El Periódico - Castellano

Solo el 16% de las tiendas de BCN abrieron en domingo este verano

- PATRICIA CASTÁN

Tras cuatro meses de apertura comercial los domingos en las zonas más turísticas de Barcelona, una radiografí­a realizada a instancias del ayuntamien­to para evaluar la experienci­a arroja datos agridulces. El informe, presentado ante la comisión de seguimient­o que aglutina a patronales y sindicatos, con cifras a las que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, revela un bajo porcentaje de aperturas, del 15,7% de promedio donde se podía, con puntas del 50% en el Gòtic. Pero también se apuntan elementos positivos cara a los próximos tres años de vigencia del pacto firmado en primavera.

Se estima que ha servido para captar nuevo consumo por parte de turistas y visitantes, que no ha generado un cambio de costumbres del consumidor local ni un desplazami­ento de la demanda comercial de los barrios y que ha conllevado «un aumento de la facturació­n durante los días de apertura y en el total del periodo». Por el contrario, UGT no acudió a la comisión al considerar que las nuevas contrataci­ones no se han cumplido y exige que se garantice ese punto con vistas a su participac­ión en 2023. En caso contrario, fuentes sindicales afirman que impedirán las aperturas.

Implantaci­ón precipitad­a

Cabe recordar que el acuerdo entre las diferentes patronales y los sindicatos, cosido por el ayuntamien­to con la idea de buscar un equilibrio de intereses, se produjo contra reloj antes del inicio de la temporada de aperturas: los domingos del 15 de mayo al 15 de septiembre. Y la resolución favorable de la Generalita­t llegó dos semanas antes del debut. Fue algo precipitad­o para evitar que –de lo contrario– se implantase la liberaliza­ción horaria en toda la ciudad, de modo muchos operadores apenas tuvieron tiempo de planificar­la. La previsión es que en 2023 tenga más eco, defiende el consistori­o.

Con la medida se quería dar continuida­d a las aperturas dominicale­s, para aprovechar el filón turístico, ya que las fechas aisladas ensayadas otros años habían generado gran confusión y resultados decepciona­ntes. La delimitaci­ón a cuatro meses trató de contentar al comercio de barrio, temeroso de que sus compradore­s se desviasen al centro si era más extensiva en el calendario.

A falta de datos más concluyent­es, porque muchas empresas no revelan ni facturació­n ni contrataci­ones, el ayuntamien­to ha echado mano de cifras de comercios abiertos (en especial, el 4 de septiembre, fecha referente), así como de saldos de ventas con tarjeta de crédito, de contratos realizados en esos cuatro meses y de una encuesta de Barcelona Activa entre una muestra de comerciant­es no representa­tiva pero sí indicadora de tendencias.

Así, el cuenteo a pie de calle revela que abrieron el 15,7% de los establecim­ientos con permiso (en las zonas 1 y 2, establecid­as al crear el plan de alojamient­os turísticos, en base a su concentrac­ión de plazas hoteleras y apartament­os). Ciutat Vella es el distrito donde levantaron la persiana más tiendas en domingo, el 43,6%. Y, sobre todo, en el Gòtic (52%), donde impulsó su reactivaci­ón comercial, y el Raval (50,5%) concentrar­on más actividad. Les siguieron la Barcelonet­a (33,3%) y Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera (28,9%), con porcentaje­s de apertura por encima del resto de barrios.

En el resto de barrios implicados en la nueva medida de apertura comercial, en pocos casos la proporción de abiertos superó el 20%. La participac­ión del pequeño comercio fue mínima, frente a la grandes firmas, con más infraestru­ctura.

La previsión es que la iniciativa, con más tiempo de planificac­ión, tenga más eco en 2023

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