El retrato (casi) definitivo de la familia Pujol
La docuserie dirigida por David Trueba es un portento de testimonios de primer nivel político, periodístico y del entorno directo de los Pujol, incluido uno de sus hijos, quien corrobora públicamente la desfachatez y la falta absoluta de ética con la que se ha movido buena parte del apellido.
Cuando alguien dentro de cien años quiera saber quién fue Jordi Pujol y su familia, la serie documental La sagrada familia, dirigida por David Trueba, será una de las mejores opciones para entender a este personaje y a los Pujol Ferrusola. En cuatro capítulos, la serie (HBO Max) es un portento de testimonios de primer nivel político, periodístico y del entorno directo de Pujol, incluido uno de sus hijos, Josep, quien corrobora públicamente la desfachatez y falta absoluta de ética con la que se ha movido buena parte de este apellido.
La serie en sí ya valdría la pena por las palabras de Josep Pujol cuando dice que en las transacciones inmobiliarias «gestionas una parte de tu dinero en b, una parte en blanco y otra en negro, y esa parte en negro ¿Dónde la metes?». O cuando afirma, sobre la ocultación de dinero en el extranjero: «Jamás pensamos que tendríamos que dar tantas explicaciones». Estas son las claves del documental:
1 La sonrisa de Felipe González.
A veces un gesto, un simple gesto, justifica toda una historia. El documental repasa todas las etapas vitales clave de Pujol. Entre ellas el escándalo por la pésima gestión de Banca Catalana, que finalmente una junta de jueces archivó pese a los informes de la fiscalía. Felipe González, presidente del Gobierno en esa etapa, da su testimonio sobre este episodio y afirma que la gestión del banco (que Pujol hizo suyo gracias al dinero de su padre), fue «espantosamente mala» y revela que pidió a los fiscales que volvieran a repasar durante 15 días sus escritos de acusación. En ese punto incluye una frase misteriosa: «Cuanto tiempo te deja acercarte a su mano el Papa». Y, pese al archivo judicial del caso, añade: «Pujol sabía y sabe que no tenía razón» en la defensa de su inocencia, que convirtió en un arma política. Así, esboza una sonrisa más que elocuente. Unos minutos antes traza una frase enigmática, hablando de Banca Catalana y del papel de la política.
2 Prenafeta y la palabra «consubstancial».
Uno de los testimonios clave del documental es el de Lluís Prenafeta, mano derecha de Pujol desde su acceso al Govern de la Generalitat. Sobre Prenafeta se afirma que era el auténtico responsable de una red clientelar de favores e influencias en entes como TV-3, entre otros. En sus declaraciones lo niega todo. Preguntado sobre la corrupción, dice: «Si hay algo de corrupción, que no digo que no, es consubstancial» y se remonta a la antigua Grecia.
3 La confesión.
El último capítulo de la serie hace una autopsia a fondo de la confesión de Pujol sobre la fortuna oculta en el extranjero por parte de toda la familia. Y los testimonios de expertos y analistas son de gran relieve. Con todo, sobresale la versión de Josep, hijo del ‘expresident’, con una actitud que retrata la desfachatez de toda una etapa. Se limita a hablar de un «posible delito fiscal», le resta toda importancia y considera un «error» la confesión de su padre. Sostiene todavía hoy que la estafa no merece escarnio. Lo define como una «mancha» y habla abiertamente de que en sus negocios sobre transacciones inmobiliarias se gestiona una parte del dinero «en con lo que «esa parte en negro, ¿dónde la metes»?. Una manera de justificar la ocultación de la fortuna a la hacienda pública.
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Los testimonios.
La serie documental es extraordinaria porque narra el inicio de la vocación política de Pujol todavía de niño, el perfil de sus padres, su activismo durante la dictadura, que lo llevó a la cárcel, la etapa en Banca Catalana, la victoria contra pronóstico en las primeras elecciones catalanas en 1980, la construcción de la Generalitat contemporánea, los pactos con el PSOE y el PP, su papel como «hombre de Estado» durante el 23-F, la corrupción en Convergència, el papel de la familia, el fin de su mandato, la sucesión, la confesión, la guerra sucia contra el independentismo y los Pujol... Todo ello con decenas de colaboradores de Pujol, periodistas, expresidentes como Felipe González y José María Aznar... La disección es detallada y coral.
5 Los puntos muertos.
El documental es un retrato exhaustivo, pero una figura que ha sido clave en la sociedad catalana durante más de medio siglo y con tantas aristas y contraluces permite bucear en otras facetas del personaje. Por ejemplo, en la sólida formación intelectual germanófila, que pese a ello hizo de Pujol un nacionalista nunca etnicista ni clasista, algo que no se podría decir de su esposa, Marta Ferrusola y de parte del soberanismo catalán. Sí escribió un texto insultante con el carácter andaluz cuando era joven, pero ha reiterado sus disculpas y siempre ha trazado un discurso catalanista que parte del respeto y admiración por España. Esa faceta intelectual de Pujol es clave para entender el tipo de nacionalismo gradualista, pactista y no rupturista que siempre practicó.
Otro elemento clave de Pujol y de su pensamiento político fue la preservación de la cohesión social. El documental describe la sorpresa de su victoria en 1980. Lo hizo gracias a una ardua tarea de visitas a pueblos de toda Catalunya para darse a conocer. Y lo hizo con el lema muy terrenal y alejado de discursos elaborados o ideologizados. Pujol mostró siempre su admiración por los luchadores sindicales y portavoces de la clase trabajadora catalana y la inmigración procedente del resto de España, como Paco Candel o más recientemente Arcadi Oliveres en el terreno de los valores cristianos de base.
Pujol no era de izquierdas pero siempre trazó un discurso respetuoso con estos valores. Su gestión en política social -poco abordada en el documental- daría para más de un capítulo, porque osciló entre el interés de los valores social cristianos y el clientelismo y la compra de voluntades. Su confesión daría al traste con buena parte del edificio ético que construyó con conferencias, libros e incluso un club de pensamiento que se llamó IVA (Idees, Valors, Actituds).
Sant Pancràs, salut i feina,
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