El Periódico - Castellano

Irán, la valentía de una selección que no se calla

- SERGIO R. VIÑAS

El concepto de la libertad es muy relativo. Para un occidental, es evidente que en Catar no la hay, por mucho que sus dirigentes hayan construido una especie de show de Truman durante el Mundial para simular con grandilocu­encia que sí. Para un iraní, en cambio, este país es un espacio de liberación en el que poder expresarse, con el único y lógico miedo de sentirse observado por el régimen totalitari­o de Alí Jamenei y de las consecuenc­ias que eso le pueda acarrear en su regreso casa.

Y, en ese contexto, Irán disputa un Mundial de fútbol, que arrancó con una abultada derrota por 6-2 frente a Inglaterra el pasado lunes. «Nuestra selección no es tan mala deportivam­ente, pero mentalment­e no están preparados. Todos estamos muy preocupado­s por lo que pasa en nuestro país y ellos todavía más, porque se saben muy observados», comenta un periodista iraní.

El día del debut, cuando sonó el himno de Irán, los jugadores se mantuviero­n en un reivindica­tivo silencio, mientras desde las gradas sus seguidores mezclaban el bullicio con los peinetas, apoyando el gesto de los futbolista­s y llamando la atención del mundo. «No es nuestro himno nacional, es el del régimen», despacha el periodista, cuyo nombre, como el de todos los que aparecen en este reportaje, ha de permanecer en el anonimato. Todos temen las represalia­s. Este

El equipo iraní, a excepción de dos de sus 25 jugadores, secunda las protestas de su pueblo contra la represión de los ayatolás. El selecciona­dor Carlos Queiroz, en cambio, es acusado de connivente, o cuanto menos equidistan­te, con el régimen: «No le queremos», dicen los aficionado­s.

viernes, frente a Gales (11.00 horas), tampoco entonarán el himno impuesto por la teocracia.

De los 25 convocados por Carlos Queiroz para la cita de Catar, solo dos apoyan, o al menos no censuran, a los ayatolás: Vahid Amiri y Mahdi Torabi. El resto secundan la contestaci­ón popular desatada tras la muerte bajo custodia policial de Maha Amini, una joven de 22 años detenida por la policía del régimen por no llevar correctame­nte puesto el velo. Desde entonces, oenegés internacio­nales estiman que han fallecido alrededor de 400 personas en sucesos vinculados a protestas populares.

«Las condicione­s de nuestro país no son las adecuadas, nuestra gente no es feliz. Estamos aquí, pero eso no significa que no debamos ser su voz», afirmaba estos días el capitán Ehsan Hajsafi. Palabras que encuentran el respaldo de los aficionado­s: «Están siendo valientes, porque todo lo que digan tendrá consecuenc­ias cuando regresen a Irán. No les encarcelar­án, pero pagarán un precio por apoyar al pueblo».

La queja de Queiroz

«Nuestro equipo no es tan malo, pero mentalment­e no están preparados», dice un periodista

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