Irán, la valentía de una selección que no se calla
El concepto de la libertad es muy relativo. Para un occidental, es evidente que en Catar no la hay, por mucho que sus dirigentes hayan construido una especie de show de Truman durante el Mundial para simular con grandilocuencia que sí. Para un iraní, en cambio, este país es un espacio de liberación en el que poder expresarse, con el único y lógico miedo de sentirse observado por el régimen totalitario de Alí Jamenei y de las consecuencias que eso le pueda acarrear en su regreso casa.
Y, en ese contexto, Irán disputa un Mundial de fútbol, que arrancó con una abultada derrota por 6-2 frente a Inglaterra el pasado lunes. «Nuestra selección no es tan mala deportivamente, pero mentalmente no están preparados. Todos estamos muy preocupados por lo que pasa en nuestro país y ellos todavía más, porque se saben muy observados», comenta un periodista iraní.
El día del debut, cuando sonó el himno de Irán, los jugadores se mantuvieron en un reivindicativo silencio, mientras desde las gradas sus seguidores mezclaban el bullicio con los peinetas, apoyando el gesto de los futbolistas y llamando la atención del mundo. «No es nuestro himno nacional, es el del régimen», despacha el periodista, cuyo nombre, como el de todos los que aparecen en este reportaje, ha de permanecer en el anonimato. Todos temen las represalias. Este
El equipo iraní, a excepción de dos de sus 25 jugadores, secunda las protestas de su pueblo contra la represión de los ayatolás. El seleccionador Carlos Queiroz, en cambio, es acusado de connivente, o cuanto menos equidistante, con el régimen: «No le queremos», dicen los aficionados.
viernes, frente a Gales (11.00 horas), tampoco entonarán el himno impuesto por la teocracia.
De los 25 convocados por Carlos Queiroz para la cita de Catar, solo dos apoyan, o al menos no censuran, a los ayatolás: Vahid Amiri y Mahdi Torabi. El resto secundan la contestación popular desatada tras la muerte bajo custodia policial de Maha Amini, una joven de 22 años detenida por la policía del régimen por no llevar correctamente puesto el velo. Desde entonces, oenegés internacionales estiman que han fallecido alrededor de 400 personas en sucesos vinculados a protestas populares.
«Las condiciones de nuestro país no son las adecuadas, nuestra gente no es feliz. Estamos aquí, pero eso no significa que no debamos ser su voz», afirmaba estos días el capitán Ehsan Hajsafi. Palabras que encuentran el respaldo de los aficionados: «Están siendo valientes, porque todo lo que digan tendrá consecuencias cuando regresen a Irán. No les encarcelarán, pero pagarán un precio por apoyar al pueblo».
La queja de Queiroz
«Nuestro equipo no es tan malo, pero mentalmente no están preparados», dice un periodista