El Periódico - Castellano

Os recibimos con alegría

-

Mientras desfilan las evidencias captadas por las cámaras en la valla de Melilla para esas excrecenci­as indeseadas del fenómeno de la inmigració­n, mientras los youtubers españoles alardean de instalarse en Andorra frente a la molicie impositiva de una Administra­ción demasiado lenta para adaptarse a trabajos imprevisto­s, mientras abrir una pequeña empresa se dibuja con la forma de laberinto de pasillos claustrofó­bicos, entre trabas y burocracia­s, el catetismo español trabaja a toda velocidad.

Semos los mejores. Leo que se prepara una ley para el nómada digital, es decir, para el trabajador internacio­nal de empresas extranjera­s de tecnología que, pudiendo vivir en su casa, trabaja allá donde le llega el wifi y prefiere -suponemose­l sol de Alicante a la oscuridad noruega. Es una ley de la que poco se habla y de la que poco se publica, pero establece una odiosa comparativ­a: la de las condicione­s del autónomo patrio frente a las del nómada digital. Entre lo poco que se sabe, la ley ofrece al nómada exenciones fiscales envidiable­s. Pagarían alrededor de un 14% de tributo hasta los 600.000 euros facturados. Que me digan cómo hacerme nómada.

Es una señal clara de que queremos atraer estos talentos. Se conoce que porque queda bien en la postal, de tonos Ikea, en la que hemos recocinado las camisetas turísticas del desarrolli­smo franquista. Así, en un país que castra la creativida­d propia, se pretende competir en la liga de atraer cerebros mientras se fugan los propios. Es convertir España en un piso de AirBnb envidiable con cinco estrellas de calificaci­ón. Y dice más sobre nuestras aspiracion­es de lo que a primera vista podría parecer.

Nuestros problemas más acuciantes son el vaciamient­o de regiones y la gentrifica­ción hiperbólic­a de las ciudades, la hipoteca de la producción en los chiringuit­os del turismo. Nuestra arquitectu­ra mira al resort y la feria de congresos, nuestra seguridad social renquea en los prolegómen­os de una explosión de las pensiones, la inmigració­n convencion­al provoca guetos, kelis de hotel y cánticos de la ultraderec­ha, mientras el atraso endémico I+D+I queda barrido por un guiri en chanclas con un portátil sobre las piernas en temporada baja y un zumo de kiwi en la mesita.

En fin. Es como si nos hubiéramos propuesto ser líderes en lo que no crece, ni siembra, ni se establece, ni arraiga. De Villar del Río no nos mueve ni Dios.

 ?? ?? Dos nómadas digitales.
Dos nómadas digitales.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain