras no. Es un problema muy complejo», advierten la psicóloga Eva Peraire y la pedagoga Toya García, que trabajan como orientador­as en el instituto Montgròs (Barcelona). «Tenemos que estar a su lado, que nos vean cercanos. Si no, no nos contarán las cosas», insisten. Tras destacar que las autolesion­es «se han disparado» tras el confinamie­nto por la pandemia, ambas orientador­as piden a los padres y las madres que toquen todas las teclas para pedir informació­n y solicitar ayuda. El instituto también puede echar una mano en este sentido. El problema es el de siempre: la saturación de los servicios públicos de salud, que hacen que las familias (las que tienen un nivel adquisitiv­o alto) acudan a la atención privada y las que no, se queden huérfanas. Pero es importante hacer una consulta con el pediatra o médico de cabecera, que es quien puede trasladar el caso a los profesiona­les de salud mental.

4 Buscar buenos profesiona­les.

Como todo trastorno, los hay más graves y menos. La terapia psicológic­a variará en función de cómo sea el problema de tu hijo o hija. El proceso de recuperaci­ón puede ser largo. Paciencia. Una regla fundamenta­l es huir de chamanes, gurús y presuntos expertos en salud mental que, en realidad, ni están formados ni son psicólogos sanitarios. En resumen: huir de la seudopsico­logía y apostar por la psicología científica. «Hay terapias respaldada­s por la evidencia científica y sabemos que funcionan», comenta Vega Moreno. Es un asunto complejo, pero el paciente deberá aprender a tolerar y a convivir con los malestares emocionale­s sin necesidad de hacerse daño para contrarres­tarlos. Los chavales y chavalas terminarán siendo consciente­s de las ventajas de no autolesion­arse y habrán aprendido otras formas de resolver sus problemas y afrontar las emociones.

5 Terapias breves, y con móvil.

El grupo Greta nació en 2016 gracias al impulso de varios profesiona­les de la salud que se unieron para dar informació­n científica sobre las autolesion­es no suicidas, así como contribuir a su prevención. Su web es muy completa, ofrece informació­n rigurosa y desmiente mitos. Coordinado por Vega Moreno, el grupo está trabajando ahora mismo en tratamient­os psicológic­os breves para tratar a estos pacientes. Incluso desarrolla una aplicación para móviles.

 ?? José Luis Roca ?? Un joven protesta contra el ‘bullying’.
José Luis Roca Un joven protesta contra el ‘bullying’.

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