Solo el 16% de las tiendas de BCN abrieron en domingo este verano
Tras cuatro meses de apertura comercial los domingos en las zonas más turísticas de Barcelona, una radiografía realizada a instancias del ayuntamiento para evaluar la experiencia arroja datos agridulces. El informe, presentado ante la comisión de seguimiento que aglutina a patronales y sindicatos, con cifras a las que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, revela un bajo porcentaje de aperturas, del 15,7% de promedio donde se podía, con puntas del 50% en el Gòtic. Pero también se apuntan elementos positivos cara a los próximos tres años de vigencia del pacto firmado en primavera.
Se estima que ha servido para captar nuevo consumo por parte de turistas y visitantes, que no ha generado un cambio de costumbres del consumidor local ni un desplazamiento de la demanda comercial de los barrios y que ha conllevado «un aumento de la facturación durante los días de apertura y en el total del periodo». Por el contrario, UGT no acudió a la comisión al considerar que las nuevas contrataciones no se han cumplido y exige que se garantice ese punto con vistas a su participación en 2023. En caso contrario, fuentes sindicales afirman que impedirán las aperturas.
Implantación precipitada
Cabe recordar que el acuerdo entre las diferentes patronales y los sindicatos, cosido por el ayuntamiento con la idea de buscar un equilibrio de intereses, se produjo contra reloj antes del inicio de la temporada de aperturas: los domingos del 15 de mayo al 15 de septiembre. Y la resolución favorable de la Generalitat llegó dos semanas antes del debut. Fue algo precipitado para evitar que –de lo contrario– se implantase la liberalización horaria en toda la ciudad, de modo muchos operadores apenas tuvieron tiempo de planificarla. La previsión es que en 2023 tenga más eco, defiende el consistorio.
Con la medida se quería dar continuidad a las aperturas dominicales, para aprovechar el filón turístico, ya que las fechas aisladas ensayadas otros años habían generado gran confusión y resultados decepcionantes. La delimitación a cuatro meses trató de contentar al comercio de barrio, temeroso de que sus compradores se desviasen al centro si era más extensiva en el calendario.
A falta de datos más concluyentes, porque muchas empresas no revelan ni facturación ni contrataciones, el ayuntamiento ha echado mano de cifras de comercios abiertos (en especial, el 4 de septiembre, fecha referente), así como de saldos de ventas con tarjeta de crédito, de contratos realizados en esos cuatro meses y de una encuesta de Barcelona Activa entre una muestra de comerciantes no representativa pero sí indicadora de tendencias.
Así, el cuenteo a pie de calle revela que abrieron el 15,7% de los establecimientos con permiso (en las zonas 1 y 2, establecidas al crear el plan de alojamientos turísticos, en base a su concentración de plazas hoteleras y apartamentos). Ciutat Vella es el distrito donde levantaron la persiana más tiendas en domingo, el 43,6%. Y, sobre todo, en el Gòtic (52%), donde impulsó su reactivación comercial, y el Raval (50,5%) concentraron más actividad. Les siguieron la Barceloneta (33,3%) y Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera (28,9%), con porcentajes de apertura por encima del resto de barrios.
En el resto de barrios implicados en la nueva medida de apertura comercial, en pocos casos la proporción de abiertos superó el 20%. La participación del pequeño comercio fue mínima, frente a la grandes firmas, con más infraestructura.
La previsión es que la iniciativa, con más tiempo de planificación, tenga más eco en 2023