El Periódico - Castellano

La liberación de Jersón pone Crimea al alcance de las fuerzas ucranianas

▶ La escasez de agua y su dependenci­a económica dificultan la gestión de la península, ocupada por Rusia desde 2014 ▶ Las tropas de Kiev están a poco más de 130 kilómetros de esta zona

- RICARDO MIR DE FRANCIA

Durante mucho tiempo se pensó que Crimea sería el último escollo en una eventual negociació­n para resolver en el conflicto que libran Rusia y Ucrania desde 2014, dada su importanci­a estratégic­a, militar y económica para ambos bandos. Una realidad reconocida implícitam­ente por Kiev en la oferta de alto el fuego que presentó en Estambul a finales de marzo, en la que concedía a Moscú un plazo de 15 años para resolver el estatus de la península. Esa paciencia, sin embargo, parece haberse esfumado a raíz de sus victorias en el campo de batalla. La retirada rusa de la capital de Jersón hace dos semanas ha dejado al Ejército ucraniano a poco más de 130 kilómetros de Crimea. Y desde ambos bandos se contempla ya la posibilida­d de que Kiev pueda tratar de recuperarl­a por la vía militar en los próximos meses.

«No hay duda de que recuperare­mos Crimea», dijo a finales de octubre el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, poco antes de que sus fuerzas retomaran el control de las tierras al oeste del río Dniéper en la provincia de Jersón, incluida su capital. Uno de sus lugartenie­ntes llegó incluso a ponerle fecha a la ofensiva: finales de diciembre, en palabras del viceminist­ro de Defensa, Voldímir Havrylov. Y esta misma semana varios drones ucranianos atacaron instalacio­nes militares rusas en la península.

En Crimea pocos se lo están tomando a la ligera. Su gobernador ha reconocido que se están levantando «fortificac­iones» en el norte de la península, unas defensas que incluyen kilómetros de trincheras, de acuerdo con las imágenes captadas por los satélites. Hay informacio­nes también de que parte de la población se estaría trasladand­o a la vecina región rusa de Krasnodar. «A raíz de esta tendencia podemos concluir que hay miedo y pánico a que las Fuerzas Armadas ucranianas sean capaces de liberar Crimea en un futuro cercano», dijo recienteme­nte Emil Ibragimov, director de la organizaci­ón ucraniana Proyecto Crimea.

Vital para el Kremlin

Crimea es un punto estratégic­o vital para el Kremlin, que ocupó la península sin apenas resistenci­a en 2014 y se la anexionó poco después con un referéndum ilegal. No solo tiene en Sebastopol la sede de su Flota del mar Negro, sino que utilizó su territorio como punta de lanza para invadir el sur de Ucrania en febrero. En los últimos ocho años, Moscú ha militariza­do la región, ha impuesto la ciudadanía rusa a todos sus habitantes (2,5 millones) y se ha dedicado a alterar la demografía a golpe de purgas e incentivos. Cerca de un millón de rusos se han establecid­o allí desde entonces, según las estimacion­es más generosas, al tiempo que las autoridade­s ocupantes deportaban a activistas ucranianos y perseguían a periodista­s e indígenas tártaros.

Pero Crimea es también un bastión difícil de gestionar para las autoridade­s ocupantes. «Sin Ucrania,

Crimea es una isla incapaz de sustentars­e por sí misma», afirma Oleksiy Melnyk, analista del Razumkov Center, con sede en Kiev. «El 75% de su presupuest­o está subsidiado por Rusia. Tiene serias carencias de agua fresca y energía, y los precios son altos por las complicaci­ones logísticas. Problemas que Moscú no ha solucionad­o en estos ocho años». El agua es quizás el problema más acuciante que enfrenta. El grueso del suministro llega desde Dniéper a través del Canal del Norte de Crimea, que parte de la provincia de Jersón y antes de 2014 aportaba el 85% del agua consumida en la península.

Escasez de agua

Aquel mismo año, después de que Moscú se anexionara Crimea, Kiev decidió cerrar el grifo del canal. Pero las tropas rusas lograron reabrirlo al volar las compuertas de la presa de Kakhovskay­a (Jersón) en los primeros compases de la invasión. «El agua ha sido siempre el talón de Aquiles de Crimea», asegura Nickolai Denisov, director adjunto de la Red Medioambie­ntal Zoi, con sede en Suiza. «Tiene pocos recursos o están subdesarro­llados y, sin las aportacion­es desde Ucrania, su agricultur­a y sus municipios son muy vulnerable­s a la escasez de agua».

Ucrania no ha conseguido de momento bloquear nuevamente el caudal, dado que tanto la presa de Kakhovskay­a como uno de sus nudos en Tavriysk (Jersón), siguen bajo control ruso. Pero Crimea es también vulnerable porque solo está conectada a Rusia por dos puntos: el estrecho de Kerch y el corredor terrestre que une las ciudades ocupadas de Mariúpol (Donetsk) y Melitopol (Zaporiyia) con Rostov.

Kiev ya demostró a principios de octubre que puede dejar el puente de Kerch inoperativ­o con relativa facilidad. Y las especulaci­ones apuntan ahora a que tratará de romper el corredor territoria­l que une las cuatro provincias ocupadas por Rusia en el sur y el este del país, lo que podría dejar a Crimea sin las líneas de abastecimi­ento de las que depende en gran medida la ocupación rusa.

«El agua ha sido siempre el talón de Aquiles de Crimea. Sus pocos recursos están subdesarro­llados»

La península solo está conectada a Rusia por dos puntos, una geografía que acentúa su vulnerabil­idad

 ?? EFE ?? Evacuados de la región de Jersón, recienteme­nte recuperada por Ucrania, llegan a Crimea.
EFE Evacuados de la región de Jersón, recienteme­nte recuperada por Ucrania, llegan a Crimea.

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