Pegados a la pantalla
Érase una vez una sociedad con los ojos pegados a una pantalla... La tecnología tiene dos caras. La primera es aquella que nos facilita la vida. Nos ayuda a ser más productivos, a comunicarnos con nuestros seres queridos o a mejorar nuestro rendimiento. Esta cara solo es útil y visible para aquellos afortunados que han conseguido desarrollar una relación sana con dicha tecnología.
Pero existe otra cara de la moneda, que afecta sobre todo a una parte vulnerable de la sociedad: los niños y los adolescentes. Adicciones, dificultades a la hora de interactuar cara a cara, problemas de autoestima, trastornos alimentarios… Casi todo son problemas que han existido siempre, pero si consultamos datos y estadísticas no resulta difícil encontrar una correlación entre las redes sociales y el aumento de estos trastornos.
Como persona joven, confieso que soy la primera que no imagina su vida sin un móvil o sin un portátil. Pero también creo que la dependencia nunca es buena y que debemos concienciarnos y concienciar a las nuevas generaciones sobre el uso de las tecnologías. Hagamos que, aunque no conozcan un mundo sin ellas, sí lo conciban. ■