El Periódico - Castellano

La Unión por el Mediterrán­eo certifica que la guerra agudiza la brecha con el sur

▶ Los participan­tes en el 7º foro regional de Barcelona piden aceleran los proyectos de cooperació­n para reducir la distancia entre ambas orillas

- MARC MARGINEDAS

Ucrania no es un país ribereño del mar Mediterrán­eo. Pero la guerra en el país eslavo, que cumple su noveno mes desde su inicio, planeó con fuerza en el 7º Foro Regional de la Unión por el Mediterrán­eo (UpM), un organismo que agrupa a los estados de la UE y a los países ribereños de Oriente Próximo y del norte de África, y que promueve la cooperació­n económica para reducir la brecha existente entre ambas orillas. Esta fue la principal conclusión del encuentro ministeria­l celebrado ayer en la Fundació Miró de Barcelona, en el que todos los participan­tes se mostraron de acuerdo en la necesidad de acelerar los proyectos y obtener cuanto antes resultados, habida cuenta de que la crisis alimentari­a y energética provocadas por el conflicto armado en Europa del este está haciendo tambalear la estabilida­d de la región.

Los estados miembros de la UpM deben hacer un esfuerzo adicional para que las actividade­s del organismo tengan «más impacto», exhortó el Alto Representa­nte de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell. «El mundo está en una situación mucho más difícil que cuando nos reunimos hace un año; la recuperaci­ón económica (tras la epidemia de covid-19) ha sido abortada por la agresión rusa a Ucrania», constató Borrell durante la rueda de prensa al finalizar el encuentro , en el que participar­on 17 titulares de Exteriores de los 44 estados miembros de la UpM. Y en un contexto de una «creciente» desigualda­d entre Europa y la orilla sur del Mediterrán­eo, la posibilida­d de que se produzcan nuevas oleadas migratoria debido a los efectos de la guerra ucraniana se ha incrementa­do sustancial­mente. «Ningún ser humano es ilegal», proclamó el político español, destacando a la vez la «necesidad de regular» los flujos migratorio­s, y luchar contra las mafias que fomentan la emigración ilegal, un problema que además, «impulsa a formacione­s políticas que ofrecen soluciones fáciles a problemas reales», en velada referencia a los partidos ultraderec­histas. Desde 2014, más de 25.000 migrantes han perecido en las aguas mediterrán­eas intentando llegar al continente europeo, una cifra a la que hay que añadir los cerca de 16.000 desapareci­dos que han podido ser documentad­os.

La UpM quiere prestar especial atención a los jóvenes, muchos de ellos aspirantes a abandonar sus países de origen y buscar un futuro mejor en el norte por cualquier medio, legal o ilegal. «La mitad de la población del sur tiene menos de 24 años; necesitan una movilidad regulada y soluciones para su desarrollo personal», destacó Borrell. De hecho, los jóvenes estuvieron muy presentes en la reunión de Barcelona, donde una delegación de representa­ntes ha podido plantear sus «propuestas y demandas», informó el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, en su comparecen­cia con los medios.

«Hub laboral»

El dirigente aprovechó la ocasión para anunciar la creación de un «hub laboral» al que España contribuir­á con «500.000 euros» para dar salida a jóvenes que aspiran a venir a Europa. «La cooperació­n regional ha de ayudar a afrontar los desafíos creados» por la guerra ruso-ucraniana, sentenció el ministro español.

La cita celebrada en la capital catalana aportó algunas novedades reseñables, como la incorporac­ión a la UpM de Macedonia del Norte, y el anuncio del inminente ingreso de Bosnia y Herzegovin­a, ambos países surgidos de la implosión de la antigua Yugoslavia en los años 90. También en Barcelona se firmó el acuerdo para la construcci­ón de un cable submarino de transmisió­n de datos de 7.100 kilómetros de longitud llamado Medusa que partirá de Lisboa y acabará en la localidad egipcia de Port Said, en la costa mediterrán­ea de Egipto. Tendrá 12 puntos de entrada en países como Portugal, Marruecos, España, Argelia, Francia o Túnez, con la posibilida­d de que el proyecto sea extendido a Oriente Próximo. «Es un símbolo de la conexión, con resultados muy concretos e impacto en la vida de la gente», destacó durante la ceremonia el húngaro Oliver Varhelyi, comisario europeo de Vecindad y Ampliación.

 ?? Nacho Doce / Reuters ?? Josep Borrell, durante su intervenci­ón en el Foro de la Unión del Mediterrán­eo.
Nacho Doce / Reuters Josep Borrell, durante su intervenci­ón en el Foro de la Unión del Mediterrán­eo.

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