Un timonel pactista al frente de la gran patronal
El revalidado presidente de la CEOE, con 35 años en cargos patronales, ha pactado en su primer mandato cuando ha podido evitar daños mayores. Eso le ha valido las críticas del ala más dura.
Si uno pasea por Getxo, junto a la ría de Bilbao justo cuando esta empieza a convertirse en mar, presencia lo que antaño fue –y hoy en día hasta cierto punto sigue siendo– el poderío de la burguesía vasca. Lo que hoy se ha rebautizado como empresariado atesora un desfile de imponentes palacios de finales del siglo XIX, declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco, edificados sobre la riqueza de la industria. Allí nació el ayer reelegido presidente de la CEOE, Antonio Garamendi Lecanda (1958). Garamendi proviene de un dilatado linaje de empresarios dedicados a la industria del mar. Su padre, Rafael Garamendi Aldecoa, fue presidente de la naviera Marítima del Nervión –hoy desaparecida– y él mantiene una gran afición por la navegación, según explican quienes le conocen.
Aunque si Garamendi ha revalidado su estatus como timonel de la gran patronal española no es por su trayectoria como empresario –que la ha tenido–, sino por su dilatada carrera dentro de las organizaciones empresariales.
En su primer mandato como presidente de la CEOE ha marcado un perfil posibilista, adoptando una estrategia de minimización de daños, pactando cuando ha podido evitar males mayores –como fue el caso de la reforma laboral, el primer bloque de la reforma de las pensiones o la subida del salario mínimo interprofesional de 900 a 950 euros– y desmarcándose de aquellos acuerdos de los que no podía sacar nada para la bancada empresarial. Lo que le ha valido las críticas de la ala más dura, que le ha recriminado que haya salido en demasiadas fotografías junto al Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.
Especialmente en los primeros compases de su mandato, coincidiendo con la pandemia y las múltiples prorrogas de los ertes covid, todas con acuerdo de la patronal y a cambio de millonarias exoneraciones de cuotas a favor de las empresas. Garamendi lleva desde los 29 años –hoy tiene 64– ejerciendo como representante de los patronos, pasando por todas los peldaños hasta situarse en la posición más elevada dentro escalafón patronal. Debutó fundando la Asociación de Jóvenes Empresarios del País Vaco, luego saltó a liderar las juventudes empresariales de toda España, más tarde fue elegido presidente de Cepyme, hasta hace cuatro años pasar a liderar la CEOE. De momento y desde ayer, para cuatro años más.
Presidente con sueldo
De ahí que sus detractores le critiquen tildándolo de «calienta consejos», en referencia a que lleva años sin ejercer como empresario. Otro dardo que suelen lanzarle es que se convirtió en el primer presidente de la patronal con sueldo, que diversas fuentes sitúan entre los 300.000 y el medio millón de euros. Esa dicotomía entre el empresario de verdad y el que acaba haciendo carrera dentro de las organizaciones empresariales es recurrente en los comicios patronales. Garamendi fue elegido por primera vez presidente de la CEOE en 2018, en aquella ocasión por proclamación y sin oponente. Ese apoyo unánime -o como mínimo indiscutido- lo obtuvo tras fracasar en su primer intento de presidir la gran patronal. Cuatro años antes perdió los comicios contra Juan Rosell, en aquella ocasión el candidato de Foment del Treball sí prosperó. Ayer, Garamendi se impuso en las elecciones, pero la existencia de una candidata alternativa evidencia un leve descontento entre sus filas.
■